UN CALLEJON SIN
SALIDA.
Estas
reflexiones las inicié, el sábado 6 de los corrientes, interrumpido a la espera
de la sesión del Parlament de Cataluña, del 10 y que también abordo, por lo
sucedido en dicha sesión
La situación a la
que han llegado el Gobierno de Mariano Rajoy, y el Govern de Puigdemont y Cia, se
la han ganado a pulso. Una situación que les ha situado a ambos en un “Callejón sin salida”. Sin salida, ni a
gusto e interés de ninguno de los dos Gobiernos. Ni a gusto del primero, ni al
del segundo.
Veamos: Mariano Rajoy
está enrocado en la Ley, en la
Constitución, hasta ahora – y con lo que
ha llovido en Cataluña – no ha hecho ni tan siquiera, el más mínimo gesto que permitiera al menos
intuir que tiene la voluntad de acelerar los trabajos de la Comisión
Parlamentaria que ha propuesto el Grupo socialista, para tratar de articular
las reformas que nuestra Constitución reclama, por varias razones, y
fundamentalmente para definir la “Organización
Territorial del Estado”. Que es
la única vía posible para encontrar
solución al conflicto generado
Pero al mismo
tiempo, Mariano Rajoy no está tampoco claramente decidido a aplicar los
articulados previstos en la Constitución, para situaciones como las generadas por
quienes están hoy al frente de las instituciones del Govern y el Parlament de
Cataluña. Para mí, esas advertencias de
que tomara “medidas progresivas”, me da la impresión que encierran “un
poco de miedo” por si estas, sublevan y provocan aún mucho más al sector
independentista.
Y hago estas
afirmaciones ateniéndome a las declaraciones del Presidente del Gobierno y que
se publicaban en la portada de El País el domingo 8 de los corrientes.
“Impediré que la declaración de independencia, si la
hubiere, signifique algo”, “La Guardia Civil y la Policía, seguirán en Cataluña
hasta que vuelva a la normalidad”, “Dentro de la ley, se puede negociar todo.
No busco, ni necesitamos mediadores.
Afirmaciones, de
las cuales no se puede esperar ninguna salida racionalmente lógica, de la mano
de Mariano Rajoy. Y para colmo de los colmos ha sido la mención a: “Un Gobierno de concentración podría
ayudar, pero bastaría con estar juntos”. A mí, me ha parecido estas
palabras, más propias de un marciano que ha aterrizado en el planeta, para
pasar las vacaciones en España y que no estaba al tanto de que el PSOE tiene
muy claro, de que no formara Gobierno con el PP, aunque lluevan chuzos de punta,
o llueva hacia arriba.
Y ni Mariano Rajoy que
no tiene ningún derecho a confundir, ni tampoco nadie de las filas socialistas,
cuyas voces –poco afortunadas- han
pedido que el PSOE colabore con la restauración del orden constitucional.
Porque el PSOE, lo ha dicho reiteradamente claro, que frente a una declaración
unilateral de independencia del Govern, los socialistas defienden la integridad
territorial y la Constitución. Y eso: “No
es que defiendan al Gobierno de Mariano Rajoy”, de ningún modo.
Por lo tanto, todos
esos bla, bla, bla, de Rajoy, no están sirviendo para nada. Mientras que en
Valencia, el Secretario General del PSOE, recordaba que fue de los primeros en
pedir al Presidente, que abriese una
negociación sin exclusiones para reconducir la crisis catalana tras el
referéndum del 1 de octubre. Y apostó por la actualización del modelo
territorial en España, para ordenar las identidades y encauzarlas de manera
racional y pragmática. Y que en esa actualización, como viene diciendo Pedro
Sánchez, “el PSOE defenderá una España
Federal en una Europa Federal”, Mariano Rajoy está como acorralado.
Porque la
consecución de un Gobierno de concentración, no es aceptado por la oposición,
fundamentalmente por el PSOE y el PSC. Porque no soluciona el conflicto, pero
lo que ahora pretende Mariano Rajoy es que la oposición se comprometa con las “Medidas que pueda tomar” ya que Rajoy
ha reconocido que se puede equivocar al tomarlas.
Y por otro lado el Govern capitaneado por
Puigdemont y sus sostenes Junts x Si, y la CUP, que están a mi juicio hundido
en la soledad total. Porque ni en España, ni en la Unión Europea, ni en ningún
lugar del mundo civilizado, les reconocen al margen de la Constitución la pretensión
de “Proclamar la independencia y la
República en Cataluña”, porque corren
el riesgo de la inhabilitación judicial de Puigdemont, Junqueras, Forcadell, y
otros, si en la sesión anunciada del Parlament, proclaman la República en
Cataluña. Y en mi modesta opinión, es lo que ahora les preocupa.
Y la incertidumbre
en Cataluña, sigue en máximos. Mientras que cientos de miles de catalanes se
concentraban en las calles de Barcelona pidiendo a sus representantes políticas
que los vuelvan a la legalidad, Vargas Llosa y Josep Borrell intervenían en la
defensa de la unidad de todos los catalanes en el Estado de Derecho. Puigdemont
y Junqueras estaban negociando con la CUP el texto de la declaración de la
Independencia. Una declaración que quiere evitar el peor de los escenarios: “Que Puigdemont y Cia, fueran inhabilitados por los tribunales de
justicia, lo que les llevaría a perder sus puestos, y sobre todo sus sueldos,
que es lo que en estos momentos no desean perder”.
Por todo lo dicho,
y a la espera de lo que suceda en la sesión del Parlament, me reafirmo en que
estamos ante “Un callejón sin salida”.
Ahora y después de
esa sesión del 10 de los corrientes y por
lo sucedido, es que, después de que Puigdemont “Asumiera el modelo de que Cataluña se convierta en un Estado
independiente en forma de República” y
a la suspensión inmediata de esta afirmación que propuso Puigdemont, para
un supuesto dialogo. Ha sido una ilegalidad, sin ningún valor jurídico, y una
farsa que desde la más absoluta ilegalidad de las leyes de ruptura y
desconexión del Estado español, ha provocado de hecho la ruptura de la CUP, que
frutada por la “ausencia de claridad”
en las afirmaciones de Puigdemont, han anunciado que emprenderá fuera del
Parlamente, una nueva etapa de lucha para imponer la República.
En esa lucha, me
parece que la CUP, estos jacobinos del Siglo XXI, no guillotinaran a nadie que
no estén por el Estado Catalán y la República, porque no tiene la Guillotina,
porque falta para ello no les falta, ni tampoco para hacer el ridículo más
espantoso.
Como bien dijo el
Secretario General, del PSC, entre tantas que expreso en su intervención: “No
se puede suspender algo, que no se ha aprobado”. Y reclamo elecciones en
Cataluña para que todos, todos los catalanes puedan decidir a sus
representantes.
En estos momentos
el Consejo de Ministros está reunido, yo espero lo que debía de hacer –en mi
opinión- “La aplicación de las medidas que la Constitución prevé para casos como
la relevante y reiterada violación de las leyes y normas democráticas en Cataluña,
a cargo de Puigdemont y Cia”
Solo la devolución de
la soberanía a todos los catalanes, y a todos los españoles en unas elecciones Autonomices
y generales, y sus resultados puede ser la vía correcta, para el dialogo, la negociación
y el acuerdo. El problema es cuando será posible. Mientras me temo que continuemos
en un “Callejón sin salida”.
11
octubre 2017
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