LA
AGENDA POLITICA EN
CLAVE EUROPEA.
Estamos
viviendo en el marco de unas convulsiones políticas y sociales, que nos impiden
transformar lo que podía ser un mundo mejor, debido al espíritu nacionalista, y
de negación a la vida colectiva, a la coordinación, a la paz y la prosperidad
de los pueblos, que se está produciendo en el planeta.
Nunca
se había dado en la historia, que tanto EE.UU., Rusia y China, estuvieran de
acuerdo en considerar que, Europa es su enemigo, o como mínimo, un peligroso competidor.
Hoy Trump, Putin y Xi Jimping, al frente de estos países, tienen en común el
deseo de destruir Europa.
Y
esas coincidencias políticas, son muy peligrosas y están contribuyendo a la
agudización del panorama político que se está viviendo en los países de la
Unión Europea, donde el anti-europeísmo es la característica que está en el orden del día de los procesos
electorales.
Es
verdad que hoy, las dificultades de Europa, son grandísimas y considerables. Porque
tras la crisis y la consiguiente recesión económica, el terrorismo yihadista
que actúa inmunemente segando las vidas y generando un clima de terror y de
atemorizados ciudadanos, las inmigraciones y la degradación de la condiciones
de vida y trabajo, son las circunstancias en la que tanto los partidos
tradicionales franceses, han ido perdiendo el apoyo social a sus políticas, y han
venido a situar la culpabilidad de esa situación a la Unión Europea, que han
estado presentes en las elecciones presidenciales francesas.
El
resultado de las elecciones presidenciales francesas, han situado a los dos
candidatos finalistas al Eliseo para acceder a la segunda vuelta del 7 de mayo,
al “centrista” Emanuel Macron y a la
“ultra derechista” Marie Le Pen, dos
formaciones antagónicas e irreconciliables, por sus programas donde la
fundamental diferencia de estas fuerzas está situada en la actitud hacia la
Unión Europea.
Otro
escenario parecido es el que han caracterizado al candidato del PS, Hamon, defensor de la unidad de la izquierda para transformar Europa, y el
ultraizquierdista Melenchón, con propuestas similares a las de Le Pen en cuanto
a la salida de la Unión Europea y la
vuelta al franco como la moneda, que
siempre tuvo Francia.
Estos
resultados con una aproximación porcentual de estos cuatro aspirantes a la
Presidencia de la República, son el resultado de las políticas que tanto el
partido de la Tradicional derecha Gaullista ha ido cosechando con sus fracturas
personalistas, pero sobre todo porque no ha llevado una política que en lo
social respondiera a los problemas de la crisis y la recesión económica. Y por
otro lado el PS, sus dirigentes tampoco supieron regenerar sus políticas,
perdiendo con ello, por primera vez el ocupar un puesto en la segunda vuelta del
sistema electoral francés.
La renuncia de Hollande a presentarse a las
presidenciales ha sido el reconocimiento del fracaso de sus políticas, a las
que se han sumado los errores de Manuel Valls como primer Ministro, y entre
ellos el de llamar a votar a Emanuel
Macron, en lugar de apoyar al ganador de las Primarias del PS Benoit Hamon.
Estas
elecciones, en mi opinión, han venido a confirmar que los partidos
tradicionales socialistas y conservadores, han sufrido un grandioso fracaso
histórico
Y de
hecho hoy, para quienes aun no lo tienen claro, la cuestión esencial es que hay
que impedir que un partido xenófobo, nacionalista y neo-nazi como es el FN de
Marie Le Pen siga prosperando, y no sigamos alentando ese “populismo de ultraderecha”, cuya meta final no es ni la mejora de
las condiciones de vida y trabajo de los ciudadanos franceses, sino la fractura
de la Unión Europea en aras de un “separatismo
extremadamente peligroso”. O impedimos
desde otras políticas que ese nuevo “fascismo”
se establezca en Europa
Y
para ello, ó el PS, procede al reencuentro de sus orígenes socialdemócratas, o
la ciudadanía, el pueblo francés, va a seguir votando las candidaturas de Le
Pen, durante algún tiempo, el tiempo suficiente para que se percate del gran
error que han cometido al apoyar al nacionalismo de Le Pen.
No es
suficiente, que para la segunda vuelta, todas las fuerzas políticas desde
Fillon, Hamon, salvo el ultraizquierdista Melenchón, llamen a votar a Macron, para
que este sea el nuevo presidente en el Eliseo. Eso es bien necesario de
inmediato.
Pero
ó se produce un giro de la socialdemocracia en nuestro vecino país, o no será
posible el bienestar del pueblo francés, ni la posibilidad de proceder a la
transformación de la UE, en aquellos aspectos del neoliberalismo económico que
están caracterizando sus políticas, que no resuelven ni la recesión, ni la
demanda y la creación del empleo en un Estado de Bienestar exento de los
recortes que le están imponiendo.
Macron,
podrá ser el ocupante del Eliseo el 7 de mayo. Pero hay que tener en cuenta que
formó parte como ministro del Gobierno de Hollande, y aunque dimitiese por las
diferencias con las políticas que se estaban desarrollando, no es de esperar
grandes cambios en las políticas que Macron va a llevar a cabo. Hace un año,
que fundó “En Marche” un movimiento
más que un partido político estructurado, y desde su aparición política ha
venido anunciando su voluntad europeísta, pero de ningún modo, ninguna medida
practica que abordase y diera solución a los numerosos problemas de la sociedad
francesa
Macron,
podrá prometer la victoria y acabar con el sistema político que ha paralizado
el país en los últimos 30 años. Pero para eso, no basta con anunciarlo en los
mítines de su campaña electoral, hacen falta medidas políticas como solución a
los acuciantes problemas de la sociedad francesa.
El
posicionamiento político de Macron, no ha sido otro, que el de presentarse en
un espacio, donde ni derecha, ni izquierda, cabían todos: Ha sido el de
aprovechar las fracturas, del partido tradicional de la derecha, los
Republicanos de Fillon, y la fractura de la izquierda con la renuncia de
Hollande a presentarse de nuevo, el fracaso de Valls y la presentación de
Benoit Hamon que aun ganador de las primarias ha tenido en contra destacados dirigentes del PS que llamaron a
votar a Macron en las primera vuelta. Lo que han situado a los socialistas
franceses, en el peor resultado de su historia.
Por
todo ello, hoy me parece un absurdo que Melenchón no haya llamado a votar a
Macron frente a Le Pen, quizá porque sus objetivos separatistas son idénticos: “Salirse de la UE, y abandonar el euro como
moneda”.
En mi
opinión, solo el resurgir de un nuevo concepto de la socialdemocracia y la
práctica consecuentemente de izquierdas de los partidos socialistas en los
países de la Unión Europea, es el único camino para lograr unas sociedades más
justas, y donde el rechazo a los populismos de “Ultraizquierda y ultraderecha” sea el patrimonio de los pueblos.
Próximamente
se celebraran, en junio las elecciones generales a la Asamblea Nacional, donde
hay que empezar a traducir ese rechazo a la ultraderecha de Le Pen y a la
ultraizquierda de Melenchón. Y si votar para que el PS tenga una mayoría
suficiente, para hacer posible que no sean los extremismos quienes decidan el
presente y el futuro del pueblo francés.
En
nuestro país una lectura, un análisis de los resultados alcanzados en estas
Presidenciales, no pueden sino confirmar que la socialdemocracia ha venido
desde hace años cometiendo el “Pecado
original”, causa de todas las pérdidas que se produjeron en Grecia, Austria, Inglaterra, Holanda y ahora en Francia.
Pero
las afirmaciones de Susana Díaz acerca de los malos resultados del PS, en el
país vecino, atribuyéndolos a: “Que
cuando practicamos el radicalismo, la gente nos abandona”, solo nos ha reiterado
la confirmación de la súper-reducida capacidad política de esta ambiciosa y
personalista mujer.
No sé, si Susana Díaz sabrá donde está situada
Francia, pero lo que a mí me ha dejado
claro con esa afirmación, es que no sabe muy bien, la política que ha
practicado el PS desde hace años. Su absoluta ignorancia sobre las políticas que ha venido practicando el
partido socialdemócrata francés, es lo único que le ha podido permitir tal
majadería política.
Ha
sido precisamente, todo lo contrario de lo que ella ha afirmado porque la pérdida obtenida por el candidato del PS, Benoit Hamon, no ha sido por el radicalismo
de Hollande y Valls sino todo lo contrario, por el abandono de las políticas de
izquierda que tienen que caracterizar a un partido socialista y que desde hacía
años no se practicaba.
Susana
Díaz ha mostrado además su torpeza, porque situándose en posiciones políticas
similares a las que la socialdemocracia ha venido practicando en los países de
la UE, ha pretendido con ello, criticar el “radicalismo”
de Pedro Sánchez, que es hoy quien
levanta con valentía, firmeza, honestidad
e inteligencia, la bandera de la socialdemócrata que hasta hoy ha estado
abandonada.
Y
aviso para los politólogos, que pretenden con sus “análisis”, sumar los
fracasos socialdemócratas alcanzados hasta la fecha en diversos países de la Unión
Europea, y ahora en Francia, para poder sentenciar que el siguiente va a ser el
PSOE.
Mantener
ese discurso, es ponerse del lado de quienes desean que siga esa cadena de
errores, un gran error. Y en todo caso del lado de quienes apuestan y fuerte
para impedir que Pedro Sánchez sea el próximo Secretario General con el
proyecto de un “Nueva Socialdemocracia”.
Y
como decía nuestro gran Antonio Machado “En
política solo triunfa, quien pone la vela donde sopla el aire; jamás quien
pretende que sople el aire donde pone la vela”.
Y el aire de los fracasos, ya se ha transformado en España con el
liderazgo de Pedro Sánchez.
25 abril 2017
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