EL PRÓXIMO
EXAMEN.
Después de las
elecciones en el pequeño país de los tulipanes: Holanda, y cuyos resultados ya
los abordé con un análisis en mi artículo “Cuando
las barbas del vecino…”. Hoy nos encontramos
ante las próximas elecciones presidenciales en nuestro vecino país: Francia.
Por la
importancia que van a tener sus
resultados, me permito abordar con mis modestas pero sinceras opiniones, el
escenario político en el que van a transcurrir el citado comicio electoral.
Sus resultados van
a evidenciar, las opciones por las que va a optar el pueblo francés, en la
primera vuelta de estas importantísimas elecciones a la Presidencia de la
República Francesa.
Tres aspirantes
para ocupar el Eliseo, van a competir en el marco de una deteriorada situación
económica y laboral del pueblo francés, a su vez desconcertados por las
políticas socialdemócratas de Hollande y su primer ministro Valls.
Una descompuesta
derecha, que representa Emanuel Macron, un banquero de inversiones, ex-ministro
de Economía, que tras la debacle de la derecha francesa de Sarkozy, y la
fractura de esta formación donde Francois Fillon ha quedado herido de muerte por el escándalo de la retribuciones públicas
a su esposa; Macron con el reinvento de su formación, pretendiendo ocupar el “Centro derecha”, y que ha bautizado
con las iníciales de su nombre y apellido EM, “En marche” que según los sondeos, lo sitúan en la ronda final que
encabezaran, si los sondeos aciertan: Macron y Le Pen.
Por otro lado
Marine Le Pen, líder de la extrema derecha, xenófoba y anti-Europa, neo-nazi por
todo su planteamiento, demagógico y populista que pretende situarse en el
espacio creado por el agotamiento de las políticas de Hollande y Valls que han
generado las numerosas protestas en manifestaciones y huelgas, y la fractura de
la derecha que encabezo Sarkozy y la alternativa ahora de “En marche”.
Y por otro lado la
aparición de un nuevo líder del PS, Benoit Hamon, donde la socialdemocracia
intenta la recuperación de las políticas netamente socialistas frente al
social-liberalismo de Valls y su Gobierno durante su mandato. Viene a
configurar las tres opciones, sobre las cuales el pueblo de la Comuna, a va a poder
decidir su futuro, rechazando la opción populista de Le Pen, de las políticas
nacionalistas y separatistas de esta formación Neo-nazi, y con ello favorecer
el giro necesario y el fortalecimiento de
las opciones de un nuevo proyecto socialdemócrata que defiende Hamon,
como la única alternativa para hacer frente a las políticas neo-liberales que
se impulsan desde Bruselas.
Y si los franceses,
no se dejan engañar por los cantos de sirena de Macron y Le Pen, Francia será
una vez más la gran referencia como lo fue con su revolución en 1789, una
importante referencia para la recuperación de una “Nueva socialdemocracia en Europa”.
Porque en el fondo,
Macron, con sus propuestas de defensa del liberalismo económico, precisamente
cuando el capitalismo es un sistema caduco y culpable de los recortes
neoliberales a los derechos y libertades en esta segunda década del siglo XXI,
no parece que vaya a cosechar un resultado que la vaya a abrir las puertas del
Eliseo.
Y ni tan siquiera
ese privilegio de alcanzar la Presidencia de la República Francesa va a estar
al alcance de la Populista de la ultraderecha, xenófoba y que preconiza la
necesidad de un Brexit a la francesa.
Lo más probable, es
que después de la primera ronda, siguiendo el curso de la ley electoral
francesa, se vaya a la segunda vuelta, en donde se produce tradicionalmente el
decantamiento de los partidos en aras al
fin y al cabo de facilitar un resultado ganador en la carrera electoral a aquella candidatura ó candidato
más afín.
Hoy pues, en mi
opinión, cuando los poderes económicos, están ya mediante los sondeos y otros
medios, presentando en el escenario político tan solo a dos competidores,
Macron y Le Pen, sería conveniente que se denunciara esa burda y torpe
maniobra, que tiene por único objetivo eliminar el proyecto socialdemócrata que
representa Benoit Hamon, y que este recupere con políticas claramente
diferentes de las aplicadas por Hollande y Valls, la influencia social de la
socialdemocracia.
Similares
comportamientos son los que hoy se están dando, a dos bandas, en nuestro país:
Por un lado, desde Mariano Rajoy que ya está “asomando la patita” acerca de las posibilidades de convocar nuevas
elecciones, si en el Congreso de los Diputados no se le aprueban los
Presupuestos. Y por el otro una Comisión Gestora y una banda de barones
acomodados con los apoyos del populismo, a los que se suman los no menos
acomodados, Felipe González y personajillos bien ocupados económicamente, que
en complicidad manifiesta están boicoteando unas Primarias limpias y
transparentes donde los afiliados pueda
elegir a Pedro Sánchez como líder de una “Nueva Socialdemocracia”.
Por eso en estas
circunstancias, las elecciones presidenciales francesas y sus resultados, tienen
un especial relieve, porque son de hecho una examen donde los proyectos del
populismo de Le Pen, pueden cosechar un
rotuno fracaso, mientras que la
izquierda de Benoit Hamon desde la unidad de la izquierda con el sector
ultraizquierdista de Melenchón aparezca como la alternativa creíble y apoyada
por una inmensa mayoría del pueblo francés. Unos resultados que abriesen los
ojos a los pueblos de Europa, para demostrar que la Socialdemocracia no está muerta. Lo que
han muerto han sido las políticas de colaboracionismo con los partidos de la
derecha y los proyectos neoliberales.
Porque si ganase
Macron, defendiendo el liberalismo económico en estos tiempos del evidente
fracaso de las políticas neoliberales, y la permanencia en Europa, después del
Brexit y el acceso a la Casa Blanca de Trump, no parece un gesto muy convincente, cuando defender la integración
europea, supone ir a contracorriente – quizá para diferenciarse de Le Pen –
pero no plantear los cambios de políticas desde Bruselas, para mí es un “Brindis al sol” que no puede engañar a
estas alturas a importantes sectores del pueblo francés. Macron seria la
continuidad de las políticas neoliberales marcadas desde Bruselas.
Y si ganase Le Pen,
sería el inicio de hecho de un Brexit a la francesa, por eso yo espero que no
llegue a la segunda ronda de las elecciones. Mi confianza con la conciencia
política del pueblo francés es muy
grande.
Pero soy consciente
que las consecuencias que ha provocado la crisis y la recesión tratadas con la
filosofía neo-liberal, ha supuesto que la clase obrera y las clases más
humildes hayan sufrido el empeoramiento de sus condiciones de vida y trabajo,
lo que les ha llevado a la desafección
política hacia los partidos tradicionales de la izquierda, como le ha ocurrido
al Partido Socialista, y a dirigir sus votos hacia la demagogia populista de
Marie Le Pen en Francia. El populismo se ha nutrido de esas circunstancias.
Por esas razones,
las elecciones a la Presidencia de la República Francesa, estoy convencido que
son un gran examen y cuyos resultados, van a ser decisivos para incrementar el
apoyo social contra el populismo de Le Pen. Lo que sería un gran paso, para
acabar con esos peligrosos aires que el Populismo, de derechas o de izquierdas
pretende llevarnos a una ruptura de
Europa, como en otros tiempos provocó Hitler.
19 marzo 2017
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