LAS
DIMISIONES Y BAJAS DE LAS DIRECCIONES EN PODEMOS NO SON POR FALTA DE MADUREZ.
Con las dimisiones de
Podemos en Madrid y las caídas de las direcciones en Cataluña, País Vasco,
Rioja, Galicia, la ciudad de Málaga y los enfrentamientos con la dirección nacional,
es decir con Pablo Iglesias desde las direcciones de Aragón y Andalucía, ya no
se puede tapar la caída en picado desde las alturas del ego y el mesianismo en
la que su líder absoluto la había subido.
Tampoco creo, sinceramente
que desde la cúpula dirigente se pretenda acusar que esa situación es fruto de “una conspiración del PSOE” y que esto
lo vayan a arreglar en dos ó tres días. Porque ni una cosa ni la otra son
ciertas.
Las formas en que se ha comportado el equipo de Iglesias,
sus portazos y desaires, los insultos y las no negociaciones con el PSOE y para
colmo el voto negativo en la sesión de investidura, coincidiendo precisamente
con Mariano Rajoy y su voto negativo, también han sido a mi parecer, la gota
que ha desbordado sin poderse ya contener las diferencias profundas entre
varios órganos de dirección de Podemos en ciudades y Comunidades Autónomas.
Evitando en una
maravillosa ocasión de mandar a paseo al Gobierno de Mariano Rajoy, y enviarlo
a la soledad absoluta de la oposición, Pablo Iglesias ha conseguido disgustar y
mucho al sector más sensato de sus votantes, militantes y dirigentes, que si un
día vieron en Podemos y su líder un aire fresco que iba a acabar con “la rancia política de la casta y con sus
guerras de poder e intereses partidistas”. Ahora se sienten frustrados por
las actuaciones de su líder y la ambigüedad de sus formulaciones programáticas.
Y hasta aquí ha llegado
Pablo Iglesias y que nadie se extrañe. Ha sido fruto no de una operación
judeo-masónica socialista. Es sencillamente el resultado de la gestión
autoritaria, machista y personalista de su líder.
Hay algunos periodistas,
muy respetables para mí como es el señor Iñaki Gabilondo, que aún admitiendo que la crisis de Podemos
no es fácil de determinar, ha indicado que “Podemos
tiene enemigos muy poderosos, con lo cual la exageración está asegurada”.
Sin embargo aún señalando
que no es convincente las razones de los dimisionarios que se han marchado
diciendo que se van por razones circunscritas a Madrid y no al proyecto nacional,
que puede ser verdad o mentira.
Pero es una ingenuidad
creerse que ahí está todo, decía el señor Gabilondo. Y en eso coincido con este
famoso y apreciado comentarista.
Según mis apreciaciones
las diferencias surgidas están entre el Podemos de su inicio, con esas ansias
de “barrendero de toda la reciente
historia democrática de nuestro país” y los vaivenes donde no se sabe si
van o vienen en la nebulosa de la indefinición política y programática en el
que han venido navegando
Y que no los ha situado, en un determinado espacio
político bien definido. Es decir entre los que quieren que Podemos, no pastelee
y se mantenga en las posiciones radicales de su origen, y el sector que lo que
plantea es hacerse más moderado con la intención de lograr más apoyos sociales.
Esas son las diferencias
de fondo, las de dos concepciones de dos partidos diferentes, y eso claro puede
acabar mal. Amén de las diferencias que se derivan de los intereses
personalistas de cada líder y que se suman a las razones primordiales, origen de
las diferencias. Y no porque sea un partido que le falte madurez, cuando lo que le faltan son otras cosas.
No creo, sinceramente lo
digo, que la crisis de Podemos sea una crisis por “falta de maduración de ese partido”. Claro que esas diferencias las
tendrán que resolver las bases de esa formación.
Mientras lo que se ve, es
que cuando podía haber apoyado a Pedro Sánchez en su investidura, ante todos
los españoles ha quedado claro que ha votado
con la derecha rancia y carpetovetónica que representa Mariano Rajoy y
el Gobierno del PP.
La verdad, es que no creo
que en estos dos meses vaya a cambiar de actitud Pablo Iglesias, y tampoco creo
que por sus exigencias inasumibles por irrealizables, vaya a formar parte de un
Gobierno de coalición con Pedro Sánchez y vaya a ser vicepresidente del mismo.
Por lo tanto la única posibilidad que le queda, es abstenerse facilitar el
Gobierno de Pedro Sánchez y pasar a la oposición.
11 marzo 2016.
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