La catastrófica gestión de
la crisis del euro, inevitable dados los defectos de una arquitectura
anacrónica, provocaron unos resultados con ocasión de las últimas elecciones al
Parlamente Europeo, que debían ser una llamada de atención de todos los
partidos socialdemócratas europeos ante el proceso de descomposición de Europa.
Ese deterioro o descomposición,
es debido al espectacular fracaso de la izquierda socialdemócrata a la hora de
intervenir tanto en la fase de construcción de unión económica y monetaria de
Europa, como sobre todo, después del inicio de su crisis.
En consecuencia con ese
comportamiento, la prensa ha presentado los resultados de las Elecciones al
Parlamento Europeo de 2014 como una señal de que la crisis económica que azota
Europa, ha hecho que los votantes hayan derivado sus votos hacia los dos
“extremos”, es decir, la extrema derecha y la extrema izquierda.
Había yo creo, un deseo de
satisfacer a las élites culpables de este desaguisado que es hoy la Europa de
la recesión, las desigualdades y el desempleo, los Gobiernos de la Unión
Europea, el BCE, y el FMI, para que estas instituciones se tranquilizasen en el
convencimiento de que pese a algunos errores en la política económica que se
viene infligiendo a determinados países necesitados de financiación para su
normal funcionamiento, cuando se llegue a la recuperación económica, por minima
que sea, el ciudadano europeo volverá con sus votos hacia formaciones de centro
y moderada derecha, y se alejará de las posiciones políticamente extremas.
Ese convencimiento lo
expreso el Gobierno del Sr. Rajoy tras constatar la pérdida de votos el PP.,
señalando que cuando llegara la recuperación, los votos perdidos pero cautivos en
la abstención volverían al PP.. Y en esas están, haciendo de una
“mini-recuperación” una grandísima campaña electoral.
Dar esa imagen, tanto en
Europa como en España es un error, una falsa realidad económica y política. Los
europeos no fueron seducidos por los dos extremos. Cayeron en un extremo, el de
la derecha racista, xenófoba y anti-europea. Los partidos de la extrema
izquierda anti-europea no vieron aumentar su apoyo en ningún lugar de Europa.
Desde hace cuatro años,
las instituciones europeas son el campo en el que la incompetencia y la malicia
compiten entre las diversas fuerzas políticas en el seno de la C.Europea, para
ver quién gana el premio de la ofuscación más irresponsable desde que se
constituyo la zona euro con los fallos de “ su pecado original”. Pero una vez
empezado la crisis, el único interés de las élites ha sido traspasar las
pérdidas bancarias de los activos de los bancos a los hombros de los ciudadanos
más indefensos.
Si el sector financiero se
ha estabilizado, lo ha hecho gracias a una combinación de una enorme inyección
de liquidez el BCE y la autoridad que ha rescatado al sector financiero,
blindando a los banqueros – sin sanear los bancos – y vuelto a inflar muchas de
las burbujas que habían estallado. Y todo ello a costa de un daño incalculable
a la economía real, al tejido social y a las democracias de Europa.
La pregunta que yo me
hago, no deja de ser interesante para mí y también creo, de interés general y
en particular para los partidos socialdemócratas en Europa.
¿ Por qué la izquierda socialdemócrata
no ha sabido rentabilizar las contradicciones y tribulaciones del diseño
neo-liberal de la zona euro, a pesar del enorme sufrimiento que se nos ha
infligido a la mayoría de esa ciudadanía europea, con esa política neoliberal,
de austeridad y recortes de derechos económicos y sociales que hemos y estamos
sufriendo en la gran mayoría de los países que configuramos la Unión Europea.
Para mí, las razones se
encuentran en que antes del 2008, una vez que el diseño neo-liberal comenzó a
desmoronarse. Los partidos portadores de la antorcha de la tradición
socialdemócrata no dudaron en asumir el papel de ejecutores de las políticas
reaccionarias que emanan de las instituciones financieras y de Gobierno de la
Comunidad Europea. Por lo tanto ahora no debe sorprendernos que la
socialdemocracia en toda Europa, este pagando un alto precio electoral.
Si hacemos un repaso a los
partidos socialistas en la U. Europea, y empezamos por el partido socialista
griego, cuyo Gobierno pidió y celebró el “Primer rescate” de la zona euro
–recate que sirvió de modelo para “los rescates” de Irlanda y Portugal- (por no
hablar de la camisa de fuerza fiscal y las reformas del mercado laboral que
siguieron en otros lugares, especialmente en España e Italia) ha perdido un 43%
del voto popular, cayendo por debajo del 8%.
El PSOE en nuestro país y
los socialistas portugueses han tenido pérdidas similares sufriendo el castigo
de un electorado afectado por una desafección política, que desmovilizado se
niega a votarles a pesar de que los gobiernos conservadores que los
sustituyeron en el 2011, son aún más despreciados por la ciudadanía.
Y así en todos los países
de la C.Europea, los partidos socialdemócratas han venido perdiendo el apoyo
social del que gozaron en los años de la
pos-guerra. El partido laborista de Irlanda, el Partido del Trabajo de Holanda,
los socialdemócratas austriacos y alemanes han sido igualmente incapaces de
oponerse a una austeridad autodestructiva o defender en serio a sus
representados. Y los socialistas en Francia que de proponer Hollande la
necesidad de un New Deal Europeo a plegarse ante la Sra. Merkel ha pasado con
velocidad supersónica.
Sea como fuere, mi pregunta sigue siendo: ¿Por qué?, ¿Qué explica la
pérdida de influencia social de la socialdemocracia europea y su apoyo a las
políticas neoliberales y por tanto a su crisis?
La respuesta que me doy,
es que en algún momento a raíz de la desaparición de los regímenes comunistas,
en la década de los 90, la izquierda socialdemócrata de Europa cayó en la trampa
de creer que los Estados de Bienestar que fue fundamentalmente su obra, tras la
II Guerra Mundial, ya no necesitaba ser
financiados a partir de los impuestos aplicados a los sectores industriales y
comerciales en cada país. En su lugar podrían financiar el Estado de Bienestar
recurriendo a los ríos de dinero acuñados
por el sector financiero privado, mientras se exprimía a los
trabajadores asalariados y los precios inmobiliarios de disparaban.
Parecía como un sueño
hecho realidad para los trajeados dirigentes que no quisieron abandonar a la
clase obrera a su suerte, pero que ya estaban hartos de la lucha de clases. Los
pactos fáusticos, por desgracia se escriben con sangre, Pero los
socialdemócratas seducidos por la cacofonía especulativa del sector financiero,
entumecidos por el mito de la “Gran Moderación” accedieron a que las finanzas
pudieran hacerlo que quisieran a cambio de fondos con los que apuntalar los
Estados de Bienestar, que eran reliquias del contrato social de la última pos-guerra.
La socialdemocracia hoy
cuando ha experimentado el error histórico cometido antes del 2008 y su
complicidad en la aplicación de las políticas neo-liberales de “Austeridad y
recortes”, no puede ya continuar con esas prácticas. Europa necesita
recuperarse con otro modelo de Unión Europea que haga posible la reactivación
económica, el empleo y unas condiciones de vida digna para sus habitantes.
Europa no podrá
conseguirlo, si al menos la socialdemocracia revitalizada con los impulsos
reformadores del socialismo de izquierda, no puede inspirar a los ciudadanos
europeos a desafiar las políticas negativas que hoy se aplican a los países
miembros de la U. Europea.
En nuestro país, el PSOE
desde la nueva dirección con Pedro Sánchez como Secretario General de los
socialistas españoles, en mi opinión, se perfila hacia la transformación de ese
partido en una fuerza política de izquierdas superadora de los errores del
pasado, donde la formulación de sus propuestas programáticas vienen a confirmar
cada día en sus actuaciones, que se han aplicado muy bien lo de “Corregir es de
sabios”
El camino no está siendo
precisamente un camino de rosas, por el panorama de fractura de la izquierda
real ante los próximos comicios y la proliferación de partidos de nuevo cuño,
algunos como Podemos con excentricidades políticas irrealizables tanto por la
imposibilidad de su financiación, como por el carácter autoritario,
egocentristas de la “troika Podemista”, que sin ideología “Ni de derechas ni de
izquierda” pretenden, sin programa creíble y con la descalificación de “Todos y
Todo” llegar al Gobierno de la nación.
Y por otro lado la
operación de acabar con la I Plural como organización cuyos autores, Podemos,
están empeñados, reclama con urgencia la reacción total de la dirección Federal
de IU en defensa de la organización y no dejarse arrastrar por los cantos de sirena
de quienes solo hoy tienen por objetivo liquidar como fuerza política a IU., un
partido que lo necesitamos los trabajadores y España, tampoco presentan este periodo
nada fácil la tarea inmediata para que IU
no desaparezca del panorama político en España.
Pero en mi opinión hay que
hacer la tarea de pedagogía necesaria para que en nuestro país los españoles aprendamos
que el avanzar en la solución de los problemas que padecemos, necesita de unos grandes
partido de izquierda, el PSOE e IU. Y aunque hoy los vientos en la calle no parece
que apuntan hacia esa izquierda, el tiempo, la experiencia y madurez de nuestro
pueblo aconsejaran un día no muy lejano esa unidad de la Izquierda entre el PSOE
e IU.
Y mientras que eso no sea posible,
la derecha, el PP o cualquier grupo populista, ultraizquierdista, serán el castigo para nuestro país. Que no lo veamos
nunca, es menester.
César Llorca Tello.
27 febrero 2015.
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