Aunque las encuestas que
se están realizando ante las elecciones Municipales y Autonómicas, que se
celebraran el próximo mes, hayan estado “muy cocinados” sus resultados, llegaron
a situar Podemos como la 1ª fuerza política. Al paso de unos meses, y sobre
todo después del fiasco alcanzado por esta organización en las elecciones de
Andalucía, las encuestas que se vienen publicando en las últimas semanas, muestran
un claro descenso de los apoyos a Podemos.
Según los datos de Metroscopia
que situaron al máximo a principios de año a Podemos con un 28,2%, ahora
si nos fijamos en los datos brutos de estos sondeos, en lo que responde la
ciudadanía de forma espontánea, la caída en la intención directa del voto es
algo menor, pasando del 22,2% en
noviembre del 2914, al 12,8% que obtuvo la semana pasada en una encuesta
interna de Metroscopia.
Este descenso, ya no sitúa
a Podemos como primera fuerza política y además a mi me viene a confirmarme en
el convencimiento de que los sondeos no reflejan ni van a reflejar en esta
situación, los resultados que arrojen el recuento de las urnas. Y ello por un
cúmulo de circunstancias que conviene tener en cuenta para la oportuna
reflexión antes de emitir nuestro voto.
Porque estos descensos,
aun contemplando el que no sean los resultados de las urnas, se deben a
circunstancias que sería de muy torpes el querer ignorarlas.
En primer lugar, la Troika
Podemista, nació con el rechazo a lo que llamaron “la vieja política”. La
Transición del 78 y la democracia restaurada, a las que llamaron de “Traición
al pueblo español”. Aprovechando la insatisfacción de la población por la
acumulación de problemas, desempleo, perdida de protección social, bajos salarios,
desahucios y otros, jugaron con un lenguaje estudiado a rechazar por malo a
“Todos los demás”, especialmente a los partidos PP y PSOE y a “La Casta” y a la
Corrupción como si esta la practicáramos todos los españoles, en definitiva a
la democracia.
Con ese lenguaje nació
Podemos y sin ninguna propuesta viable para resolver los problemas que tenemos
los españoles. Acusando y confundiendo. Pero al paso de unos meses se ha
comprobado cómo algunos de los defectos que señalaban como propio de los
partidos tradicionales como el PP y PSOE, han hecho su aparición en la corta
vida de Podemos.
Episodios como el caso de
Monedero, ó las luchas internas por el control de la organización, nos han
venido a recordar problemas que están en el origen de la desafección ciudadana
hacia los partidos PP y PSOE. Queriendo “barrer la vieja política” e imponer
una “Nueva política”, en poco tiempo nos han demostrado que lo que predicaban en
su nacimiento, que iban a acabar con lo viejo y caduco del sistema democrático
que trajo la Transición del 78, su corta
vida nos ha mostrado la hipocresía que han venido practicando en su
organización.
Con ese lenguaje, y radicales
pero idílicas formulas para resolver los problemas y una campaña mediática,
prensa y emisoras de televisión impulsaron a Pablo Iglesias que parecía más un
profesional de la emisora de televisión que el de un entrevistado. Asi con ese
conjunto de factores, lenguaje y propuestas extremas pero irrealizables les aupó
en los sondeos hasta elevarlos como
primera fuerza del país. Pero como todo lo que sube puede bajar, ha bajado y lo
sigue haciendo.
Pero su bajada no se debe
fundamentalmente a lo señalado anteriormente, otro aspecto también está
influyendo en ese “deshincharse” de Podemos, es que mientras la intención del
voto a esa organización son solo intenciones derivados de los estados de ánimo,
que no de aceptación de un programa electoral –que entre otras cosas aun no lo
han dado a conocer- pero con signos de una excesiva radicalización en algunos
aspectos que los hacen inservibles, como son los problemas de la deuda que nos
llevaría a situaciones similares a las que hoy vive Grecia, ó la reducción de
la semana laboral a 35H. sin pérdida del salario. Un medida que se puso en
práctica en Francia y que ha sido un notorio fracaso, que no serviría ni para
crear empleo, ni para mejorar nuestra productividad.
Y si el estado de ánimo de
los españoles, en la medida de que hoy no existen liderazgos sólidos que sean
capaces de diagnosticar lo que nos está pasando y que retos debemos afrontar
como sociedad, vienen a contribuir a que los mismos en general se encuentran
totalmente desorientados. Pero de esa confusión, que afortunadamente la
población está tomando conciencia y ya se está liberando de ella, era de donde
surgían las intenciones de voto a Podemos, ahora al igual que subieron en el
podio de los sondeos, en un extraño ascenso, que parecía “el asalto a los
cielos”, hoy ya se empieza a constatar de que aquello que subió ya empieza a
bajar con la misma rapidez con la que inicio la subida.
Otro aspecto que explica
quizá la tendencia al descenso de las opciones de voto a Podemos, ha sido la
configuración de un proceso de construcción y reclutamiento de cuadros, en la
que la gran mayoría de asambleas de un nivel u otro, los militantes más activos
han sido principalmente antiguos miembros de IU, de Izquierda Anticapitalista,
Trotskistas, etc. De hecho los principales dirigentes de la Troika Podemista,
Iglesias, Errejón y Monedero provienen de esas formaciones políticas.
Y aunque cada uno haya
militado donde les pareciese, - era su derecho -, no es extraño que muchos de
los inscritos o simpatizantes con esta formación se hayan preguntado si han
renunciado a sus ideologías iníciales, simplemente por cambiar de nombre a
Podemos, o siguen y van a defender los postulados más propios de la extrema
izquierda de donde provienen.
Porque los españoles se
han situado siempre mayoritariamente, nos guste o no, en el centro izquierda,
muy lejos de los extremos de un signo u otro.
Quizá los resultados de
las elecciones en Andalucía han evidenciado esa tendencia con claridad
meridiana con el voto al centro izquierda que representaba Susana Díaz y el
PSOE, algo que desde la restauración de la Democracia en el 78 en nuestro país
se ha puesto de manifiesto en las sucesivas elecciones políticas que se han
llevado a cabo en nuestro país en 37 años desde que los españoles empezamos a
votar.
Quizá fruto de esa
moderación política en nuestro país, los ciudadanos han demostrado a lo largo
de los años, que no desean una ruptura total con el pasado, sino que esperan
que nuestros problemas como país, sean solucionados mediante reformas
profundas, pero sin enviar al baúl de los trastos viejos, la mejor etapa de
nuestra historia.
Es curioso que hoy, desde
espacios políticos como Podemos y otros de menor importancia, se sitúan más en
las críticas a las conquistas democráticas a raíz de la Transición del 78, que
a las críticas al régimen franquista que oprimió a todo nuestro pueblo durante
una Dictadura de 40 años y cuyas herencias hoy aun son bien patentes. Ahora se
culpa a quienes trajeron la Libertad y la Democracia, y que eso lo hagan
quienes ni tienen ideología ni organización, porque Podemos contiene rasgos
ultraizquierdistas que hoy se agrupan con las aspiraciones de ser el nuevo
bastión político en este país, tiene bemoles.
Sí, hay cosas muy
curiosas, que habría que desenmascarar negando nuestro voto a Podemos. Ya que a
principios del 2014 se hizo público el lanzamiento de un nuevo partido:
Podemos, que aunque al principio decían que no eran un partido, paulatinamente
se han ido estructurando hacia un partido “atrapalotodo”, especialmente después
de las elecciones Europeas y los resultados obtenidos
Lo que ha resultado
relevante, es que durante más de un año, nos hemos tragado verdaderos
monográficos sobre Podemos, en un amplio sector de medios de comunicación,
llegando a un exceso como ha sido el caso de La Sexta TV, que nos han metido
Podemos por las orejas hasta el aburrimiento
Si pudiera calcularse, lo
que costaría toda la publicidad mediática que ha recibido Podemos, nos saldría
una cifra astronómica que difícilmente ningún partido podría pagar. Podemos
básicamente, ha sido un producto de marketing, una mercancía política
promocionado en los medios.
¿De qué se queja ahora
Podemos? sencillamente, porque ha dejado de ser el tonto útil de los medios,
del capital, los cuales completando una perfecta estrategia política, ha
decidido lanzar una herramienta política que les resulta más funcional:
Ciudadanos.
Pero ahora resulta cínico
e hipócrita que Podemos salga con el cuento de que ellos nunca han contado con
respaldo mediático. Es tomarnos por idiotas a todos los que durante más de un
año, hemos venido soportando el bombardeo promocional de Podemos en esos
medios, que ahora vienen a criticar.
Sin organización
democrática, sin ideología definida, sin programa con posibilidades de realizarse,
lo único que nos ha demostrado Podemos al no presentarse a las Elecciones
Municipales con su nombre, es que les importa un pepino los problema de los
vecinos en los 8000 municipios del país. Quizá porque no tienen ni organización
ni programa creíble en cada municipio. Para ello, la estrategia eje de la
inspiración de Podemos, viene a ocultar e ignorar, deliberadamente, la
confrontación de intereses y la división de clases en la sociedad, entre la
derecha y la izquierda
Estos planteamientos
constituyen hoy, no solo un grave error político, sino que son el mejor regalo
que Podemos está ofreciendo a la derecha carpetovetónica y rancia de nuestro
país, que representa el PP., cuya gestión de la crisis es más merecedora de
respuestas contundentes y eficaces del conjunto de la sociedad, que las
manifestaciones mediáticas de Pablo Iglesias y sus muchachos, en su empeño de
presentar una sociedad dividida entre “la gente” por un lado y “la casta” por
el otro.
Pero la sociedad, pese a
lo que diga Podemos, sigue configurada en clases, por lo tanto la continuación
de esa estrategia de Podemos, es el único camino para seguir engañando a sus
presumibles inscritos y futuros votantes, sin haber hecho más meritos que “las
campañas tertulianas” y el empleo de un lenguaje prepotente que está sirviendo
un buen servicio al Gobierno del Sr. Rajoy, facilitando al PP unas ventajas
como consecuencia del fraccionamiento de la izquierda.
Por todo ello, hoy Podemos
está descendiendo sus opciones de voto en los sondeos. Lo que viene a confirmar
que todo lo que sube, puede bajar. Y vaya si baja.
César Llorca
Tello.
28 abril 2015.