Fue la mayor caída de la
historia de la Bolsa que se tiene constancia.
Es imposible subestimar el
shock, la sensación era de sorpresa e incredulidad. Los inversores novatos habían pedido grandes cantidades de dinero,
para especular en el mercado.
El mercado reventó
bruscamente y mucha gente fue arrastrada con él. Fue muy doloroso, después
miles de bancos quebraron, millones de personas lo perdieron todo. La pobreza
te rodeaba por todas partes, fue muy doloroso.
Al Crash, le siguió una
depresión que se extendió por todo el mundo, duró una década y fue el preludio
de la Guerra.
Esta es la historia del
desastre financiero que confiábamos que nunca volvería a ocurrir.
EL
GRAN CRASH
Miércoles 23 de octubre de
1929, sin previo aviso, los precios de las acciones se desploman en el Mercado
de Valores de New York.
Los inversores están
aturdidos, durante los últimos cinco años, el mercado no ha hecho más que
subir. En el espacio de una hora se vende la increíble cifra de dos millones y
medio de acciones.
Al día siguiente continua
la espiral descendente.
Cuando empezó a llegar
gente a negociar sus acciones el 24 de octubre , se notaba la sensación de que
tal vez había cambiado algo, de que había algo diferente, de repente no había
solo compradores, la gente estaba deseando vender, pero no había compradores
para las acciones y los precios empezaron a caer.
Aquella mañana, se
produjeron caídas bruscas y calamitosas en la bolsa, los valores cayeron de
repente, 10, 20, 30 puntos de golpe.
Dicen que hubo gritos y
llantos en el parque de la Bolsa de New York. La gente estaba sorprendida por
lo que estaba pasando y aterrorizada.
Miles de personas se
congregaron ante la Bolsa, diez mil personas llenaban las calles desde Broadway
a ……
Se congregó una gran
multitud alrededor de la Bolsa, en las cercanías de las estatuas y escaleras
esperando conseguir un tipo de noticia de las personas que salieran de allí.
Salían voces, los gritos y
chillidos de los que compraban y vendían, pero no sabían que es lo que estaba
pasando, así que se congregaron allí y se quedaron para averiguarlo.
Muy pocas de los miles de
personas que esperaban, se dieron cuenta de la magnitud del desastre que estaba
a punto de producirse.
Tampoco se imaginaban que
en los cinco días siguientes, una catástrofe financiera arrasaría los cimientos
de la prosperidad de los EE.UU..
Pero para comprender
porque se produjo el Crash, debemos retroceder una década.
A una época donde la
confianza estadounidense fue tan grande que parecía que los buenos tiempos
durarían para siempre.
El año 1019, los EE.UU.
habían emergido victoriosos de la I Guerra Mundial, en el aire se respiraba un
ambiente de optimismo.
Gran Bretaña y sus aliados
europeos estaban exhaustos
económicamente a causa de la Guerra, pero la economía estadounidense era
boyante y el mundo bailaba al son de los EE.UU..
Las incertidumbres habían
premiado, no parecía haber muchas dudas sobre lo que iba a ocurrir. Los EE.UU.
se encontraban inmersos en el periodo más importante y gozoso de su historia y
darían muchísimo que hablar.
En los años 20, la vida
cotidiana estaba cambiando, la electrificación cambiaba a los EE.UU., las
ciudades se conectaban a la red eléctrica, aparecían nuevas tecnologías,
aviones, radios, los electrodomésticos que en su principio eran un lujo, ahora
se convertían en una necesidad.
La industria del automóvil
también florecía, porque la gente se había lanzado a comprar los nuevos
automóviles de Ford y Crysler.
Parecía haber comenzado
una era de bienestar ilimitada. Era el florecimiento de la cultura, del
consumo, y del consumo masivo a una escala nunca vista.
Se generaliza además, la
venta a plazos para animar a la sociedad a comprar bienes de consumo y hacerlo a crédito.
Este tipo de crédito para
el consumo, fue otra innovación de los años 20. Por primera vez, el concepto
“compra ahora, pague después”, llegaba al gran público.
Hay una especie e cultura
lúdica que se desarrolla paralela a este consumismo y que se resume en la creencia, en la
gratificación inmediata, en la preocupación por el ahora, en no preocuparse por
el futuro, en vivir en el momento.
Surgió una ideología nueva, estábamos en una nueva era económica y
todos los estadounidenses que se preciaban
tenían derecho a ser ricos.
Con la capacidad para
conseguir créditos y el incremento de la renta disponible, los estadounidenses,
buscaron nuevas formas de hacerse ricos.
Desde la I Guerra Mundial,
el Gobierno de los EE.UU. habían vendido bonos, los conocidos como “Bonos
Libertad” para pagar la guerra.
Era una forma de conseguir
dinero prestado de lso ciudadanos, que a cambio recibían el pago de intereses sobre
el valor del bono.
Famosos como Charles
Chaplin, ó Douglas Fairbans, habían sido reclutados para promocionarlos en
grandes campañas.
Los “Bonos Libertad”,
crearon una cultura de la inversión. La mayoría de la gente nunca había
comprado valores y estos bonos consiguieron que la gente normal se acostumbrara
a hacerlo.
Pero hubo un grupo de
personas que pensó que podían aprovechar esta nueva cultura de la inversión.
Los banqueros de Wall Strit (W.S.).
Durante años W.S., el
centro de las finanzas estadounidense había estado formado por un pequeño grupo
elitista de banqueros que hacían negocios entre sí, en una sociedad cerrada al
público.
Pero un hombre vio la
oportunidad que cambiaria el mundo de las finanzas Charles Michel, Presidente
del National City Bank, que descubrió un segmento lucrativo en el mercado.
Michel vio que los
inversores habían comprado una gran cantidad de bonos del Gobierno durante la I
Guerra Mundial, y se dijo, ahora que tenemos un público inversor, lo único que
tenemos que hacer es sacar al mercado, otros productos como bonos corporativos,
acciones y decirle a la gente que son inversiones respetables.
Michel era un vendedor
nato, con una gran ambición.
Si la gente era receptiva
a la idea de comprar bonos para reunir capital para el Gobierno, seguro que
podría tentarla a comprar acciones y
valores para reunir capital para las compañías privadas que participan en la
Bolsa de New York. Y ellos sacarían un buen beneficio durante el proceso.
Poco a poco, personas que
nunca hubieran soñado con invertir en Bolsa, empezaron a hacerlo y las acciones
perdieron buena parte de su estigma.
Históricamente, las
acciones habían sido consideradas peligrosas para la gente corriente, pero en
los años 20, la sensación era que invertir en acciones, de hecho no solo era
seguro sino también fiable y respetable.
La idea cuajó, y para
aprovechar este nuevo y lucrativo mercado Michel abrió agencias de corretaje
por todo el país, donde las personas que tenían dinero pero no conocimiento
sobre inversiones, podrían especular en acciones y valores.
Este frenesí especulador
alcanzó a todo tipo de personas, no solo a profesionales. La gente normal
empezó a participar en un número sin precedentes en el país, no solo en New
York, sino en otras ciudades y localidades pequeñas. Por todo los EE.UU. la
gente estaba encantada con la bolsa.
La tecnología lo hizo
posible, las ultimas cotizaciones de las acciones llegadas de W.S., podían imprimirse a lo largo y ancho de los EE.UU.
gracias a la cinta de cotizaciones basada en el telégrafo.
Encontrabas cintas de
cotizaciones en clubs nocturnos, estaciones, salones de belleza,
transatlánticos. El mercado se convirtió en una parte omnipresente de la
cultura lúdica de los EE.UU. en la década de los 20.
Como, duermo, sueño, hablo
por y para las acciones. Creo que es la única manera de ganar dinero.
Es emocionante, me encanta
17,000 dólares de beneficio en un capital de 3,500 dólares. No está mal.
Hubo especulaciones
salvajes en todo tipo de valores, en las acciones de productoras de cine, empresas aeronáuticas
y en las automovilísticas.
Uno de los valores más
pujantes de los años 20 era Radio Corporaition Of América, era como Googel de
hoy en día, tecnología punta, que tuvieron la idea de poner radios en los
coches.
Creo que el público inversor
estadounidense empezó a relacionar los productos que usaban fabricados por las
empresas estadounidenses, con la idea de
que podrían comprar una acción de la empresa que fabricaba el producto que le
gustaba.
A mediados de los años 20,
unos tres millones de estadounidenses invertían
en bolsa y W.S. captaba la atención del público.
Con historias de fortunas
conseguidas de la noche a la mañana, la
idea de un gran mercado alcista, donde parecía que las acciones solo subían, se
había asentado.
Todas las revistas
populares, periódicos y emisoras de radio estaban fascinados por lo que ocurría
en la Bolsa.
La gente seguía las
actividades de famosos como Charles Chaplin ó Groucho Marx y se sentía
fascinada popr las acciones en las que especulaban.
El joven actor cómico
Groucho Marx, invirtió todos sus ahorros en el mercado y estaba tan encantado
con sus beneficios sobre el papel, que convenció a sus hermanos para que
también invirtiesen.
“Menudo
timo más sencillo, la RCA ha subido siete puntos desde esta mañana, acabo de
ganar siete mil dólares”.
Pero no solo los famosos
se habían convertido en especuladores, los grandes especuladores de W.S. se
estaban convirtiendo en famosos. Se les consideraba personas creativas,
emprendedoras y que traían riqueza para los EE.UU.
Josep Kennedy, padre del
futuro presidente Kennedy, formaba parte de esta nueva clase de astutos súper
estrellas de la economía.
La gente estaba fascinada
porque algunos de estos hombres como Josep Kennedy, eran personas normales,
habían salido de la nada y su ascenso en los mercados era un ejemplo para la
gente corriente de que, algún dia ellos también podrían ser así.
Corrían rumores de que
cualquier persona, desde un botones a un barbero podían ganar dinero fácil en
la Bolsa.
Un limpiabotas de W.S. Pat
Bologna fue uno de los que se dejó convencer por esas historias de fortunas
ganadas de la noche a la mañana.
Todo el mundo iba a hacer
fortuna, si vivías en New York, la Bolsa era lo máximo.
“Mi padre tenía unos 17 ó 18 años, cada día
les limpiaba los zapatos a literalmente
los grandes hombres de los EE.UU., a gente como Josep Kennedy, ejecutivos como
Michel, conversaba con ellos, y llegó a convertirse en un experto en cosas como
la Reserva Federal y otros temas en las
que no se esperaría que un limpiabotas fuese un experto. Pero hablaba con las
grandes gentes de de W.S. todos los días, todos los días.
“Así
que mi padre empezó a invertir en Bolsa.”
“A
decir verdad, yo aprendí a leer leyendo las páginas de las cotizaciones, porque
a eso se dedicaba mi padre. Quiero decir que crecí con la Bolsa, nos
encontrábamos con la Bolsa para desayunar y con la Bolsa para cenar, y cuando
volvíamos a casa, la Bolsa era el mundo”
“Yo,
Irvin Kahn, empecé en 1928, porque com,o muchos jóvenes, quería ir al lugar donde
todo el mundo estaba ganando dinero.
Mi primer trabajo fue como
mensajero en el parqué de la Bolsa, solo tarde una semana ó dos en darme cuenta
de que la mayoría de las gentes es avariciosa.
La gente tenía tanta fe en
el mercado alcista, que empezó a pedir dinero prestado para especular en
acciones en alza.
Esta forma de comprar
acciones empezó a conocerse, como compra de valores a crédito. El inversor solo tenía que poner una
parte del dinero y su corredor aportaba el resto.
La cultura del “Compra ahora
y pague después”, se había extendido al mercado de valores. Comprar acciones a
crédito, significa que las consigues con dinero prestado.
A finales de los años 20,
el 90% del precio de la compra de las acciones, se pagaba con dinero prestado.
No había regla sobre cuánto dinero podías pedir prestado, y la gente pedía
sumas enormes para poder comprar acciones.
Podías comprarlas por
valor de 100 dólares, con solo 25. Los corredores de Bolsa te prestaban los 75,
y si la Bolsa subía a finales del 20, donde todo parecía que subía, esos 25
dólares podían convertirse en una inversión que producía 200, ó 300 dólares.
Así que el préstamo de
dinero para comprar en Bolsa, se convirtió en una parte importante de la
economía estadounidense.
De hecho, a finales de los
años 20, casi 40 centavos de cada dólar que se prestaban era para acciones.
Esta entrada enorme de
dinero prestado en el mercado de valores, creó más demanda de acciones, lo que
subió los precios.
En 1928, el mercado subió
casi el 50% en solo 12 meses. Y como la bolsa seguía subiendo, cada vez más
inversores pedían dinero prestado para conseguir un troza de pastel.
Uno de ellos fue el
limpiabotas Pat Bologna.
“Mi padre no tenía demasiado dinero en la Bolsa,
me dijo que en aquella época tenía unos 6,000 dólares en efectivo, pero
recuerdo que los 6,000 en efectivo se
traducían en muchas acciones, porque en aquella época solo tenias que poner un
10% del crédito, ó sea que con 6,000 dólares, podías tener 60,000 en acciones”.
W.S. estaba ansioso por
conseguir nuevos clientes. Había un grupo de posibles inversores a los que W.S.
siempre había ignorado, pero ahora quería su dinero.
Hasta la década de los 20,
las mujeres habían tenido un papel muy limitado en la Bolsa. En parte era en
gran parte por prejuicios por razón de sexo, se les consideraba incapaces de
tener la sangre fría necesaria para especular en el mercado.
Pero en la década de los
20, la popularización de la Bolsa llegó a un buen número de mujeres.
Los años 20, fueron una
época estupenda para las mujeres, dieron un paso adelante, empezaron a asumir
el control de su propio dinero, se matricularon en la Universidad en un número
record en los años 20, y empezaron a interesarse también por la Bolsa. Era la
forma de conseguir su propia riqueza.
Una de esas inversoras fue
una fotógrafa pionera de New York, llamada Alis Hostin, que vivía al otro lado
del rio frente a W.S.
“Había
llegado a esta casa con tan solo dos meses de edad, era inteligente, era
aventurera. Cuando cumplió once años, le regalaron una cámara, algo que en
aquella época era un invento nuevo, e inmediatamente se puso a usarla”.
A lo largo de los años
sacó unas 8,000 placas negativas, lo que la convierte en uno de los primeros
fotógrafos de los EE.UU. y de los más prolíficos.
Gracias a la herencia de
su abuelo, Alis había llevado un estilo de vida cómodo, pero en la década de
los 20, su fortuna había menguado y se vio tentada por la promesa de dinero
fácil de W.S.
Alis, descubre que va
escasa de fondos y se pregunta qué puede hacer, sus amigos le aconsejan ser
conservadora, reducir gastos, tal vez no ir a Europa, no comprarse coche, pero
Alis conoce a un corredor de Bolsa, que le aconseja que nada de eso, que compre
acciones, que se haga rica rápido.
Le dice que puede
prestarle dinero para que compre más acciones todavía a crédito, y a Alios le
pareció una buena idea.
Durante la subida de los
mercados en la década de los 20, el partido Republicano estuvo en el poder,
detrás de la creciente prosperidad de los EE.UU. Caldin Coulich llegó a la
presidencia en 1923, él también era inversor, y guardó silencio sobre la locura
especulativa que se había apoderado de W.S.
Caldin Coulich ejemplifica
el tipo de imprudencia y despreocupación que reinaba en los años 20, fue famoso
porque dijo que, el negocio base de los EE.UU. eran los negocios.
Fue un periodo próspero,
los negocios generaban dinero, W.S. ganaba dinero, los políticos se limitaban a
decir “Todo va bien, la economía crece,
el mercado se encarga bastante bien de todo, y la labor del Gobierno consiste en
no estorbar”.
Durante la presidencia de
Coulich, el poder de W.S. siguió creciendo sin control, su administración tenía
contactos estrechos con un grupo de elite de banqueros y financieros, el
círculo intimo de W.S.
Su riqueza y contactos les
otorgaban una inmensa influencia sobre la política económica del Gobierno.
Había sociedades pequeñas,
privadas, elitistas, eran como la realeza de W.S. eran lugares muy discretos y
misteriosos. Eran firmas pequeñas con capital limitado pero que ejercían un
enorme poder.
La más prestigiosa de
estas firmas de elite era la banca J.P. Morgan, estratégicamente situada justo
frente a la Bolsa, jugaría un papel clave en los acontecimientos futuros.
Como socio más antiguo de
J.P. Morgan, Tomás Lamón era el hombre más poderoso de W.S., su influencia se
extendía mucho más allá de New York.
Lamón y los demás socios
de J.P. Morgan hablaban de forma regular con los sucesivos presidentes.
“Edward Lamón, mi abuelo era un hombre muy
ocupado y no tenía tiempo como hacen otros abuelos para llevar a su nieto a un
partido de beisbol, a pescar ó cosas así.
“El
estilo de vida de mi abuelo, desde luego su estilo muy elegante, de eso no hay
duda, tenía un yate de 20 metros de eslora, era un yate muy bonito con el que a
menudo descendía el rio desde su casa para ir a trabajar en barco por el rio,
hasta W.S., y desde ahí iba andando hasta el barco.”
Bajo la dirección de
Lamón, J.P. Morgan se mantuvo al margen de los peores excesos del mercado de
valores.
Pero la estrecha relación
entre los banqueros de elite y los políticos, ayudó a que el Gobierno redujera
el control de W.S. al mínimo.
Los especuladores
aficionados, estaban paralizados de asombro ante la subida de sus inversiones,
pero no eran conscientes de cómo funcionaba realmente W.S.
Ante la escasa supervisión
del Gobierno, el mercado tenía una propia ley y era habitual el uso de
información privilegiada.
Había una gran
manipulación del mercado, no había ninguna transparencia y cuando W.S. era muy
pequeño e independiente, daba igual, pero cuando las personas como Ted y yo
empezamos a poner en el mercado el dinero que tanto nos había costado ganar,
empezó a importar.
La Bolsa de los años 20,
no era justa ni democrática, era un gran casino dirigido por especuladores
profesionales.
Los pequeños inversores,
apostaban los ahorros de toda una vida, y no se daban cuenta que las apuestas
estaban en su contra.
Hombres como Josep Kennedy,
no hicieron fortuna simplemente cogiendo las mejores acciones, la realidad es
que se aprovecharon de la ingenuidad y la credulidad de los novatos.
Un puñado de especuladores
asignados se reunía y de forma coordinada, empezaba a comprar lenta pero
implacablemente unas acciones concretas, lo que hacían era inflar el mercado de
una acción concreta, comprarla y después bajarla en el mercado, de modo que
ellos se llevaban el beneficio, mientras que el personal medio, que había
comprado esas acciones, se quedaba con las perdidas.
Incluso algunas casas de
inversión de la elite de W.S. participaron en esta manipulación del mercado.
En marzo de 1929, tomaba
posesión un nuevo presidente Republicano Herver Hoover, que en su discurso
alertó a sus conciudadanos:
“Hemos
alcanzado el mayor nivel de comodidad y seguridad que se haya conocido jamás en
la historia del mundo.”
Pero en privado, su
confianza era menor, Hoover, es escéptico sobre lo que ocurre en W.S., y en la
economía en general, pero no tiene el valor político para aplicar sus
convicciones y cuando es presidente, no hace nada para frenar este salvaje
fervor especulativo.
No hace nada por animar la
Reserva Federal y el Tesoro para limitar el margen de especulación en la Bolsa.
En privado Hoover, hablaba
de una orgia de especulación pero al igual que su predecesor Coulins, no estaba
dispuesto a regular el mercado.
Sin embargo Hoover no era
el único que temía que la burbuja de la Bolsa estuviese a punto de explotar.
Después de su discurso de toma de posesión, un eminente y respetado banquero
Paul Bourbg, rompía filas con la aristocracia de W.S. y lanzaba un tímido
aviso.
Si se permite que las
orgias de especulación desenfrenada vayan demasiado lejos, el colapso final sin
duda traerá una depresión generalizada que afectara a todo el país.
Mi bisabuelo, dio un aviso
en marzo de 1929, llegó a usar la palabra depresión, pero no le hicieron
callar, lo ignoraron, lo consideraron un aguafiestas y le decían, “No, no, todo
va bien”.
Todo el mundo estaba
ganando dinero y pasándoselo muy bien en la fiesta, y cuando la situación en el
mercado es alcista y una persona dice que está sobre valorado y que hay que
tener cuidado, nadie la escucha.
Las predicciones de Bourbg
cayeron en oídos sordos, y entre mayo y septiembre de 1929, sesenta nuevas
empresas se unieron a la Bolsa de New York, añadiendo más de cien millones de
acciones al mercado y alimentando la burbuja inversora.
Cuando ocurre siempre
dicen lo mismo, esta vez es diferente, es un mundo financiero diferente, es un
mundo nuevo.
DE hecho Groucho Marx se
reunió con su corredor en un momento dado y le dijo “No entiendo como los
precios siguen subiendo”, y su brooker le contestó, “Bueno debe comprender que
ahora estamos en una economía mundial”.
Y esto fue en 1928, ¿hemos
oído eso alguna vez desde entonces?
Algunos especuladores
profesionales notaron que el mercado se estaba recalentando, los más astutos se
salieron durante el verano.
Un día, al parecer John
Kennedy según sus propios recuerdos dijo: “Si el limpiabotas sabe tanto como yo
del mercado de valores, tal vez es hora de que yo lo deje”.
En septiembre el mercado
se había vuelto más volátil todavía. En privado el malestar del presidente
Hoover aumentaba.
Hoover siguió haciendo
averiguaciones entre sus amigos de W.S., les preguntó si debería preocuparse y
recibió un informe de T. Lamon, que era el socio más antiguo de J.P. Morgan y
Cie.
“Mi abuelo le dijo en una
carta que el mercado se corregiría solo y que no había necesidad de que el gobierno interviniese de
ninguna manera en el mercado”.
Lamon tranquilizó a Hoover
y le dijo que no había motivo para preocuparse, y el informe acababa con la
frase “el futuro se presenta brillante”.
Cinco días después, la
Bolsa se desplomaba.
Nadie sabe que provocó la
repentina pérdida de confianza que se produjo al final del miércoles 23 de
octubre. Pero de repente una brusca caída en las acciones del sector del
automóvil provocó un frenético negocio de última hora. Se vendieron millones de
acciones de repente.
Al día siguiente comenzaba
el gran crack de 1929.
El 24 de octubre de 1929,
el “jueves negro” puede considerarse el comienzo del crack, hubo una tremenda
caída que asustó a mucha gente.
Es imposible subestimar la
conmoción, una sensación de sorpresa e incredulidad, la gente siente pánico
porque el mercado cae, cae, y cae.
Desesperadas
por conseguir alguna noticia miles de
personas se congregan en los alrededores de la Bolsa. Había muchísima gente,
muy enfadada, con la mirada fija. Eran personas arruinadas, las autoridades
locales están tan alarmadas que envían a
400 policías montados, temerosas de que se produzca una especie de toma de la
Bastilla de la Bolsa.
Dicen
que había un murmullo muy extraño en el aire, que había un extraño ruido
fantasmal que debían ser las voces humanas de todas aquellas personas
compartiendo sus preocupaciones.
La
reacción popular fue: “Esto no puede estar sucediendo”.
Un
visitante de Gran Bretaña, estuvo
también allí aquel día, Wiston Churchil había invertido gran parte de su dinero
en la Bolsa estadounidense, y había decidido hacer una visita.
“Me encontré caminando por W.S. en el
peor momento de pánico y un perfecto extraño que me reconoció me invitó a
entrar en el parquet de la Bolsa, esperaba encontrarme con un pandemonio, pero
el sorprendente espectáculo que vieron mis ojos fue de sorprendente calma y
orden. Los mil doscientos miembros del Mercado de Valores iban caminando de un
lado para otro, como en una película a
cámara lenta de un hormiguero”.
“Se ofrecían unos a otros enormes
libretas de valores a un tercio de sus antiguos precios”.
Churchil
perdería una fortuna en el Crack de aquel día. Fuera la multitud seguía
esperando noticias.
Los
rumores no hacían más que aumentar el pánico.
En
cuanto se produce el Crack, el verdadero problema es la confianza, cuando se
pierde toda la confianza en la economía, valores buenos y malos van de la mano,
y la elite inversora tiene grandes problemas para intentar restaurar esa
confianza, para convencer a la gente que la economía y la Bolsa son seguras.
Los
banqueros sabían que tenían que hacer algo para evitar un colapso financiero
total.
Un
periodista del Times, siguió el desarrollo de los acontecimientos.
“La muchedumbre era cada vez más
numerosa y ruidosa y de repente se formó un remolino, un hombre en mangas de
camisa se abrió camino por la calle en dirección a las oficinas, y poco después
supimos a que había ido”.
Charles Michel había sido convocado a
una reunión a las oficinas de J.P.Morgan, a la mesa se sentaban otros cuatro
banqueros importantes, entre ellos Richard Widmi, vicepresidente de la Bolsa de
New York.
Era algunos de los hombres de negocios
más ricos de EE.UU. que representaban unos 6,000 millones de dólares en
valores. Presidia la reunión Tomas Lamon.”
Creo
que fue un gran choc para mi abuelo, el no había previsto que pudiera
producirse un Crack tan tremendo como aquel.
Mi
abuelo convocó una reunión en su oficina en el 23 de W.S. a algunos de los
banqueros más importantes de la ciudad para intentar de encontrar la forma de
frenar la caída de la Bolsa que se desmoronaba.
Elaboraron
un plan para inyectar 250 millones de dólares (180 millones de €), esos fondos
se usarían para respaldar una lista de valores clave.
A
la hora de la comida Richard Widmi cruzó la calle y volvió al parque de la
Bolsa.
Con
una enorme inyección del dinero de los banqueros, Richard Widmi confiaba a poner
en marcha el mercado. Widmi se acercó al mostrador donde se vendían acciones de
U.S.Stil y compró 25,000 acciones de la acerería a un precio muy superior al
que estaban vendiendo entonces.
Después
hizo recorridos similares por otras empresas fiables y cerró compras parecidas.
La idea era que así se restablecería la confianza de todo el mundo en el
mercado.
Otros
grandes titanes financieros del momento como Rockefeller hicieron compras
similares con la esperanza de que este acto simbólico hiciera cambiar la marea.
Y
funcionó, tal era el poder mágico del nombre de Widmi y del nombre de Morgan,
que de repente la Bolsa empezó a subir.
Para
entonces ya se había filtrado la noticia de la reunión y los periodistas
intentaban desesperadamente de conseguir información.
“Mi abuelo se reunió con un grupo de
periodistas que se habían congregado en W.S. junto a la oficina de su banco. Su
estilo era permanecer siempre tranquilo y nunca decir nada, bueno, que pudiera
erosionar la confianza de la gente en la Bolsa.”
El
Sr. Lamon, con su cabello plateado era como el hombre que sube al escenario
cuando el teatro está en llamas y conmina a todo el mundo a mantener la calma y
repite que no hay que alarmarse.
“Se ha producido una pequeña vorágine de
ventas en la Bolsa y hemos tenido una reunión para analizar la situación. Hemos
descubierto que no hay ninguna casa de corretajes en dificultades y que los
créditos se mantendrán satisfactoriamente.”
Mi
abuelo y muchos otros creyeron que lo peor había pasado, pero se equivocaban completamente.
Durante el fin de semana pareció que la intervención de los banqueros había
funcionado, las transacciones del viernes y del sábado por la mañana fueron
tranquilas y sin incidentes.
El
presidente Hoover también intentó calmar los nervios repitiendo un mantra que
también se ha usado en otros desplomes de la Bolsa desde entonces.
“La actividad fundamental del país es
la producción y distribución de bienes se apoya en una base sólida y próspera”.
Pero
en las oficinas del distrito financiero, reinaba el caos total.
“No
olvidemos lo primitiva que era la tecnología entonces, se hicieron tantas transacciones el 24 de octubre que
las maquinas tardaron cuatro horas en imprimirlas todas una vez que cerró la
Bolsa.
La
máquina saturada de información iba horas por detrás de las transacciones y
resultaba completamente inútil.
Durante
toda la noche las luces resplandecían en las ventanas de los rascacielos de las
oficinas, donde corredores a crédito y contables se enfrentaban a la
desesperada tarea de cerrar los negocios de un día, antes de que comenzara el
siguiente.
Se
desmayaban sobre sus mesas , los mensajeros caían exhaustos sobre los suelos de
mármol de los bancos y se quedaban dormidos.
El
lunes las máquinas se habían quedado sin cintas para imprimir las cotizaciones
y los inversores desesperados por conocer los últimos precios de las acciones
colapsaban las líneas telefónicas entre New York y otras ciudades. Muchos especuladores empezaban a descubrir
las desventajas del crédito fácil y la compra de valores a crédito.
Un
número significativo de personas que compraban acciones en los años 20, lo
hacían con dinero prestado.
Y
por supuesto la ventaja de comprar acciones con dinero prestado es que las
ganancias son tremendamente rápidas y cuantiosas cuando la Bolsa sube. Pero por
supuesto cuando bajan, toda la maquinaria se invierte, y en ese momento las
pérdidas también son cuantiosas.
Quienes
habían pedido dinero prestado para comprar acciones, ahora ten ian que
cubrirlo, y esto es algo que no había ocurrido nunca, porque el Mercado siempre
había subido. Habían invertido 25 dólares por cada 100 de acciones pero ahora
las acciones han bajado y lo que ocurre es que los corredores que han hecho
esos préstamos les preocupa no recuperar su dinero, le reclaman a la gente más
efectivo ó se venderán sus acciones.
“Su cuenta necesita 600 dólares, sino
recibimos esa cantidad antes de las 13H.del martes, venderemos todos los
valores de su cuenta. Consideren este documento una notificación.”
Y
eso era algo muy difícil de conseguir, alguna gente no tenía dinero en efectivo
para aportarlo, pero los corredores no
podían aguantar.
Y
el lunes, el Mercado empezó a caer y de forma más pronunciada que el lunes.
Este sería uno de los peores días de
la Bolsa de los EE.UU.
“En
1929, cuando se desplomó la Bolsa, yo era una niña que solo tenía 7 años (Vera
Pillitier), sin embargo recuerdo claramente
algunos de los detalles de aquel día.
No
habían muchos medios de comunicación y cuando ocurría algo extraordinario los
periódicos sacaban un extra que valía 2 centavos.
Los
niños con aquellas gorras de viseras
iban por las calles gritando “extra, extra, léanlo todo sobre la noticia” e
invariablemente alguien salía de casa y bajaba a la calle compraba el diario
por 2 centavos y leíamos lo que ocurría.
Y así fue como nos enteramos del Crack.
“Aquellos días Vera estaba con una
amiga de la familia y llegó la noticia de que la tía de su amiga lo había
perdido todo. Aquella señora menuda lloraba en silencio, no hacía más que
retorcerse y retorcerse las manos e iba de habitación en habitación.”
“Eso es todo lo que recuerdo de aquel
día.”
El
martes por la mañana (29 octubre)
algunos de los nombres más famosos de la economía estadounidense vieron como se
desplomaba el precio de sus acciones Stil, Radio, General Motors, acciones que
habían sido símbolos de los años de prosperidad.
El
martes se produjeron tremendas oleadas de ventas, esta vez las ventas eran tan
numerosas y tan implacables que no hubo ninguna reunión a la hora de la comida
en J.P. Morgan.
Claramente
el volumen de las ventas superaba cualquier posibilidad de que los banqueros
intentaran aplacar la tempestad.
La
tarde noche del martes, todas las acciones estadounidense valían un 22% menos
que a la apertura del mercado el lunes por la mañana. En 36 horas se había
perdido el 22% del valor de la industria estadounidense.
Hoover
era el presidente, él y A.Melón, el secretario del Tesoro estaban muy a la derecha y creían que no era
competencia del Gobierno intervenir en esto. Creían en el puro capitalismo sin
trabas, de modo que hicieron muy poco ó nada para aliviar el Crack.
Dijeron
que se resolvería solo, el mercado se desplomó muy rápidamente y mucha gente se
fue con el, fue muy doloroso.
Casi
todo el mundo perdió dinero como ha ocurrido ahora.
Se
calcula que a la conclusión de estos cinco días de negocio, 25,000 millones de
dólares de riqueza personal simplemente habían desaparecido.
“La Bolsa sigue cayendo sin fin, hay
órdenes de venderlo todo, calculo que me quedaran unos 500 si tengo suerte. Un
mil de final a un beneficio potencial que no hace cuatro meses rondaba los cien
mil dólares.”
Al
menos me digo a mi mismo, al menos lo he perdido todo en el mayor pánico de la
historia.
“Yo tuve mucha suerte, nunca me quedé
sin trabajo, me bajaron el sueldo, afortunadamente mis jefes eran gente muy
rica. Cuando me lo dijeron me preguntaron ¿Porque sonríes? Y les dije es que
creía que me iban a despedir”.
Quienes
se lo podían permitir afrontaron sus pérdidas con humor negro.
Otro
artista que había apostado y perdido era Groucho Marx, su especulación
imprudente le costó todo lo que había ganado.
El
destino de la fotógrafa Aris Hostin fue el típico de quienes se habían acercado
al mercado sin darse cuenta de los riesgos. Básicamente lo perdió todo entre el
29 y el 30 su cuenta se quedó a cero eso fue un shock para Aris. Imagino que no
se lo creía, como mucha gente no se lo creía, piensa que solo tiene que esperar
un poco y el mercado se recuperará, y siguió viviendo como si fuera rica. Alis
hipotecó su casa, no para pagar sus
deudas sino porque quería hacer un viaje elegante po Europa.
“Mi padre lo perdió todo, lo perdió
todo pero renia 22 años, así que se lo tomo con filosofía.
Cuando tienes 22 años no es tan
dramático, la gente que lo rodeaba eran más establecidos y con 50 y 60 años y
han perdido sus ahorros de toda su vida y han sentido un pánico absoluto.”
No
todo el mundo pudo asumir sus pérdidas, aunque el número de suicidios se hay
exagerado, a algunos les pareció la única salida.
“Sé que hay historias de gente que en W.S. abrió las ventanas de su oficina
y saltó, eso ocurrió realmente, no es una leyenda urbana, hubo gente que se
suicidó.
Personas que habían trabajado 30 y 40
años en W.S. que habían amasado fortunas en apenas unos días, lo perdieron
todo.”
Lo
siento no he podido devolver los libros hasta ahora, pero la situación en el distrito
financiero nos ha tenido muy ocupados.
Ayer
una mujer salto desde el tejado de nuestro piso, 44 pisos, pasó por nuestra
ventana, vi su cuerpo tendido en la calle, y la imagen me pareció tan horrenda
que me puse enfermo.
Los
efectos del catastrófico Crack de W.S. se dejaron sentir por todos los EE.UU.,
incluso aquellos que nunca habían tenido acciones, que nunca se habían
beneficiado de la prosperidad de la Bolsa, también se convirtieron en victimas.
El
Crack había socavado la confianza de los estadounidenses en su frágil sistema
bancario formado por miles de pequeños bancos que carecían del Tamayo y la
reputación para convencer a sus clientes de que su dinero estaba a salvo. A
medida que se hundía la confianza en la economía, comenzaba el efecto domino.
“En 1931, más de 2000 bancos habían
quebrado. Tras el Crack, los bancos cerraron, y eso nos afectó más seriamente.
Me refiero a la gente de mi nivel, muchos teníamos dinero en el banco, un poco,
un par de cientos de dólares, mil tal vez. Entonces no había infraestructura,
no había un Fondo Federal para garantizar los depósitos de las gentes, no había
forma de respaldar a los bancos, si los bancos se habían equivocado, tú como
cliente pagabas.”
Querías
usar tu dinero y ya no estaba allí.
Vean,
la gente se enteraba de que determinado banco no era solvente y empezaba a
preocuparse por su propio banco, retiraba fondos y la situación se convertía en
un terrible círculo vicioso. Cerca de 3000 bancos cerrarían en los dos años
siguientes.
Y
entonces, todo el sistema financiero parecía no solo inestable sino también
inútil. Después de aquello, cuando la gente ahorraba dinero desconfiaba de los
bancos y lo guardaba en el colchón.
La
caída de la Bolsa en 1929, no generó la Gran Depresión, pero inició una cadena
de acontecimientos que culminarían en la Gran Depresión.
Esto
les sonará familiar, pero los bancos le estaban prestando dinero a la Bolsa,
las empresas estaban prestando dinero, los corredores también prestaban dinero
y cuando los precios cayeron, todo ese dinero desapareció casi inmediatamente, las empresas empezaron a
pasar apuros , a tener escasez de capital, a notar el dinero perdido empezaron
a prescindir de gente, a despedirla.
Se
produjeron bancarrotas en masa, una crisis de liquidez exactamente igual a la
que hubo, tenemos hoy. Es decir que todo tipo de negocios eran incapaces de
conseguir préstamos para mantenerse a flote.
Aunque
se tratase de negocios totalmente solventes no consiguieron créditos a corto
plazo para pagar a sus empleados, para comprar más productos, para pagar a sus
proveedores, y empezaron así las bancarrotas. Y a medida que se producían las
bancarrotas, la gente se quedaba sin empleo, y al no haber trabajo caía la
demanda. Y eso es lo que causa un daño traumático a la sociedad, tan traumático
que en el caso de la Memoria estadounidense solo es superada por la Guerra
Civil, como el momento más trágico de la Historia de los EE.UU.
“Mi
padre tenía una agencia de corretajes de valores relativamente modesta. Una
noche durante la cena, mi padre dijo que había tenido que despedir a un
empleado, yo muy arrogantemente dije - bueno ya encontrará otro empleo, no - .
Mi padre me contestó - ¡No!, es un hombre mayor y no muy preparado, no creo que
lo encuentre- y entonces mi padre se echó a llorar.
Fue
la primera vez que vi llorar a mi padre.
Se
produjo un gran cambio en nuestras vidas y en las personas que nos rodeaban
después del Crack.
Muchos
de los padres de mis amigas perdieron su trabajo y no pudieron pagar el
alquiler, los desahuciaron. La pobreza nos rodeaba, la gente no tenia ropa,
iban con harapos, literalmente con harapos, se envolvían los pies con papeles y
cartones, eso eran sus zapatos
improvisados para andar por la calle, y si te acercabas a Central Park
veías aquella zona enorme con el estanque que había sido vaciado, con casas de cartón
en donde la gente pasaba la noche.
Le
llamaban Hoovervilles, porque así se llamaba nuestro presidente de entonces, y
por supuesto de todo el Crack de la Bolsa sele culpaba a él, era algo
lastimoso.
Como
muchos otros la fotógrafa Alis Hustin tuvo problemas para el pago de una
hipoteca durante la Gran Depresión.
Unos
años después de comenzada la Gran Depresión a Alis Hustin se le acaba ekl
dinero, no le queda nada, la echan de su casa, la llevan a un asilo para
indigentes, y es un asilo digno de una novela de Dickens, donde vive un par de
años.
Milagrosamente
se descubre en sus fotografías, vendió unas cuantas a la revista Times y con
eso consigue el dinero para cambiarse a una residencia de ancianos decente. En
cierto sentido sus fotografías acuden a un rescate, la sacan de la pobreza y le
conceden un año ó dos de vida decente.
Paul
Bourbug, que con tanta precisión había predicho el Crack y la Depresión salvo
el banco que dirigía del desastre, saliéndose de la Bolsa a tiempo, pero eso no
le sirvió de gran consuelo.
Mi
bisabuelo probablemente nunca recuperó el equilibrio personal después del
Crack, que le llamaron la Casandra de W.S.. Creo que fue muy doloroso para él,
todos recordamos que Casandra no solo veía el futuro, también estaba condenada
a que la gente la ignorara, y creo que esto le causó una propia depresión.
No
creo que dijera nunca “ Os lo advertí”, creo que sintió que era muy trágico,
que toda esta depresión mundial podría haberse evitado ó esquivado al menos que
no tenía que haber sido tan fuerte y creo que eso provocó su prematura muerte.
Murió
en el último año de la presidencia de Hoover, cuando todavía no se veía el
final.
Pero
en 1932, doce años de gobierno republicano llegaba a su fin. El demócrata
Roosevelt fue elegido presidente por mayoría abrumadora. Su primera tarea fue
restaurar la confianza.
Visto
como un salvador, Roosevelt prometió un “New Deal” para el pueblo
estadounidense y regular el sistema financiero.
El
nuevo presidente actuó rápidamente, garantizó los depósitos bancarios y
promulgó leyes para obligar a los banqueros a operar bajo una estricta
supervisión gubernamental.
El
Comité de Asuntos Económicos del Senado inició una investigación del Crack, se
prolongaría durante más de tres años, y las 10,000 páginas de informes
desacreditarían la reputación de W.S.
El
ambicioso abogado del Comité, Ferdinan Pecor retó a la elite bancaria a
explicar su conducta.
“ Llama a los banqueros a testificar,
y ¿Qué descubre?. Descubre que Charles Mitchel del National City Corporation,
le había vendido acciones a su mujer para evadir impuestos.”
“Que Richard Widmi que tan
valientemente había comprado el “jueves negro”, había perdido su dinero y
tomado prestado el de su hermano, y cuando eso no le llegó, empezó a robarles a
sus clientes. Acabó en la cárcel cumpliendo condena”.
El
banco más prestigioso de los EE.UU. el J.P.Morgan tampoco quedó libre de culpa,
la investigación descubrió pruebas de la existencia de una lista para ofrecer
opciones preferentes sobre acciones, a amigos de las altas esferas, entre ellos
un ex-presidente.
No
estaban solo los socios de Morgan, ni los familiares de Morgan, habían también
ejecutivos de empresas importantes, incluso algunos políticos.
Colbert
Couldin figuraba en la lista de accionistas preferentes, desde luego, y esa era
una práctica que mucha gente pensaba que estaba mal.
Ferdinard
Pecor pronunció una gran frase: “Fue
sorprendente el descubrimiento de los bajos fondos en las altas esferas".
Hoy,
podríamos decir lo mismo.
En
respuesta al escándalo público ante las malas artes de los banqueros, el
presidente Rooselvet creó la Comisión del Mercado de Valores. Su tarea seria
limpiar W.S., para presidirla eligió a un hombre que sabía más sobre prácticas
no éticas, que la mayoría.
El
presidente Rooselvet cuando presentó la Comisión del Mercado de Valores para
regular W.S. nombró a su viejo amigo y colaborador John Kenedy para dirigirla.
Era
como poner al zorro a vigilar a las gallinas.
Aunque
Rooselvet restauró la confianza en el sistema bancario, la Gran Depresión
duraría hasta el estallido de la II Guerra Mundial.
Entonces,
igual que ahora la economía globalizada provocó que el Crack y su subsiguiente
depresión se extendiera por todo el mundo.
En
Gran Bretaña, se produjo una recesión en la producción y millones de personas
perdieron su trabajo.
Alemania
que todavía sufría las consecuencias de la derrota en la I Guerra Mundial
sufrió más si cabe.
Mucha
gente perdió los ahorros de toda su vida durante la Gran Depresión que avivó en
muchos países el deseo de tener un gobierno autoritario que les salvase, que
recatase a la economía.
No
hay duda que el Crack y la Depresión refuerzan los movimientos
anti-capitalistas. Los comunistas habían tomado el poder en Rusia, y los
movimientos fascistas estaban en alza. Mussolini ya había llegado al poder en
Italia y en Alemania se estaba fraguando la base política de Hitler.
Y
cuando el estado de vida estadounidense basado en un capitalismo de mercado
libre sufrió el Crack de W.S. y la Depresión posterior, salieron reforzadas las
personas que pensaban que había una forma de vida mejor.
Mientras
el comunismo y el fascismo prosperaban, muchas naciones ponían barreras para
evitar el comercio libre y se encerraban en si mismas para intentar salvar sus
economías.
El
nacionalismo económico llevó a las guerras comerciales, y más tarde a la
GUERRA.
Ochenta
años después, quienes recuerdan la burbuja de los años 20 y el Crack posterior
creen que ya han visto todo esto antes.
No
creo que hayamos aprendido nada. Me he dado cuenta de que la gente tiene muy
mala memoria.
Siguen
practicando compras a plazos, financiadas con deuda, sin pararse a evaluar los
riesgos.
Tenemos
muchos créditos baratos como en los años 20, con los créditos baratos la gente
ha especulado con la vivienda y ahora la burbuja inmobiliaria ha reventado.
Tenemos
a un consumidor estadounidense habituado a la compra a plazos, endeudados hasta
las cejas y que no pueden hacer frente a esa súper-deuda. La crisis de las
hipotecas sub-prime ó hipotecas basura, es un síntoma de ello.
En
los 80 y 90 había renacido la confianza en el mercado libre, y con la vuelta
del optimismo muchas de las reglamentaciones financieras introducidas por
Roosevelt se consideraron anticuadas y se fueron suprimiendo poco a poco.
Una
vez más un mercado poco regulado permitió que la especulación creciese sin
control.
Estamos
cosechando las tempestades de esa des-regulación, estamos exactamente en la
misma posición que estaban en 1929, cuando el gobierno miró para otro lado ante
lo que ocurría en el mundo financiero.
“Lo que espero y creo, es que el
Gobierno ha aprendido la lección e intenta dar pasos mucho más activos y mucho
más agresivos que los que se dieron en
la década de los 30, para intentar frenar el sufrimiento y el declive.”
“La esperanza es que esos pasos
funcionen, pero las lecciones del Crack de 1929 indican que la historia se
repite, que la locura y la avaricia humana, son fuerzas que pesan mucho más en
los asuntos económicos, que la razón y la moderación”.
Transcrito
por César Llorca el 22 de Noviembre de 2013 de un Documental sobre el Crack de
1929.
No hay comentarios:
Publicar un comentario