LA
SOCIALDEMOCRACIA, ¡NO HA MUERTO!
Titular estas
reflexiones con el nombre que le he dado, responde al profundo convencimiento
de que la realidad objetiva que nos ofrecen los partidos socialdemócratas, en
los países de la Unión Europea, es bastante preocupante.
Pero de ningún
modo, la Socialdemocracia está muerta, lo que necesitan es cambiar el disco, el
discurso y su programa así como los términos del debate sobre los problemas más
acuciantes que hoy padecemos la inmensa mayoría de la sociedad. Si se quiere
recuperar, un lugar decisivo para solucionar dichos problemas y recuperar así,
el espacio político que antaño se ocupaba: “Ese
es el único camino”.
Porque para hacer
frente en cada país, al declive de cada partido en sus resultados electorales y
a impedir la fragmentación de su electorado, que viene a reforzar el auge del
populismo, los partidos socialdemócratas tienen que elaborar y proponer un
proyecto político que de solución a los problemas que hoy están a la orden del
día, en todos y en cada uno de los países de la Unión Europea.
El paro, las
desigualdades, y el deterioro creciente de los derechos que antaño formaron
parte de los Estados de Bienestar, que la socialdemocracia contribuyo
decisivamente a su creación tras la II Guerra Mundial, deben de ser entre
otros, los componentes esenciales de ese nuevo discurso socialdemócrata.
Porque el problema
real que hoy tienen los partidos socialdemócratas, no es nuevo. Hay razones de
carácter estructural que explican ese declive: Los trabajadores están menos
sindicalizados, las identidades tradicionales de clase se han desdibujado o
confundido, y los sistemas de partidos tradicionales también se han desgastado
en las últimas décadas. Pero además, la globalización ha introducido nuevas
dificultades que ha generado divisiones entre los votantes, lo que ha
fragmentado aún más el voto de la izquierda.
Y aunque haya que
recordar, que la mayor parte de los
problemas actuales precedieron a la
reciente crisis, no está demás señalar: El relativo estancamiento de los
ingresos reales y de los niveles de vida de los trabajadores y de las clases
medias; el declive de la movilidad social; el aumento de la inseguridad en el
empleo motivado por los cambios tecnológicos y la liberalización de los
mercados comerciales ó financieros; ó las transformaciones culturales y
sociales provocadas en parte por la inmigración. Porque esto han sido factores
que se manifestaron décadas antes de la Gran Recesión que estamos sufriendo.
Y ante estos
fenómenos, la Socialdemocracia no reconoció la urgencia de dar soluciones a
estos problemas. Y la combinación más tarde, de estos problemas de la Gran
Recesión y las restricciones fiscales impuestas desde Bruselas a los miembros
de la Eurozona, han venido a agravar esos problemas, lo que ha llevado consigo
el descontento de los votantes, que han abandonado a los partidos Socialdemócratas.
Por lo tanto, la
recuperación de un nuevo papel de los partidos socialista, pasa evidentemente
por el reconocimiento de los errores y el conocimiento de las ansias económicas
y culturales de los votantes que les
han abandonado.
Porque los partidos
socialdemócratas, en lugar de aceptar ciegamente, la austeridad y las políticas
de ajuste, desde la participación en los Gobiernos “De la gran coalición derecha-izquierda” se han coinvertido a los
ojos de quienes les votaron, en cómplices de las políticas neoliberales de esos
mismos Gobiernos.
Ese es, desde mi
punto de vista, el problema actual del histórico socialismo democrático, es la
aceptación y aplicación de la austeridad y el neo-liberalismo, que disfrazado
de un social-liberalismo en los partidos los convirtió por su sometimiento a
las políticas del neo-liberalismo, en unos partidos con serias y objetivas
dificultades para recuperar un espacio de mayor influencia social. Y que en
caso de continuar con esas prácticas, les llevaría irremediablemente a la
intrascendencia política, lo que sería además un factor que contribuiría al
crecimiento de los populismos de un claro signo ultraizquierdista, o del otro signo
en Europa.
Pero de reconocer
los problemas de los partidos socialdemócratas, a la aceptación de que la
Socialdemocracia, ha muerto, hay un buen trecho, una gran diferencia. Porque el
reconocimiento de los errores de los partidos socialdemócratas, es solo el
primer paso, el requisito fundamental, para proceder a la regeneración de cada
partido, en cada país de la Eurozona.
Otra cosa es, que
desde el populismo ultraizquierdista, se pretenda enterrar políticamente a los
partidos socialdemócratas. Ese deseado y tremendo “Sorpasso” de hecho, solo favorece a los intereses de la derecha
política y económica en cada país. Y de eso en nuestro país, tenemos un buen
catálogo con Pablo Iglesias, Mariano Rajoy y todo el poder mediático y económico
del que han dado, prueba para impedir el triunfo de Pedro Sánchez y del
proyecto de regeneración política del PSOE en el marco de una nueva concepción
del papel de la Socialdemocracia, en la
segunda década del Siglo.
Precisamente, en
nuestro país, Pedro Sánchez lo que ha venido defendiendo y logrado con el apoyo
mayoritario de los afiliados, ha sido la necesidad de detener el declive del
PSOE, y de las políticas “abstencionistas”
ante las muy conservadoras del Gobierno de Mariano Rajoy. Comportamiento que, a
su vez es la confrontación efectivamente
al auge del populismo.
Y ese es el gran
acierto político de Pedro Sánchez y del PSOE, el reconocimiento de las malas
prácticas verificadas, y de las auténticas necesidades económicas, sociales y
culturales de los votantes que dejaron de votar al PSOE, y definir como lo ha
hecho, un nuevo proyecto, en lugar de respaldar ciegamente, las políticas del
Gobierno de Mariano. Rajoy.
Y ese
comportamiento de Pedro Sánchez, y del PSOE,
debería ser un ejemplo, para una buena fotocopia, para seguir en otros
países. Donde los líderes socialdemócratas deberían de dejar de esconderse detrás de la
globalización, y ponerse a desarrollar políticas progresivas que reduzcan la
desigualdad, y que favorezcan el desarrollo económico, con reformas laborales
que protejan a los trabajadores y las
capaciten para satisfacer las demandas del futuro, entre otras medidas.
Yo sé, que no es
tarea fácil lo que estoy señalando, porque muchas soluciones, necesitan ser implementadas a nivel Europeo. Pero si se
quiere tener una oportunidad, la izquierda tiene que cambiar el discurso en el
debate, porque las personas que hoy se sienten perdedoras de la globalización,
necesitan algo más que beneficio sociales, necesitan empleos estables y con
salarios dignos. Y ese es el reto, entre otros, a los que tienen que hacer
frente, los partidos socialdemócratas.
La
socialdemocracia, no ha muerto, pero necesita cambiar su discurso, muchas veces
similar al de la derecha, si quiere hacer frente a la fragmentación de su electorado
tradicional y a la recuperación del espacio social perdido.
Y para eso, lo sé,
no hay un plan fácil para reconstruir esa confianza del electorado, pero es
urgente que esa hoja de ruta se empiece cuanto antes en los países de la
Eurozona.
Ojala la reacción
que se ha verificado en el PSOE de la mano de Pedro Sánchez, pudiese contagiar
a los líderes de los partidos socialdemócratas en la Europa de Bruselas. Y que
las resistencias de lo viejo, no sea óbice para no iniciar “sus caminos” para la regeneración política de sus partidos en
Francia, Alemania, Italia, el Reino Unido y Holanda, porque ello es tan
necesario para sus propios países, como necesario
es, para lograr el triunfo de la socialdemocracia en las instituciones europeas
y poder efectuar la reestructuración democrática de un Europa distinta a la que
hoy solo vive y responde a los intereses del gran capital.
25 mayo 2017.