domingo, 28 de febrero de 2016

LA NUEVA POLÍTICA ECONOMICA QUE ESPAÑA NECESITA


LA NUEVA POLÍTICA ECONOMICA QUE ESPAÑA NECESITA EXIGE OTRO GOBIERNO Y OTRAS FORMAS DE GOBERNAR.

Que un país como el nuestro,  después de ocho años del estallido de la crisis financiera con la quiebra de Lehman Brothers, uno de los grandes bancos de inversión estadounidense, tenga una tasa de desempleo del 21% ó sea 4,779,000 de parados según los últimos datos de la EPA, es la más clara constatación de que España necesita un cambio de Gobierno y de las formas de gobernar.
Un Gobierno que tenga como objetivo prioritario, acabar con las “políticas de austeridad” y la “devaluación salarial” que nos han aplicado los gobiernos de nuestro país desde el 2010.
Y para ello, hay que acabar con el Gobierno de Mariano Rajoy y con las demagógicas promesas con las que nos vende “la recuperación económica”. Hechos son amores y no buenas razones Sr. Rajoy y usted ya no está para muchos trotes desde hace tiempo.
En primer lugar hay que revertir los recortes sufridos  tanto en la inversión pública, como en los servicios públicos fundamentales (sanidad, educación, dependencia, etc.) más de 30,000 millones de euros que en el periodo  2009-2014 se nos han quitado empeorando lo servicios.
Y en segundo lugar, hay que abandonar el “santo déficit” que es verdad que hay que reducirlo y pagar lo que debamos. Pero que ello no nos condicione toda la política presupuestaria a la consecución  dogmática de un objetivo concreto de déficit público. Porque en definitiva, no tiene ninguna justificación económica que sea defendible, y lo que nos impone son el sacrificio de cualquier otro objetivo de política económica y principalmente, como podemos constatar, el empleo.
Y estas dos razones, son en mi opinión los rasgos fundamentales de la nueva política económica que necesitamos en nuestro país.
Ello exige una renegociación de los plazos y condiciones de cumplimiento de los objetivos de déficit y Deuda Pública. España en 2015 ha vuelto por octavo año consecutivo a incumplir las previsiones de déficit Público, y no ha pasado nada. Asi de claro, se tiene que reconocer para comprender los planteamientos que vengo a plantear en este artículo.
Tenemos referencias de ello: Cuando en 2012 nuestro déficit alcanzó el 7,1% frente al 4,4% comprometido, la Comisión Europea no obligó a que se alcanzase el 3% en el 2013, como estaba previsto.
Al contrario, permitió que llegara al 6,5% ese año y atrasó el objetivo de cumplimiento del 3% hasta el 2016, en concreto  un 2,8%. Y si se hizo en el 2013. ¿Porque no se puede hacer en el 2016?.
Si nos fijamos en la experiencia de los EE.UU. se puede constatar fácilmente, que si no se hubiesen puesto en marcha las medidas de expansión monetaria y fiscal que impulsó el Gobierno estadounidense desde el 2008, la caída del PIB en vez del 4% habría ascendido a un 14%, la contracción se hubiera alargado más del doble del tiempo, se habrían perdido 17 millones de puestos de trabajo, el doble del número real alcanzado con la tasa máxima de desempleo del 16%, el déficit presupuestario habría crecido un 20% del PIB , en conclusión la economía estadounidense seria ahora mucho más débil, como lo es en la actualidad la europea.
Resulta pues evidente, que si a la zona euro se hubieran tomado medidas similares a las tomadas por EE.UU., nuestra situación sería muy diferente. En el 2014 el PIB real de la zona euro era de un 2% inferior al de 2008, mientras que el de EE.UU. se había situado 7 puntos por encima
En el caso de la economía española, esto debe de hacerse desde el incremento del Gasto Público, y no desde la reducción de los impuestos como plantea el PP. Ya que los multiplicadores del gasto en la actividad económica son muy superiores a los de los ingresos, y que tienen un valor que oscila entre 1,3 y 1,7, como han puesto de manifiesto los economistas Ignaci Zubini y Javier Martínez de la Universidad de Deusto, en consonancia con lo que en su momento planteó el propio FMI, reconociendo los errores de sus estimaciones iníciales para justificar las políticas de austeridad.
En este sentido, resulta absurdo justificar el mantenimiento de la Ley de Estabilidad Presupuestaria y el propio concepto de déficit estructural en ella contenidos, así como la actual redacción del Artículo 135 de la Constitución.
El déficit estructural, se define como el déficit que permanecería si el crecimiento de nuestro país se igualara con su crecimiento potencial, crecimiento de plena ocupación de los factores productivos, trabajo y capital.
Pero ¿de qué crecimiento potencial estamos hablando, cuando los flujos migratorios no permiten hacer estimaciones realistas  del volumen de empleo potencial de un país, cundo la liberalización de los movimientos de capital potencial no permiten hacer una estimación realista del capital potencial de un país, cuando no se considera a la innovación  en proceso para el cálculo del crecimiento  del PIB potencial.
Y en momentos  donde aparece un cierto consenso internacional, y que también en nuestro país expertos economistas apuntan la necesidad de impulsar medidas de expansión fiscal para salir de la crisis social en la que estamos inmersos, curiosamente esa tendencia no haya estado presente en los debates electorales de los partidos, salvo en las propuestas realizadas por el líder socialista Pedro Sánchez.
Y es que hasta el propio presidente del Círculo de Economía ha dicho que España ha crecido en estos últimos años “Gracias en gran medida, al hecho de que se ha incumplido el déficit”. Y eso, conviene recordar que lo dice quien forma parte de la dirección del Círculo, donde están importantes empresas, entre otras el Banco Sabadell, Agroalimen, Puig, Roca, Moldiberica, La Caixa, Hotusa y otras.
Cambiar pues esas políticas, es lo que España necesita y son las que reclaman para ello, otro Gobierno y otras formas de hacer política para afrontar los problemas económicos del país y obtener buenos resultados.
Y esa política, tiene que ser inexorablemente la que permita la reducción sustancial de la tasa de desempleo en nuestro país, sin expulsar a miles de trabajadores cualificados. Y la que necesariamente garantice un crecimiento menos dependiente de factores externos y más sostenibles.

Y ello requiere precisamente, una nueva política económica que permita disponer de márgenes presupuestarios suficientes para impulsar la actividad productiva. Es decir, las políticas inspiradas por Keynes que demostraron ser el  único instrumento para salir de la crisis de los años 30.
El dilema no es, como quieren hacernos creer los mensajes neoliberales, entre si el dinero está mejor en nuestros bolsillos que en manos de un Estado derrochador. El verdadero dilema está entre si el dinero tiene que estar invertido en el mundo de las finanzas especulativas generadoras  de crisis financieras periódicas (ya que quienes tienen una elevada riqueza, muchas veces invierten como si lo hicieran en un casino) ó en nuestras guarderías, en los Centros de Atención Primaria, en las redes de fibra óptica, en los centros de tecnología que conectan a las universidades con las empresas, en la potencia industrial que demanda nuestro país.
Por último, pero no menos importante, creo que hay que hacer una apuesta clara para reforzar y recuperar la autonomía de la negociación colectiva entre los sindicatos y los empresarios, así como revertir los efectos de las dos últimas reformas laborales, la del 2010 y la de 2012, esto es: recuperar la causalidad en la contratación; la racionabilidad y proporcionabilidad de las causas en despidos colectivos e individuales, reforzar la seguridad jurídica e incrementar las cuantías indemnizatorias, así como revertir la regulación del despido en las administraciones públicas; reforzar y recuperar la importancia del marco de la negociación sectorial y el carácter complementario de los convenios de empresa, así como la fuerza vinculante de los convenios y su ultra-actividad durante el periodo de negociación.
No podemos olvidar los perniciosos efectos de la reforma laboral, en el mercado laboral español, incrementando el volumen de trabajadores pobres hasta el  12,5% de la población asalariada según  la OIT. Entre 2010 y 2013, según los datos de la EPA, los trabajadores más pobres de nuestro país, el decil de los que ganan como media 563 euros al mes, han visto como el salario medio de este colectivo se reducía en un 10%. Mientras que el decil de los trabajadores que más ganan 4,575 euros mensuales, el salario medio de este grupo de asalariados se ha incrementado un 5%. El incremento del salario medio de este grupo de asalariados,  280 euros al mes, es la mitad de la media de lo que ganan los trabajadores más pobres de nuestro país. La desregulación laboral y de la negociación colectiva está detrás del incremento de la pobreza.
Estas son las políticas que hay que cambiar para hacer España un país más prospero, más incluyente, pero también más competitivo entre aquellos países desarrollados que apuestan por el conocimiento como principal factor para la competitividad, y no por una absurda reducción de los costes laborales que nos conduce al abismo social, propio de un país de low cost.

                                  29 febrero 2016

2 comentarios:

  1. "Falta" el robo de los recursos para las pensiones que ha bajado de 67 millones a 33 millones pero como siempre a todo escrito se le pueden añadir cosas. Para mi bien pero opino como la persona que te dijo que para que lo lean hay que comprimir. Bien coño bien.
    Uno de manchelerria

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  2. Si amigo , pero decirme que puedo poner más dato0s y a su vez que comprima mis artículos es difícil de conjugar. A lo mejor si te pagaras un arroz con bogavante lo podíamos arreglar esa contradicción. Te lo dice un amigo que no le gusta mucho el bogavante... pero bueno un dia es un día.

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