El aislamiento, de
la opción rupturista de la Unidad Territorial de España, es cada vez mayor acaudillado
por Carles Puigdemont que se ha situado fuera de la ley en Cataluña
Y ese fenómeno
delictivo, que la mayoría de la sociedad catalana, millones de ciudadanos no
comparte, han dejado de hecho al radicalismo separatista, “más solo que la una”.
Porque, no solo es en Cataluña, sino “en toda Europa y el Mundo Mundial”, ya que no ha habido ni un solo
gobierno de ningún país de este planeta - a pesar de las pretensiones del Govern -
que no hayan manifestado que esa crisis generada por la violación de las Leyes
y normas democráticas, debe resolverse en el marco de la legalidad
constitucional.
Las más de 1,300
empresas que han situado sus sedes sociales fuera de Cataluña, por la
incertidumbre sobre la estabilidad política que se ha provocado con la
violación de leyes y normas democráticas por las actuaciones del Govern y de
sus aliados más radicalmente rupturistas con la Unidad territorial de España,
son solo un dato dramático de la situación creada en Cataluña.
Y eso, solo ha sido
la punta del iceberg del caos económico y político, que Puigdemont y sus
secuaces de Junts x Si, la CUP y ERC han producido en el sector económico, con
su “ilegal obsesión” de romper todo
lo que se oponga a las violaciones de la Constitución en vigor, y de las
decisiones judiciales que están practicándose por ello.
La CUP quiere la
guerra en las calles, está llamando a la “desobediencia
civil” y reclama la proclamación de la Independencia y la República
catalana, ¡YA!, en cuanto antes.
Junts pel Sí,
quiere declarar la Independencia el próximo viernes. Y desde Podemos, no faltan
las críticas al Gobierno por las decisiones que en aplicación del artículo 155
de nuestra Constitución ha propuesto al Senado, para proceder a la recuperación
institucional en Cataluña y que culminaría con la convocatoria de elecciones autonomices.
Y ayer un diputado de esta formación separatista, llamo a los militantes de la
Asamblea Nacional Catalana, para estar disponible para movilizarse intensamente
otros días.
Y sobre todo
Podemos que no da “Puntada sin el hilo
de la súper-crítica al PSOE”, son realidades de lo que está sucediendo y
que nos permite evaluar lo que puede suceder en estos días.
El próximo sábado,
presumiblemente el Senado aprobará el conjunto de medidas adoptadas por el
Gobierno con el respaldo del PSOE y de Ciudadanos, en aplicación del artículo
155 de la Constitución. Y tras su comunicación al Congreso de los Diputados y
una vez proclamados en el BOE se procederá. “Al cese del President y sus Consejeros, en sus responsabilidades de
Govern”.
Pero ¿A que están
jugando, los actuales dirigentes del Govern de Cataluña?. Pues sinceramente a forzar
con las provocaciones de sus comportamientos “Neo-nazis” para incrementar aún más, una situación “Dantesca” en lo económico y judicial,
así como para la convivencia pacífica en Cataluña que ya es evidente en
Cataluña.
Porque el Senado ha
ofrecido a Puigdemont, la oportunidad que tiene para que en la Comisión de
senadores o en el Pleno del Senado, pueda asistir para hacer sus alegaciones
ante el trámite de la aplicación del artículo 155.
Yo personalmente,
que sin ser jurista ni hombre de leyes, estoy convencido de que el President
Carles Puigdemont no asistirá y declinara la oportunidad que se le ofrece. La
última, para anular la “Proclamación de
la Independencia y la República”.
Por ese
convencimiento mío, hoy me ha sorprendido las diferencias que publicaba El País
entre el PP y el PSOE, porque este último,
considera descartar la intervención de la autonomía, si Puigdemont
convoca elecciones. Mientras que al Gobierno no le vale con que Puigdemont renuncie
a declarar la independencia.
Entiendo los matices
que hoy se han conocido, pero sinceramente, no creo que exista una base real,
objetiva para estas expresiones.
Porque los
comportamientos delictivos del President y Consejeros del Govern de la
Generalitat y de otros, de persistir y no situarse en el marco de la legalidad,
al ser tipificados, de “Delitos de Sedición”,
van a encontrarse irremediablemente con la aplicación del Código Penal, que
castiga con hasta 30 años, a quienes se alcen “violenta y públicamente contra la Constitución”.
Y no va a ser suficiente
que Puigdemont y Cia, aunque de rodillas recen en la Sagrada Familia un rosario
como penitencia por sus “Delitos
cometidos”. Porque la decisión de la Generalitat de Cataluña de desoír, de
manera reiterada y manifiesta, las resoluciones del Tribunal Constitucional que
anularon el proceso soberanista y suspendía el referéndum de auto-determinación
del 1 de octubre, y la ley de Transitoriedad, se están ya ventilando
penalmente. Por el momento, por delitos de desobediencia, prevaricación y
malversación de caudales públicos.
Y este tridente
delictivo, entiendo que no se puede anular, ya que a ellos se sumaron otros
delitos más graves, como la Sedición y la Rebelión.
El primero de estos
delitos, la Sedición, está regulado en el articulo 544 y siguientes del Código
Penal y castiga con penas de hasta 15 años de cárcel a quienes “Se alcen públicamente y tumultuariamente”
para “Impedir por la fuerza ó fuera de
las vías legales, la aplicación de las Leyes” ó para “impedir a cualquier autoridad, corporación oficial ó funcionario
público, el legítimo ejercicio de sus funciones ó el cumplimiento de sus
acuerdos , ó de las resoluciones administrativas ó judiciales”.
La pena típica de
prisión, por este delito, de cuatro a ocho años, se puede aplicar a cualquier
ciudadano que cometa este tipo de delito. Y en el caso de los líderes de la
revuelta, la pena puede elevarse de ocho a quince años.
Y esos son, los
riesgos que van a tener que enfrentarse aquellos gobernantes catalanes como
Puigdemont y sus Concelleres de continuar la violación de la Constitución y las
decisiones de los Tribunales de Justicia.
Yo ya he expresado
en anteriores artículos, que el juego de palabras de Puigdemont en sustitución
del ¡Si! ó ¡No! que se le reclamaba, era precisamente el resultado de la gran
contradicción que ha creado el separatismo. Porque ahora, Puigdemont está entre
el “Como salir airoso, sin que se le
aplique el Código Penal y al mismo
tiempo quedar bien con sus aliados de la CUP, Junts pel Si, ERC.” Y por supuesto, ambas cosas no van a no van a
ser posible al mismo tiempo.
Para Puigdemont,
parece que lo más importante para él, va a ser
reventar la sociedad catalana, sea como sea y de paso generar una mayor “Crisis en el Estado de Derecho” de
nuestro país, y que el Gobierno se vea obligado a adoptar las medidas que reiteradamente
anunció, junto a la petición de que se renunciara a continuar con las ilegalidades.
El President, “Quiere ser víctima, quizá
con la esperanza que lo eleven a los altares”.
Pero como dijo
Hamlet: “Ser ó no ser, ésa es la
cuestión”.
Y a mí me parece, que
si van a ir las cosas por ahí, intuyo que Puigdemont, terminará como “Un político preso” que se lo está ganando
a pulso. Y se lo dice quien fue “Un Preso
político” – que no es lo mismo -, por luchar contra la Dictadura Franquista,
y autor de estas reflexiones.
25
octubre 2017
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