Es
evidente, que el problema político
planteado por el Govern con la independencia, la auto-determinación y la
República para Cataluña, como tal problema político, requiere soluciones
políticas.
Por
ello, cuando se ha iniciado el diálogo entre Pedro Sánchez y Quim Torra, no se puede negar que se ha iniciado una
fase de cierta normalización entre ambos Gobiernos, y aunque sus resultados
necesiten profundizar las reuniones, como ya se ha realizado entre los
Vice-Presidentes en los temas económicos y sociales de interés para los
catalanes y Cataluña. A a sus resultados que se alcancen, nadie les podrá negar
que ese dialogo tiene la categoría de política, si, política y por ambas
partes.
Esos
inicios, han coincidido al mismo tiempo con la finalización de la Instrucción
de la causa del “Proces”, que ha
durado más de ocho meses a cargo del Juez Pablo Llarena, como consecuencia de
que la Fiscalía se querellara con el Govern de Carles Puigdemont por la celebración
del Referéndum ilegal del 1-Octubre, y la declaración unilateral de la Independencia
de Cataluña.
Una
finalización de la Instrucción, en la que el Juez instructor de esta complicada
y compleja causa, dictó en la conclusión del sumario, que deja a la cúpula del “Proces” y a 18 líderes
independentistas en puertas del juicio.
Y en su último auto como instructor Llarena suspendió como diputados a
Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y los otros cuatro parlamentarios procesados
por rebelión que están en prisión.
Esta
última decisión, suspendiendo como diputados a los lideres citados. Ha creado
una situaciónseguir complicada para el
Presidente del Parlament, ya que actuar sin respetar la decisión del Juez,
puede llevarle a seguir la misma hoja de ruta de la anterior Presidenta Carme
Forcadell, imputarle el delito de desobediencia y acabar en la cárcel. Pero la
CUP y Junts per Cataluña piden que se vote en la cámara. Veremos que pasa.
Y
si faltaba algún elemento judicial, para complicar más el asunto, es la decisión
de la Audiencia Territorial alemana, que se niega a conceder la extradición de
Carles Puigdemont por el delito de rebelión.
Sin
ser docto en materia judicial, yo creo que ahora la mayor preocupación del juez
Llarena, será saber si Alemania va a entregar finalmente al expresident Puigdemont a las autoridades judiciales
españolas, y en caso de que accedan a ello:
¿Por qué delito lo harán?
Pero
ahora, terminada la instrucción, la principal pieza de este procedimiento,
pasara a la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, cuyos Magistrados deberán
juzgar y presumiblemente condenar a los culpables por los delitos cometidos.
Y
aun siendo verdad, que los problemas políticos, necesitan soluciones políticas,
y que el poder judicial en sus actuaciones, es independiente del Ejecutivo y
del Legislativo. A nadie se le escapa, que la fase judicial va a estar en
primera plana de nuestras noticias, hasta que finalicen los juicios, y va en
cierta medida a ensombrecer, los avances del dialogo político entre los
gobiernos.
Y
creo, que sería un absurdo querer abstenerse ante la situación real en la que
estamos: Por un lado las negociaciones entre el Gobierno de Pedro Sanchez y de
Quim Torra, que si alcanzan dosis de entendimientos en materia económica y
social, será muy positivo.
Sin
embargo, los resultados del Juicio por los Magistrados del Tribunal Supremo,
también van a contribuir a recomponer la actual fractura de la sociedad
catalana.
Porque,
al margen de la independencia del poder judicial. Sus actuaciones en defensa de
la Constitución, son siempre actuaciones de unas irremediables posiciones
políticas. Ya que defender el Estado constitucional, se puede hacer de dos
formas: A través del dialogo y el acuerdo entre partidos políticos. O mediante
las actuaciones del poder judicial que impide en justicia la violación de
nuestra Constitución y nuestras leyes, por una parte de nuestro Estado.
Pero
ambas conllevan siempre la categoría de “Políticas”.
Que
hoy haya un acuerdo, ó más bien una coincidencia entre Sanchez y Torra, de que
Cataluña es un problema político, es correcto, y debe pues de hallar soluciones
políticas. Pero eso no implica, como sostiene Torra, que eso debe de ser el
voto de un referéndum, que por otra parte dijo haberse celebrado ya, sin
legitimación ni resultados. Esa no es la
salida, le den las vueltas que quieran.
Hay
otras salidas, respetuosas con el orden constitucional en países como Francia, Alemania, Italia y otros muchos, que
han rechazado refrendos sobre cuestiones de soberanía e independencia,
sencillamente porque no lo contemplan sus Constituciones.
Y
eso mismo es lo que defendemos millones de catalanes y de españoles, nuestra
Constitución. Y hasta que eso no lo asuman los que tienen que votar en Cataluña en las próximas elecciones y
decida la soberanía del pueblo catalán, que el Independentismo es el mayor
enemigo para la sociedad y la convivencia de todos los catalanes. Pues podemos
continuar con una crisis cada vez más grave.
12
julio 2018
César Llorca Tello
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