En nuestro país, ya
tenemos elecciones Autonómicas, Municipales y Europeas, fijadas para dentro de
un año, y cuyos resultados van a tener unas repercusiones muy significativas,
porque de hecho van a aparecer como los resultados de “Las Primarias” de las Elecciones Generales del 2020.
Estos dos años electorales
transcendentales, que vamos a vivir intensamente en España, se van a dar en un complicado
contexto en Europa, donde las convocatorias electorales más recientes, vienen
castigando a los partidos políticos, digamos clásicos, que se están
convirtiendo en los víctimas de la crisis que hoy padecemos los países de la
Eurozona, por: “el terrorismo, la
globalización, la migración y el nacionalismo, entre otros problemas de orden
económico y social”.
Y ese “castigo” que hoy sufren los partidos clásicos, tanto de derechas
como de izquierdas socialdemócratas, son en mi opinión, como consecuencia de la incapacidad de las formaciones
políticas tradicionales, de abordar con eficacia esos problemas que vengo de
señalar.
Y como consecuencia de
ello, lo que emergen como alternativa a esos partidos, y por lo que apuestan
amplios sectores de la ciudadanía, son los movimientos populistas, de derecha y
de izquierdas, que engañando a los electores con el “mantra”: “No somos de izquierdas
ni de derechas”, acompañado del “No
nos representan a los ciudadanos”, que logran acaparar importantes apoyos
provenientes de los partidos tradicionales.
En general esos grupos,
son de incierto futuro político, que se presentan como movimientos con más
democracia interna, y un plan anti-todo, pero que la realidad sin embargo, ha demostrado
lo contrario, en cada uno de los países donde han surgido. Y en España el
ejemplo más evidente es Podemos y en cierta medida Ciudadanos.
Pero en las últimas elecciones
celebradas en Hungría, los socialistas han vuelto a fracasar aplastados por el
nacionalismo ultra-conservador de Vitkor Orban, y los xenófobos de Jobbik. Y en
Italia el fracaso del Partido Demócrata de Mateo Renzi, arrinconado por
populistas y nacionalistas, por la izquierda y por la derecha. Son solo dos
ejemplos, dos pruebas donde se constata que los partidos de la izquierda son
los que más sufren el fantasma que se
está extendiendo peligrosamente por Europa, que no es precisamente el fantasma
del Comunismo que anunciaba Carlos Marx.
Pero si este fenómeno, se
está produciendo, es por una sola causa – en mi opinión – y es que, los
electores no les han perdonado a los partidos de izquierda socialistas, que
hayan afrontado la crisis económica con medidas y propuestas similares a las
que han practicado los partidos de la derecha. Y no hay otra explicación, creo
yo, que lo explique mejor y más claro.
En su reciente libro “Ganar el futuro”, el socialista
Joaquín Almunia señala que la Unión Europea y la Socialdemocracia “son las principales víctimas políticas de
la crisis”, y que su deterioro ha dado paso a populismos
ultra-conservadores – menos en los países del sur que son de izquierdas – y a trasnochados
nacionalismos.
En buena medida, es esa la
realidad en la que estamos, y por lo tanto, el futuro de Europa va a depender
de cómo se gestione esos perniciosos fenómenos. Porque la verdad, es que los
partidos clásicos de izquierda, han sido barridos incluso en países donde su presencia
era hegemónica, como ha sido en Francia, donde el Partido Socialista, pasó el
año pasado de gobernar el país, a sufrir una humillación sin precedentes, con
un 6% de los votos.
Otras derrotas de los
partidos de izquierda, han ido configurando un mapa ideológico desconocido en
la Unión Europea, ya que tan solo dos de los 28 países – Grecia y Portugal –
son gobernados por la izquierda, sin embargo hace dos décadas los partidos socialdemócratas
dominaban la mayoria de los Ejecutivos en el continente Europeo.
Pero el fenómeno “Castigo” también está afectando a los
partidos de la derecha tradicional, por esa falta de soluciones y
propuestas claros, tanto para sus
propios países, como para Europa. De ahí que el habitual relevo entre los
partidos clásicos de izquierda ó derecha, no se produzca, porque los ciudadanos
– hay que reconocer – ya no se fían de ninguno de ellos.
Lo que ha venido a generar
un espacio, que favorece la aparición del nuevo experimento de los movimientos populistas,
en los países de la Unión Europea, que no responden a las lógicas políticas
tradicionales, que prometen rápidas y fáciles soluciones para los problemas más
complejos, pero sus propuestas en la práctica son un bla, bla, bla, tan inservible
como irrealizable, pero son los que están acumulando los apoyos ciudadanos, a
pesar de la inviabilidad de “Esos
proyectos”.
En el fondo lo que sucede,
la impresión que ofrecen estos populismos, con los apoyos que reciben, es que
los ciudadanos de un sociedad indignada “Prefiere
votar a quien le administra la rabia”, en lugar de “Votar a quienes les prometen solución”.
El ejemplo de Alemania, donde
la crisis ha golpeado con menos intensidad, los partidos clásicos el CDU, CSU y
el SPD, también se resienten, y habrá que ver las repercusiones que les produce
a ambos partidos por el acuerdo de gobierno entre la Merkel y el SPD, pero la
fuerza que hoy es la principal fuerza de oposición, es Alternativa para
Alemania, un grupo ultraderechista y euroescéptico que solo cuenta con cinco
años de existencia.
Y en el caso de nuestro
país, también viene perfilándose una situación donde organizaciones que aún no
están estructurados como partidos políticos al uso, como Podemos y Ciudadanos
arrebatan determinadas intenciones de voto del PP y del PSOE según las
encuestas y sondeos, en los cuales se señalan incluso la probabilidad de que
Ciudadanos acabe ganando las elecciones.
Claro que, se puede decir:
“las encuestas, encuestas son”, sin
embargo la desafección de los ciudadanos en gran medida a los partidos
tradicionales, no solo hay que verlo a través de los citados sondeos, que dicen
medir los retrocesos electorales de dichos partidos políticos. Sino que hay
otro dato de gran interés por su objetividad, que son las grandes movilizaciones
recientes, que han nacido, se han desarrollado con un alto grado de
coordinación interregional y sectorial, que las han materializado al margen de
las organizaciones políticas y sindicales.
Las grandiosas
manifestaciones feministas del 8 de marzo, así como las numerosas
manifestaciones de los jubilados en todas las capitales del país, cuyos
promotores en alguna de ellas, rechazaron la presencia de dirigentes políticos
en lugares destacados, e incluso banderas de los sindicatos, ha sido evidente
en muchos lugares. Como las movilizaciones que se están desarrollando para
manifestar el juicio y la condena que les han impuesto a los violadores, de “La manada” que han sido un insulto a todas las mujeres y los
hombres que estamos en contra, y que tampoco las ha convocado ningún partido ni
organización sindical.
Pero ese desarraigo a los
partidos políticos, se está midiendo también por las cifras de afiliados que
cuentan. En Alemania el SPD y la CDU-CSU han perdido la mitad de los suyos en
dos décadas. En Francia, el PS ha pasado de casi 300,000 a menos de 100,000 afiliados
y de ellos solo 42,000 figuran con sus cuotas al día.
En nuestro país, con todos
los problemas internos que se han vivido, el PSOE que contaba con 400,000
afiliados, ha pasado a 180,000, mientras que el PP que dice tener 800,000
adeptos, solo 160,000 pagan sus cuotas. Y donde el desprecio social a los
partidos se repita en los sondeos del Centro de Investigaciones Sociológicas
(CIS), son factores muy preocupantes.
Precisamente en ese
contexto que estamos viviendo en los países de la U.E. y que he creído
conveniente recordar, conviene destacar valorando el acierto que ha tenido el
PSOE, al adoptar con grandes dosis de inteligencia política la necesaria e
importante posición ideológica y política de una Nueva Socialdemocracia, y el
liderazgo de Pedro Sánchez y de una nueva Comisión Ejecutiva, que con sus
propuestas y medidas, van a conseguir que se produzcan los cambio de Gobierno y
de políticas en nuestro país, pero igualmente y con toda la modestia del mundo,
son ya un referente ejemplar para los
partidos socialdemócratas en Europa.
Y esa referencia, que es
hoy el PSOE como partido de izquierdas, tanto en nuestro país y frente a
quienes prefieren prescindir de “Los
partidos” y sostiene ese “mantra”
como bandera, nos permite afirmar con más fuerza cada día que “Prescindir de los partidos”, no es la
solución porque “la experiencia de
nuestra historia nos ha enseñado que todavía es mucho peor que un sistema con
malos partidos, un sistema sin ellos”.
Por eso, y desde la compleja
realidad que he tratado de plasmar en la presente reflexión, creo muy necesario
valorar y apoyar la labor de “La nueva
Socialdemocracia que desde el PSOE y el liderazgo indiscutible de un hombre de
Estado como está demostrando Pedro Sánchez y de toda la Comisión Ejecutiva”.
Porque es una labor, que
vienen desarrollando día a día, con
valentía y acierto político, y que sin lugar a dudas van a recuperar los apoyos
necesarios de los españoles, para acabar con el Gobierno de Mariano Rajoy en
las primeras elecciones que lo hagan posible.
4 mayo 2018
César Llorca
Tello
No hay comentarios:
Publicar un comentario