En términos futbolísticos,
la goleada que le ha infligido el Secretario General del PSOE al Presidente del
Gobierno con ocasión del debate del estado de la Nación, debería servirle al
Sr. Rajoy para sentirse descalificado para no volver a optar jamás, a
presentarse en unas elecciones para seguir gobernando este país.
La oleada de críticas que
se merecía por su nefasta política económica, que ha venido llevando a cabo
durante estos tres años de legislatura, le ha sido recordada y reprochada desde
un claro proyecto, de izquierdas por Pedro Sánchez.
Si el Sr. Rajoy, tuviera
una pizca de vergüenza, ya no se presentaría en las elecciones de noviembre,
porque a pesar de las promesas que anunció, estas no se las cree ni él mismo. Un
ejemplo, son las medidas contra la corrupción, que anunció hace dos años, y que
no ha puesto en vigor, quizá para evitar quedarse sin representantes del PP en
las instituciones, pero ese comportamiento es un buen ejemplo de la filosofía del
incumplimiento que ha caracterizado al Gobierno del Sr. Rajoy a lo largo y
ancho durante todo su mandato
Crear tres millones de
empleos en los próximos tres años, como prometió, a parte de la risa que
provocó al menos a los más de cuatro millones largos de parados, ha dejado
claro que manifestaciones-promesas de esa magnitud forman parte de la campaña
electoral del PP, y con ello espera recuperar la riada de votos que ha venido
perdiendo – y seguirá teniendo – como respuesta ciudadana a su mal gobierno.
Frente a él, en la tribuna
un Pedro Sánchez, crecido por la fuerza de la razón de sus afirmaciones, ha
venido a demostrar la talla de un líder de categoría. Cuando afirmó: “Yo soy un
político limpio; lecciones de corrupción, ni una”, vino a elevar a gran altura la
imagen del partido de izquierdas que dirige y se confirmó como un buen futuro
Presidente del Gobierno, a partir de las Elecciones Generales de noviembre
próximo.
Como bien afirmó el
Secretario General del PSOE, la intervención de Rajoy, estuvo cargada de propaganda
electoral y donde la razón brilló por su ausencia.
Lo que vino a confirmar la
falta de vergüenza del Presidente Rajoy, y en consecuencia, la imperiosa
necesidad de acabar con su Gobierno para la próxima legislatura.
César Llorca Tello
25 febrero 2015.
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