REFLEXIONES MIENTRAS SE CONSTITUYE EL
GOBERNO.
En mi último artículo “Las
posibles ingobernabilidades de España” ya dejaba bien claro lo fundamental tras
las elecciones generales: el reto que planteaban los resultados surgidos de las
urnas acerca de ¿Qué proyecto de Gobierno se va a poder llevar a cabo en
España?
Los resultados de las elecciones generales del 20
D, no han dado la mayoría absoluta a ningún partido, si bien el PP ha sido el
partido más votado, seguido por el PSOE.
Estos resultados en sí,
han venido a marcar el inicio de una nueva etapa en la historia de nuestra
democracia. Nueva etapa porque después de un largo periodo de estabilidad
institucional y de alternancias en el Gobierno que fueron posibles por las mayorías
electorales que alcanzaban por decisión de los españoles el PSOE y el PP. Ahora
hemos pasado de ser un país donde cada partido tenía capacidad para ofrecer
alternativas de un
signo o de otro, de derecha ó de izquierda, viables de Gobierno, a ser un país
con un sistema multipartidista, en el que cuatro partidos fundamentalmente el PP,
PSOE, Ciudadanos y Podemos, se han disputado y repartido el grueso de los
escaños del Congreso de Diputados.
Y dado que ningún partido
ha obtenido los votos necesarios que lo proclamasen partido mayoritario a la
hora de configurar el Gobierno, y que la repartición de los escaños entre los
partidos, hacen a todas luces insuficientes para gobernar con un mínimo de
estabilidad a cualquier partido. Esa nueva distribución de escaños, implica que
para formar cualquier Gobierno, va a requerir de negociaciones, pactos y
acuerdos, al menos entre dos ó tres fuerzas políticas de las cuatro principales,
PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos, además de los apoyos que en algunos casos se
requerirían de algunos grupos minoritarios.
La distribución de las
representaciones en el Congreso de Diputados actualmente implica que la
formación de cualquier Gobierno estable va a requerir negociaciones, pactos y
acuerdos para intentar configurar un nuevo tipo de programa que tenga respaldos
mayoritarios y que sea capaz de hacer frente a los acuciantes problemas
actuales.
Una tarea complicada, yo
diría que casi, casi imposible. Los días transcurridos desde el 20 D sin que
aun se sepa quién va a gobernar este país son la constatación de lo complicado
para cada una de las cuatro fuerzas fundamentales de alcanzar un acuerdo para
la investidura del Presidente del Gobierno. Es más, el tiempo de esa
constitución puede dilatarse e incluso que haga imposible la constitución del
Gobierno, más allá del tiempo a que estábamos acostumbrados en España. Y que se
tengan que convocar unas nuevas elecciones.
Una primera impresión que
me han dado los resultados de estas elecciones y el mapa de representación
actual, es que han sido recibidos con gran alegría por aquellos grupos,
partidos y “los activistas revolucionarios de Facebook” que llevaban años
manifestando el mantra de “el PP y el PSOE la misma mierda es”, como fórmula
para acabar con el anterior modelo de bipartidismo imperfecto o incompleto. Una
campaña intensa y orquestada para restar credibilidad y viabilidad al modelo al
que se había llegado, y al que han
querido presentar como la principal causa de todos los males y problemas que
padecemos.
Yo espero, que cuando ha
sido evidente la desigualdad manifiesta entre el PSOE y el PP en la anterior
legislatura y que los resultados del 20 D, a pesar de seguir siendo los dos partidos más votados por los
españoles. Superado el modelo que se criticaba, todos los males y problemas sean
atajados en sus raíces causales y nos encaminamos hacia una España, especie de
Arcadia feliz y próspera.
O vamos a ir hacia un periodo de mayores
debilidades de las representaciones políticas, en un contexto general de inestabilidades
gubernamentales, que desde luego no constituyen la mejor manera de enfrentarnos
como país a los retos que tenemos por delante.
Hacia dónde vamos a ir
como país, no está aún escrito. Yo espero que de este episodio de nuestra
Historia que estamos escribiendo, los españoles aprendamos algo muy importante,
y aquellos que estuvieron propagando mentiras y falsedades dirigidas contra el
PSOE, se enteren de la consecuencias de lo que han estado propagando, y
abandonen la estrategia anti-PSOE que
han venido practicando algunos desde sus orígenes, que ha constituido el mejor aliado
de la derecha económica y política de nuestro país.
Porque es de lamentar que
un país como el nuestro, que sociológicamente es mayoritariamente de
izquierdas, que antes de las elecciones quería netamente un cambio de Gobierno,
al final de las elecciones las izquierdas aparecen fragmentadas y divididas en
el Congreso de los Diputados.
Y España necesita un
Gobierno fuerte y serio que resuelva los problemas pendientes sin crear otros
nuevos, ni destruir lo que está bien ó lo que está bien orientado.
Y si hay alguien, que
considera que debemos afrontar esta legislatura para abordar y resolver solo los
asuntos corrientes de todo Gobierno, creo que se confunde.
A mí me parece que estamos
ante asuntos de una gravedad extraordinaria que exigen medidas que afectan a
nuestra convivencia y a algunas reglas del juego, y eso hace muy, pero que muy difícil que las fuerzas políticas se pongan
de acuerdo. Sin embargo ante los retos extraordinarios que hay que abordar,
estos piden extraordinarios grandes acuerdos.
En primer lugar, sería
suficiente, aunque nada fácil lograr mayorías de un signo o de otro, de derecha
ó de izquierda, para llevar adelante un programa de esas características. Pero
yo no creo que, por ejemplo, la Reforma
de la Constitución ó de la Ley Electoral, así como otras reformas se pueda
realizar desde la derecha o desde la izquierda. A lo mejor me equivoco, pero
sinceramente creer hoy en esas posibilidades, que desde un extremo ideológico ó
desde el opuesto, desde la derecha o desde la izquierda, pueden llevarse a cabo,
no deja de ser un sueño muy bonito, pero como dijo aquel, “Los sueños, sueños
son”.
Es verdad que si se
admiten los grandes retos extraordinarios que hay que abordar, es fácil aceptar
al menos teóricamente, la necesidad de grandes acuerdos. Y que junto a la
necesidad de cambios, eso parece que ha sido también el mensaje que se dio en
el 20 D, el de los grandes acuerdos.
Acuerdos para lograr un
crecimiento económico sostenido que cree empleo de calidad, para lograr una
relación con Europa donde España salga fortalecida, se tomen medidas urgentes
para hacer frente a la pobreza y la desigualdad, francamente inadmisibles.
Realizar una reforma fiscal progresiva que acabe con el escándalo de la
evasión, y un gran acuerdo sobre Educación. Tenemos que afrontar reformas
constitucionales que blinden ciertos derechos sociales y aborden la cuestión
territorial, etc. Cuestiones sobre las que se pueden llegar a acuerdos entre
todas las fuerzas políticas, si hay voluntad política, salvo las que se
excluyan.
Claro que plantear como está haciendo el líder
de Podemos, Pablo Iglesias, el derecho
de autodeterminación para Cataluña, no es una propuesta para reformar la
Constitución, sino simplemente plantear otra diferente, lo que hace ya de entrada
inviable cualquier consenso.
Yo creo que habría quizá
que invertir las conversaciones conspiratorias de las fuerzas políticas, más
interesadas en alcanzar más cuotas de poder. Y dar paso a un amplio debate de
todas las fuerzas políticas y a los acuerdos alcanzados antes de la
investidura, no después.
Porque pedir al PP ó al
PSOE, ó a quien sea, que apoyen ó se abstengan para que el otro gobierne, ateniéndose
a los cálculos aritméticos, así sin más, no va a servir para salir del
atolladero en que están cada uno de los cuatro partidos. Los citados y Podemos
y Ciudadanos y el conjunto del país que está inmerso. Lo fundamental seria llegar y hacer públicos
los acuerdos alcanzados, que de por sí, ya garantizaran medidas que
empezasen a resolver problemas. Y
después la investidura creo que no sería tan
complicada llevarla a buen término.
Pero hoy, si no se tiene
un diagnóstico común entre el PP, PSOE, Ciudadanos, y Podemos de lo fundamental
que ya he señalado en anterior párrafo, o falta la lucidez para llegar a acuerdos
concretos sobre los extraordinarios problemas que ya he señalado. Lo inevitable
va ser que acabemos en nuevas elecciones.
Yo deseo que los líderes actuales
tengan la suficiente inteligencia y la capacidad de dosificarla convenientemente
por el interés de los españoles. Porque si no es así, las nuevas elecciones solo
van a prolongar la dramática situación que estamos viviendo, porque los riesgos
de que cambien la correlación de fuerzas por los resultados de las urnas, no está
garantizado.
6
de enero 2016
Me parece que lo que tu deseas no es posible, para eso hace falta gente con altura política como la había en la transición y no creo que los lideres de hoy estén a la altura de la situación que vivimos, yo le diría a Pablo Iglesias que en lugar de decir adios 78 dijera ¿Cómo lo hicieron en el 78?
ResponderEliminarRafa de manchelerria
Si Rafa, faltan lideres con talla. Pero he querido opinar sobre la España que tenemos. Y como la distribución de escaños no permite la gobernabilidad. O se hace un acuerdo sobre las medias a tomar antes de hablar de la investidura o vamos directamente a nuevas elecciones. Pero lo malo es que los resultados de estas no esta garantizado de que vayan a modificar sustancialmente la correlación de fuerzas. Esa es la España que tenemos.
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