LA
NUEVA POLÍTICA ECONOMICA QUE ESPAÑA NECESITA EXIGE
OTRO GOBIERNO Y OTRAS FORMAS DE GOBERNAR.
Que un país como el
nuestro, después de ocho años del
estallido de la crisis financiera con la quiebra de Lehman Brothers, uno de los
grandes bancos de inversión estadounidense, tenga una tasa de desempleo del 21%
ó sea 4,779,000 de parados según los últimos datos de la EPA, es la más clara
constatación de que España necesita un cambio de Gobierno y de las formas de
gobernar.
Un Gobierno que tenga como
objetivo prioritario, acabar con las “políticas
de austeridad” y la “devaluación
salarial” que nos han aplicado los gobiernos de nuestro país desde el 2010.
Y para ello, hay que
acabar con el Gobierno de Mariano Rajoy y con las demagógicas promesas con las
que nos vende “la recuperación
económica”. Hechos son amores y no buenas razones Sr. Rajoy y usted ya no
está para muchos trotes desde hace tiempo.
En primer lugar hay que
revertir los recortes sufridos tanto en
la inversión pública, como en los servicios públicos fundamentales (sanidad,
educación, dependencia, etc.) más de 30,000 millones de euros que en el
periodo 2009-2014 se nos han quitado
empeorando lo servicios.
Y en segundo lugar, hay
que abandonar el “santo déficit” que es verdad que hay que reducirlo y pagar lo
que debamos. Pero que ello no nos condicione toda la política presupuestaria a
la consecución dogmática de un objetivo
concreto de déficit público. Porque en definitiva, no tiene ninguna
justificación económica que sea defendible, y lo que nos impone son el
sacrificio de cualquier otro objetivo de política económica y principalmente,
como podemos constatar, el empleo.
Y estas dos razones, son
en mi opinión los rasgos fundamentales de la nueva política económica que
necesitamos en nuestro país.
Ello exige una
renegociación de los plazos y condiciones de cumplimiento de los objetivos de
déficit y Deuda Pública. España en 2015 ha vuelto por octavo año consecutivo a
incumplir las previsiones de déficit Público, y no ha pasado nada. Asi de
claro, se tiene que reconocer para comprender los planteamientos que vengo a
plantear en este artículo.
Tenemos referencias de
ello: Cuando en 2012 nuestro déficit alcanzó el 7,1% frente al 4,4%
comprometido, la Comisión Europea no obligó a que se alcanzase el 3% en el
2013, como estaba previsto.
Al contrario, permitió que
llegara al 6,5% ese año y atrasó el objetivo de cumplimiento del 3% hasta el
2016, en concreto un 2,8%. Y si se hizo
en el 2013. ¿Porque no se puede hacer en el 2016?.
Si nos fijamos en la experiencia
de los EE.UU. se puede constatar fácilmente, que si no se hubiesen puesto en
marcha las medidas de expansión monetaria y fiscal que impulsó el Gobierno
estadounidense desde el 2008, la caída del PIB en vez del 4% habría ascendido a
un 14%, la contracción se hubiera alargado más del doble del tiempo, se habrían
perdido 17 millones de puestos de trabajo, el doble del número real alcanzado
con la tasa máxima de desempleo del 16%, el déficit presupuestario habría
crecido un 20% del PIB , en conclusión la economía estadounidense seria ahora
mucho más débil, como lo es en la actualidad la europea.
Resulta pues evidente, que
si a la zona euro se hubieran tomado medidas similares a las tomadas por
EE.UU., nuestra situación sería muy diferente. En el 2014 el PIB real de la
zona euro era de un 2% inferior al de 2008, mientras que el de EE.UU. se había
situado 7 puntos por encima
En el caso de la economía
española, esto debe de hacerse desde el incremento del Gasto Público, y no
desde la reducción de los impuestos como plantea el PP. Ya que los
multiplicadores del gasto en la actividad económica son muy superiores a los de
los ingresos, y que tienen un valor que oscila entre 1,3 y 1,7, como han puesto
de manifiesto los economistas Ignaci Zubini y Javier Martínez de la Universidad
de Deusto, en consonancia con lo que en su momento planteó el propio FMI,
reconociendo los errores de sus estimaciones iníciales para justificar las
políticas de austeridad.
En este sentido, resulta
absurdo justificar el mantenimiento de la Ley de Estabilidad Presupuestaria y
el propio concepto de déficit estructural en ella contenidos, así como la
actual redacción del Artículo 135 de la Constitución.
El déficit estructural, se
define como el déficit que permanecería si el crecimiento de nuestro país se
igualara con su crecimiento potencial, crecimiento de plena ocupación de los
factores productivos, trabajo y capital.
Pero ¿de qué crecimiento
potencial estamos hablando, cuando los flujos migratorios no permiten hacer
estimaciones realistas del volumen de
empleo potencial de un país, cundo la liberalización de los movimientos de
capital potencial no permiten hacer una estimación realista del capital potencial
de un país, cuando no se considera a la innovación en proceso para el cálculo del
crecimiento del PIB potencial.
Y en momentos donde aparece un cierto consenso
internacional, y que también en nuestro país expertos economistas apuntan la
necesidad de impulsar medidas de expansión fiscal para salir de la crisis
social en la que estamos inmersos, curiosamente esa tendencia no haya estado
presente en los debates electorales de los partidos, salvo en las propuestas
realizadas por el líder socialista Pedro Sánchez.
Y es que hasta el propio
presidente del Círculo de Economía ha dicho que España ha crecido en estos
últimos años “Gracias en gran medida, al
hecho de que se ha incumplido el déficit”. Y eso, conviene recordar que lo dice
quien forma parte de la dirección del Círculo, donde están importantes
empresas, entre otras el Banco Sabadell, Agroalimen, Puig, Roca, Moldiberica,
La Caixa, Hotusa y otras.
Cambiar pues esas
políticas, es lo que España necesita y son las que reclaman para ello, otro
Gobierno y otras formas de hacer política para afrontar los problemas
económicos del país y obtener buenos resultados.
Y esa política, tiene que
ser inexorablemente la que permita la reducción sustancial de la tasa de
desempleo en nuestro país, sin expulsar a miles de trabajadores cualificados. Y
la que necesariamente garantice un crecimiento menos dependiente de factores
externos y más sostenibles.
Y ello requiere
precisamente, una nueva política económica que permita disponer de márgenes
presupuestarios suficientes para impulsar la actividad productiva. Es decir,
las políticas inspiradas por Keynes que demostraron ser el único instrumento para salir de la crisis de
los años 30.
El dilema no es, como
quieren hacernos creer los mensajes neoliberales, entre si el dinero está mejor
en nuestros bolsillos que en manos de un Estado derrochador. El verdadero
dilema está entre si el dinero tiene que estar invertido en el mundo de las
finanzas especulativas generadoras de
crisis financieras periódicas (ya que quienes tienen una elevada riqueza,
muchas veces invierten como si lo hicieran en un casino) ó en nuestras
guarderías, en los Centros de Atención Primaria, en las redes de fibra óptica,
en los centros de tecnología que conectan a las universidades con las empresas,
en la potencia industrial que demanda nuestro país.
Por último, pero no menos
importante, creo que hay que hacer una apuesta clara para reforzar y recuperar
la autonomía de la negociación colectiva entre los sindicatos y los
empresarios, así como revertir los efectos de las dos últimas reformas
laborales, la del 2010 y la de 2012, esto es: recuperar la causalidad en la
contratación; la racionabilidad y proporcionabilidad de las causas en despidos
colectivos e individuales, reforzar la seguridad jurídica e incrementar las
cuantías indemnizatorias, así como revertir la regulación del despido en las
administraciones públicas; reforzar y recuperar la importancia del marco de la
negociación sectorial y el carácter complementario de los convenios de empresa,
así como la fuerza vinculante de los convenios y su ultra-actividad durante el
periodo de negociación.
No podemos olvidar los
perniciosos efectos de la reforma laboral, en el mercado laboral español,
incrementando el volumen de trabajadores pobres hasta el 12,5% de la población asalariada según la OIT. Entre 2010 y 2013, según los datos de
la EPA, los trabajadores más pobres de nuestro país, el decil de los que ganan
como media 563 euros al mes, han visto como el salario medio de este colectivo
se reducía en un 10%. Mientras que el decil de los trabajadores que más ganan
4,575 euros mensuales, el salario medio de este grupo de asalariados se ha
incrementado un 5%. El incremento del salario medio de este grupo de
asalariados, 280 euros al mes, es la
mitad de la media de lo que ganan los trabajadores más pobres de nuestro país.
La desregulación laboral y de la negociación colectiva está detrás del
incremento de la pobreza.
Estas son las políticas
que hay que cambiar para hacer España un país más prospero, más incluyente,
pero también más competitivo entre aquellos países desarrollados que apuestan
por el conocimiento como principal factor para la competitividad, y no por una
absurda reducción de los costes laborales que nos conduce al abismo social,
propio de un país de low cost.
29 febrero 2016
"Falta" el robo de los recursos para las pensiones que ha bajado de 67 millones a 33 millones pero como siempre a todo escrito se le pueden añadir cosas. Para mi bien pero opino como la persona que te dijo que para que lo lean hay que comprimir. Bien coño bien.
ResponderEliminarUno de manchelerria
Si amigo , pero decirme que puedo poner más dato0s y a su vez que comprima mis artículos es difícil de conjugar. A lo mejor si te pagaras un arroz con bogavante lo podíamos arreglar esa contradicción. Te lo dice un amigo que no le gusta mucho el bogavante... pero bueno un dia es un día.
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