martes, 3 de octubre de 2017

EL DERECHO A DECIDIR, LA VIOLENCIA, Y EL DIALOGO.



Estas palabras han estado presentes en numerosas declaraciones de los políticos y politólogos antes y después del Referéndum ilegal del 1 de octubre en Cataluña.
Estas manifestaciones, todas ellas legítimas desde diversas ópticas políticas y puntos de vista, han venido defendiendo “El derecho a Votar”, han criticado “la Violencia” y han llamado “Al Dialogo”.
De todas estas palabras, una cosa aparece clara, y es la insuficiente descripción y falta de claridad de cada una de las palabras que están de actualidad.
No obstante y como consecuencia que el uso de las palabras, a veces son utilizadas más bien confundiendo, porque no siempre nos sirven para expresar correctamente la realidad, yo quisiera desde mi modesta opinión, señalar algunas de las confusiones que están hoy a la orden del día, en Cataluña, a raíz del Referéndum ilegal del 1 de octubre.
Porque en cada una de estas palabras que encabezan estas reflexiones, una cosa parece clara, aunque no esté extendida por toda la sociedad catalana, pero han sido la bandera de la confusión que el independentismo de los Puigdemont, Junqueras, Forcadell con los aliados Junts X Si, y la CUP han enarbolado, para con el engaño, movilizar a un sector importante, pero no mayoritario de la sociedad catalana.
Por ejemplo, el manido “Derecho a decidir” existe, para aquello sobre lo que quepa decidir. Porque hoy por hoy y hasta que la Constitución de 1978 no sea modificada,  aunque lo necesita en mi opinión por varias razones, un trozo de España, un territorio sea el que sea, una Comunidad Autónoma no puede desvincularse del Estado Social Democrático y de Derecho que está configurada España.
Y esto que digo, no es un invento mío, - así por mi linda cara – que me saco de la chistera esta ocurrencia, frente a la confusión que se ha utilizado para movilizar a la cifra de catalanes, que se han creído que “Votar el 1 de octubre” era sobre todo ejercer un Derecho. Cuando era, precisamente y sobre todo, lo contrario. Porque el Derecho a votar, los contempla la Constitución, y nunca las ocurrencias malignas como han sido las de Puigdemont y Cia para conseguir la fractura  social en Cataluña, y por ende la de España que han sido ilegalidades manifiestas.
Y eso es así, prácticamente en todas las Constituciones del mundo. Y un Gobierno Autónomo, que convoca un Referéndum, sabiéndolo como es su obligación, actúa de forma irresponsable y violando la Ley. Y en Cataluña, se ha actuado con todas las irresponsabilidades que ha querido el Govern y el Parlamente: Ha mentido a los catalanes, porque ni les ha robado España, han impuesto la Ley del Referéndum, violando la Constitución, el propio Estatut y las más elementales normas democráticas.
Llegados al escenario del 1 de octubre, conviene recordar que desde las instituciones, se ha violado la Ley, y se ha generado la crisis institucional y la fractura social en la sociedad catalana. Y engañar a los catalanes, como se ha hecho diciéndoles que el “Derecho a votar era para decidir lo que quieren ser”, ha sido  una falacia tan grande como “La Sagrada Familia”.
Es cierto que el Gobierno de Mariano Rajoy ha cometido muchos errores con relación a Cataluña, quizá uno de los más graves, a mi juicio, fue el de pretender impedir por las fuerzas de la Policía y la Guardia Civil que se votara el 1 de octubre. El espectáculo que han dado las fuerzas del orden por el estricto cumplimiento de las órdenes recibidas de los Tribunales y Fiscales, impidiendo que los ciudadanos en largas colas, no pudieran introducir su voto en las urnas, ha distorsionado la realidad. Mientras, que el Estado de Derecho tenía y tiene otros instrumentos legales  para la anulación de ese  Referéndum por ilegal y de todas las actuaciones que pretenden se deriven: La independencia  de Cataluña.
Pero esa falta que ha tenido el Gobierno de Mariano Rajoy en Cataluña, no puede justificar de ningún modo la respuesta irracional y violenta de grupos de ciudadanos dirigidos por la CUP y otros grupos extremadamente radicales y peligrosos para el orden y la convivencia pacífica en la sociedad catalana, por las amenazas que se están haciendo para que abandonen Cataluña la Policía Nacional y la Guardia Civil.
Cuando he visto por las noticias ese comportamiento, me ha venido a la memoria la labor encomiable que la Policía y la Guardia Civil tuvieron enfrentándose al Yihadismo terrorista en los atentados en Barcelona. Y eso me ha llevado a la conclusión de que estamos viviendo un gravísimo momento en Cataluña y en España. ¡Algo muy importante está fallando!
Puigdemont, que es el máximo responsable de la fractura social que se ha abierto en Cataluña, debe de llamar inmediatamente a la calma, y a dejar las calles y pueblos de Cataluña libres de estas inadmisibles manifestaciones. ¿Qué pasaría, si los 4 millones de catalanes que no están de acuerdo con la independencia, salieran a la calle a defender sus opiniones? Nadie creo con los cinco sentidos, apostaría por lo que pudiera suceder.
Igualmente Puigdemont, tiene que posponer las intenciones de convocar al Parlament para proclamar la República en Cataluña, hasta que en un marco de serenidad institucional se abra  paso a una solución alternativa a la ruptura de Cataluña con el resto del Estado español.
En mi anterior artículo, y como consecuencia del fracaso que yo considero de los dos Gobiernos, señalaba que lo que procede seria la “Dimisión de ambos Presidentes, Mariano Rajoy y Carles Puigdemont” para que la convocatoria de elecciones generales y autonómicas en Cataluña y sus resultados fuesen los instrumentos que hicieran viable la reforma de la Constitución y el reconocimiento del Estado Multinacional.
Pero estoy convencido que hoy por hoy, ninguno de los dos culpables históricamente, van a dimitir para facilitar que nuevos agentes políticos, pusieran punto y final a la ineptitud de Mariano Rajoy y su PP y al independentismo rupturista de Puigdemont, la CUP y otros, para hacer posible las reformas constitucionales necesarias.
Pero visto lo visto, desde ya estamos emplazados todos a encontrar soluciones al conflicto actual.
Mariano Rajoy, sigue en sus trece - es decir, dialogar dentro de la Ley -, que es lo que ha estado diciendo siempre, y no ha habido dialogo. Ahora, no sé que espera obtener de la cita a todas las fuerzas políticas.
Un repaso a las posiciones que han estado manifestando las principales fuerzas al respecto de una alternativa al caos “República catalana”,  son:
Pedro Sanchez le ha reclamado a Rajoy que dialogue con Puigdemont. A mí me parece muy bien, eso de que hay que dialogar. Pero, si los interlocutores tienen que ser Rajoy y Puigdemont me parece que los resultados, van a ser como los mismos del diálogos de la Esfinge de Gize y la Pirámide Cheops que están miles de años una junta a la otra y siguen sin hablarse. Una nota de humor con el máximo respeto a Pedro Sánchez.
Albert Rivera,  le ha pedido que aplique el 155 y que se hagan elecciones en Cataluña., para ver si los partidos Constitucionalistas salen reforzados frente a los independentistas ERC, la CUP  y otros.
El contradictorio Pablo Iglesias, también sigue en sus trece, nadando entre ellas, ha estado por que se votara en Cataluña en aras del derecho de auto- determinación, pero al mismo tiempo, que Cataluña no se fuera de España. Y ahora criticando a Pedro Sanchez por no presentar una moción de censura para terminar con Mariano Rajoy. ¡Vamos! Como la moción que el presento: “Un Éxito TOTAL”.
Mal veo yo, para que el negado Rajoy pueda mostrar un poco menos de su incapacidad para lograr algo positivo.
Y para no alargarme, el discurso del Rey Felipe VI, con sus habituales sentidos de la prudencia y la defensa de las leyes, ha hecho un claro llamamiento a la UNIDAD Y LA CONVIVENCIA DE TODOS LOS ESPAÑOLES. Muy acertado, pero que no le han faltado criticas, como ya le han hecho los rompe patrias desde la CUP.
Pero también tendrá, el convencimiento de muchos que estamos convencidos, de que estamos viviendo una situación muy grave en el país, y consideramos que la convivencia de todos los españoles es una necesidad para todos.

                                   3 octubre 2017

 

 

 

 

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