¿QUIEN
HA FELICITADO A DONALD TRUMP?
Las personas que no
tenían muy claro quién era Donald Trump, este multimillonario, machista,
xenófobo, racista, grosero y extremadamente mal educado, totalmente un fascista norteamericano, ahora fijándose de
donde le han llovido las felicitaciones por ser elegido Presidente de los
EE.UU. se podrá dar cuenta de por dónde van los tiros en la segunda década del
siglo XXI.
La lluvia de
felicitaciones le han venido de los líderes de los “Nuevos partidos o formaciones Para-fascistas” que han emergido en
Europa en los últimos años, porque se han sentido fortalecidos en sus proyectos
ultraderechistas, neo-nazis en cada uno de sus países, con el triunfo de Trump.
La victoria del
personaje Donald Trump, debería llevarnos a muchos millones de ciudadanos de
estos países de la vieja Europa, donde han surgido esos populismos de un sigo u
otro, a no dejarse arrastrar por ellos, porque el riesgo de que se sigan
desarrollando las tendencia xenófobas, separatistas solo puede conducirnos a un
escenario similar en Europa que crearon en Alemania e Italia, el nazismo y el
fascismo en los años 30.
Porque todas las
fuerzas neo-nazis en Europa, identificadas con la misma ideología politica que
Trump han saludado el triunfo de este, como si fuera el de ellos, y sin ninguna
duda, eso es la advertencia más clara de los peligros que hoy acechan a los
países en Europa.
Por eso creo, que
desde los países que hoy configuran la Unión Europea, los gobiernos, deberían
comprender y emprender la imperiosa y urgente necesidad, de avanzar en la
configuración y consolidación de una Unión Europea, suficientemente fuerte y
capaz de construir un modelo de sociedad más justo y solidario como factor esencial
y fundamental de una sociedad capaz de hacer frente a los peligros del
neo-fascismo que hoy amenaza en demasiado países, nuestros intereses como
ciudadanos libres y el derecho a seguir siéndolo. Una Europa que se aleje y
condene al “Nacionalismo decimonónico”,
y al “Patriotismo estúpido y
trasnochado” que solo conducen a los pueblos a la división y al desastre.
Lo ocurrido en
EE.UU. con el triunfo del magnate Trump, ha venido a fortalecer peligrosamente
a Marie Le Pen, la líder del Frente Nacional (FN), el ultra-derechista fascista
partido, que divulga en Francia todos esos sentimientos anti-casta y racista,
que está lanzada en la precampaña de la próxima primavera, preparando para dar
la batalla por llegar al Eliseo. Y que lo mismo puede alabar a Vladimir Putin y
a Trump al mismo tiempo, porque ambos prometen “Estados fuertes, naciones orgullosas, mano dura contra el inmigrante y
recuperar la soberanía frente a cualquier compromiso impuesto desde el exterior”.
Y se han sentido
estimulados, por los resultados de Trump, en el partido xenófobo holandés de
Geert Wilders que está en cierta medida posicionado para las elecciones en el
2017.
También lo han
celebrado en Alternativa para Alemania, donde desde que se conocieron los
resultados se apresuraron a apuntar que lo ocurrido en EE.UU. es un aviso a
todo el “Establishment”. Y la
copresidenta del partido, Frau Petri, afirmo: “Esta oportunidad es histórica.
“La izquierda política y la intrincada élite son
castigadas una y otra vez en las urnas por los electores. Esto es bueno, porque
el derecho está en manos del pueblo” señaló por su parte Heinz Christian
Strache, líder del ultra conservador Partido por la Libertad de Austria, que
lidera las encuestas en intención de voto para las elecciones del próximo diciembre.
Y también en Italia,
el principal líder de la ultraderechista Liga Norte recalcó, que la victoria de
Trump supone “La revancha del pueblo”
contra los banqueros, los especuladores, los sondeos y los periodistas. “Después de Trump, es el momento de
nuestros aliados europeos: Holanda, Austria, Alemania, Francia”
advirtieron.
Y para los
neo-nazis griegos de Aurora Dorada, el triunfo del republicanismo en EE.UU. “Ha sido una victoria para las fuerzas que
se oponen a la globalización, luchan contra la migración ilegal y a favor de la
limpieza étnica de los Estado”.
Todos los partidos
inspirados en una identificación ideológica similar a la de Donald Trump se han
felicitado por el triunfo de este “vaquero”
cuyo gobierno va a ser un peligro para la humanidad. Y durante la campaña de
este ya recibió mensajes de apoyo de los líderes populistas que comparten con
Trump el discurso xenófobo, el repliegue hacia el nacionalismo y contra la globalización; sino
también su retórica y en ocasiones sus formas que rozan lo violento.
El
ultra-conservador primer ministro húngaro, Viktor Orbán que exclamó eufórico: “La democracia aún está viva”. O la del
británico Nigel Farage fundador del “eurófono
UKIP”, y uno de los principales responsables de la victoria de la salida de
Reino Unido de la UE, que comentó que el Brexit y la elección de Trump
convierten este año 2016 como “el año de
dos grandes revoluciones”.
Y aunque todos
estos ultraderechistas y neo-nazis en el fondo, unos hablen en nombre de la
democracia, y otros en nombre del pueblo, ó la nación, da igual porque todos
apuntan en la misma dirección, hacia un mismo modelo: “La tiranía de la mayoría bajo un líder clarividente y un enemigo común
exterior, interior ó las dos cosas a la vez”. A muchos los hemos visto
antes, por la izquierda y la derecha.
El éxito de Trump
también lo han celebrado los nuevos populismos de izquierdas ó la izquierda de
siempre, en España ó fuera de ella.
En nuestro país,
Pablo Iglesias no ha tardado en querer aclarar,
“que los populistas pueden ser de
derechas, de izquierdas, ultra-liberales ó proteccionistas”. Asi creo yo,
que con esas aclaraciones, ha querido desmarcarse de quienes vemos grandes
similitudes entre su estrategia y la de Trump, pero aunque diga lo que le
parezca, para disimular: “que en ningún
caso se le parece”, eso, los que ya hemos conocido al líder de Podemos, no
lo creemos. Ni tan siquiera los niños de tres años se lo creen en nuestro país.
Todos estos
populismos, los de un signo ó del otro, no son capaces de construir nada
juntos, lo suyo en el fondo, lo que les une es la pasión por destruir las
estructuras de nuestro modo de vida, algo así, “vino a unir el nazismo alemán con el fascismo italiano”:La
democracia representativa, la economía abierta, la igualdad de oportunidades,
las instituciones internacionales, la apertura de las fronteras, las
identidades múltiples, y la idea de una sociedad abierta, les molesta y por
ello las atacan para hacerlas desaparecer y ser sustituidas por “Su modelo” dictatorial.
La diversidad de
estos “populismos” con sus máximas y
eslóganes son prácticamente idénticos, aunque dicho en diferentes idiomas,
dicen lo mismo: “Todos quieren y dicen
hablar en nombre del pueblo, al que quieren devolver el poder hurtado por los
poderes financieros, las instituciones supranacionales ó los políticos de una
vilipendiada capital (Washington, Bruselas, Paris ó Roma) que son el prototipo
de la corrupción política, económica y moral”.
Estos populismos,
en el fondo lo que pretenden es: “La
limpieza de todo aquello que dicen que ha ensuciado la dignidad de la nación,
restaurar su esplendor y expulsar obviamente de ella, a todos los que no
comulguen con su esencialismo”. Y esto, lo llamen como lo llamen, en cada
país de esta Europa inacabada, no puede engañarnos, es el “FASCISMO de la segunda década del siglo XXI.”
Pero ya hemos visto
como han reaccionado los mercados
financieros, al día siguiente de las elecciones presidenciales, algunas
compañías de servicios sanitarios empezaron a subir en Bolsa, una señal de que,
dentro de “todas las promesas
rupturistas” de Donald Trump, una que parece verosímil e inmediata, es el
fin de la reforma sanitaria de Obama, que buscó una cobertura asequible para
todos.
Trump apuesta por
elevar la inversión, y un proteccionismo creciente, pero sin explicar cómo lo
hará. Es decir, que ha llegado a Presidente de los EE.UU. sin un plan
económico, que todavía está por definir.
Desde el pasado
martes, una sensación de preocupación recorre la realidad liberal en Europa. Si
los norteamericanos son gobernados por “el
populismo”, es que todos estamos expuestos a él. La sombra de la democracia
puede oscurecerse si no se pertrecha frente a la “emergencia populista”.
El panorama de
occidente en la próxima década, está expuesto a que se repita el fenómeno
populista por doquier. La democracia liberal y el mercado libre, han perdido su
capacidad de ilusionar, y esta pérdida ha venido a generar un proletariado
emocional, de humillados y enfadados con
las estructuras institucionales que claman venganza contra ellos.
Y es de esas
sensaciones, que hoy se nutre el populismo de izquierdas y de derechas, el
Neo-fascismo, como en los años 30 subió al poder a Hitler en Alemania.
Los pueblos de los
países que constituyen la Unión Europea, y los partidos socialdemócratas
tenemos que reaccionar ante ese “Fantasma
que recorre Europa” que no es el que anunciaba Carlos Marx cuando escribió “El Manifiesto Comunista”.
12
noviembre 2016.
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