martes, 27 de enero de 2015

14 MAYO 2014 ¿QUE VOTAR Y QUE NECESITAMOS?

La situación socio-económica de España, es más que preocupante no solo por las cifras escalofriantes del paro, el déficit y la deuda, entre otros, sino por el empeño del Gobierno del Sr. Rajoy de continuar con la misma política.
 Esta política, y no otra cosa, como la herencia recibida con la que el gobierno pretende justificar la caótica realidad, son el resultado de dos años de Gobierno del PP., que nos ha llevado al estancamiento de una dramática situación.
Los casi 6 millones de parados, los 2,5 millones de niños que viven bajo el umbral de la pobreza, los trabajadores con contratos precarios y mal pagados que caracterizan al mercado laboral y que siguen siendo la garantía de un empobrecimiento y de un mal vivir, las altas tasas de paro de la juventud y un crecimiento económico anoréxico, en donde los actuales tasas de desempleo forman parte de un paro inabsorvible que va a convertirse en estructural, y con un deflación que asegura y acentúa aún más las dificultades para salir de la crisis en nuestro país. Son las realidades que constituyen hoy el escenario socio-económico más empobrecido y sin perspectivas de superación con la continuidad de las políticas neo-liberales, jamás conocida en la historia contemporánea de nuestro país.
Y ante esta realidad incontestable ¿A que se deben las “victoriosas” afirmaciones en las declaraciones del Gobierno del Sr. Rajoy?.
Pues sin lugar a dudas: A las próximas elecciones al Parlamento Europeo, donde la cúpula dirigente del PP. se temen unos resultados mucho más reducidos de los que ya vienen presagiando los sondeos de opinión.
¡Si!, no hay que dudarlo, solo es por esa razón, que realizan las  declaraciones hinchadas de optimismo demagógico, el Presidente de Gobierno y sus Ministros para tratar de contrarrestar los previsibles y “bien ganados resultados”, como consecuencia de su catastrófica gestión de la crisis. Pero no pueden engañar a nadie, porque esas declaraciones de que “España va mejor” solo son fruto de unas sensaciones muy subjetivas, detrás de las cuales no hay nada más que una economía que debe lo que no puede pagar, que no recauda lo que necesita y que está estancada con un crecimiento raquítico, incapaz de generar empleo.
 Y de esa realidad incontestable, España no va a salir de la crisis, porque no se puede salir con el mantenimiento de las políticas de “Austeridad y Recortes” que nos han venido aplicando durante los dos años de legislatura del Gobierno del PP. y que persisten en continuar aplicando siguiendo las directrices de la troika BCE, FMI, y U.E.
Las elecciones al Parlamento Europeo, es la más próxima ocasión para votar, por la inversión de esas políticas que se vienen aplicando actualmente en nuestro país, es decir, votando a las candidaturas y el programa progresista de izquierda y socialista que presenta el PSOE el próximo 25 de mayo., que nos permitirá la recuperación de los derechos perdidos y el desarrollo de otra política generadora de empleo, entre otros aspectos que mejoren la vida de los ciudadanos en general.
 Sin embargo, dos factores muy negativos están presentes en este contexto. La fragmentación de la izquierda y la descalificación del PSOE por parte de IU, y sus dirigentes, así como por los recientes grupos que expresan sus divergencias con el sistema.
Esa obsesión que se empecina en reducir la dimensión de la izquierda exclusivamente a IU, como consecuencia al insistir que el PSOE es igual  que el PP, incluso de asegurar que tienen un plan conjunto para seguir gobernando, es una elucubración más propia de Maquiavelos de tercera regional, que de políticos de izquierda con clase, y eso con un solo y claro objetivo: Crecer electoralmente desacreditando a una fuerza política de izquierdas como es el PSOE y a la socialdemocracia.
Ese simplismo político en el que está basando IU su campaña electoral, quizá lleve a algunos electores hartos de problemas y desesperados por la falta de soluciones a los mismos, a votar a IU. Pero que no se equivoquen, el voto a IU, no va a resolver sus problemas, porque una cosa es poner sobre el papel un conjunto de medidas como Programa, en el mismo se puede poner la nacionalización del Sol, La Luna y las Estrellas, si se quiere, y otra son las posibilidades reales de su consecución por IU.
Esas estrategias que alimentan la fractura de la Izquierda, son un error, un gran error histórico en estos momentos de grave crisis económica y financiera internacional. Y además constituyen hoy, el mejor aliado del PP y de su estrategia para impedir unos buenos resultados del PSOE en las próximas Elecciones Europeas.
Las Izquierdas deberían actuar en consecuencia y atreverse a enfrentarse al mundo del capital, incluyendo al capital financiero que hoy domina y decide la acción de los Estados. La gran cuestión para mi es, como en el momento actual, junto a la necesidad de la elaboración de la visión global que debería caracterizar el proyecto de una “Nueva Izquierda” y con el pluralismo filosófico que tendría que dotarse, se puede empezar a construirse y estructurarse.
Esa “Nueva Izquierda” no puede ser, ni será nunca IU, como pretenden ser, como si solo ellos tuvieran en exclusiva la “Denominación de Origen” como fuerza de izquierda, en su empeño de presentar a la socialdemocracia, al PSOE en un plano de igualdad con el PP y las practicas neo-liberales.
Yo no comparto la actual estrategia de IU, porque además de no ser verdad, por cualquier lado que se le mire, es una simple metamorfosis de lo que fue el sector más dogmático y prosovietico del PCE con algún añadido de independientes y de grupos que marginados por las luchas internas  se han constituido en minorías con otras denominaciones para seguir figurando en el propio seno de IU.
 Y una organización con esas características, efectivamente, ya no da miedo a nadie, y no porque el conjunto de la sociedad haya virado a la izquierda y asumido la necesidad de cambios radicales, sino porque el “radicalismo” de IU es, hoy por hoy, una cáscara vacía que garantiza poca credibilidad de transformarse en realidad.
IU no da miedo a la derecha, porque esta la necesita para impedir que el PSOE y la socialdemocracia, puedan  recuperar los espacios de influencia política tanto en España como en el Parlamento Europeo, que tanto se necesitan.
 Pero cuando IU haya ayudado a ello, con su estrategia anti-PSOE, que no se hagan ilusiones, la derecha ajustará las cuentas con ella, porque la derecha piensa que no necesita alternar ni con la socialdemocracia en el Gobierno de la nación, el PSOE, ni con los que hoy aspiran como IU a reducir al PSOE hacia unas posiciones minoritarias en su presencia parlamentaria en España y en Europa.
Y es una lástima que mucha de la gente de izquierdas, que sintiéndose frustada por el Gobierno de Zapatero, a pesar de los avances que aporto al país, pero angustiado por los resultados de dos años de Gobierno del PP, derive su voto hacia IU, no se dé cuenta de esto.
Pero ya se darán cuenta más tarde, cuando la práctica                                 disipe la niebla de las palabras rimbombantes que hoy pueden crear ilusión, de que el voto a IU no les ha servido para nada.
Entonces será la hora de la verdad, y estará más clara para muchos la necesidad de una “Nueva Izquierda”. De una fuerza capaz de enfrentarse a los grandes poderes económicos del capitalismo financiero internacional que impone las políticas de los Estados en aras únicamente de sus intereses. Y de que esa fuerza tiene que ser la suma de la socialdemocracia y otras fuerzas progresistas y de izquierda como IU.
Es verdad que en nuestro país, me parece no solo un desatino sino un error garrafal la fractura y división de las fuerzas de la izquierda. Error que ha permitido a IU obtener algunos progresos electorales, más que por su programa, como voto de castigo de una parte de la izquierda contra la derechización en otras épocas del Gobierno del PSOE. Pero es un grave error el persistir en el mantenimiento de esa estrategia.
Pero es verdad también que la socialdemocracia, tal como la conocemos hoy tampoco está en condiciones de convertirse por sí sola en “salida a la situación” necesita una regeneración política, renovarse, hacer su propia autocrítica y ser capaz de transformarse en una fuerza política capaz de superar la división de la izquierda  sobre la base de desarrollar el ímpetu reformista y transformador del socialismo.
El socialismo democrático tendría que presentar un nuevo horizonte histórico de transformación del capitalismo avanzado con el que estamos conviviendo en el siglo XXI. Porque ante la crisis y el fracaso de las experiencias comunistas, ya nada ni tampoco la socialdemocracia podrá seguir con el auge e influencia política y social que alcanzo en el siglo pasado, ni con aquellas políticas.
 El gran éxito de la socialdemocracia fue establecer una alianza entre la clase obrera y la clase media transformándose en los componentes de las clases populares. Y ello lo consiguió, no abandonando a la clase obrera, sino desarrollando políticas universales, es decir, con el desarrollo de derechos sociales, laborales y políticos como características de la ciudadanía, financiándose con políticas fiscales progresivas que redistribuían los recursos del capital al mundo del trabajo, con un gran protagonismo del Estado.
La socialdemocracia debe asumir hoy, ante la crisis profunda del sistema capitalista y financiero, una  nueva responsabilidad y hacer un esfuerzo para con otros sectores, incluidos los que provienen de la experiencia comunista como IU, y los nuevos movimientos sociales que están surgiendo, la de imaginar y trabajar por esa “Nueva Izquierda”.
Porque en el Siglo que vivimos, la transformación de la sociedad que nos  ha impuesto el capitalismo y sus crisis, no es posible concebirla ni en España ni en los países de la U.E. mediante “Revoluciones” ni con asaltos y ocupaciones de las Instituciones democráticas. La transformación de la sociedad actual requiere una gran fuerza política reformadora y transformadora que desde las instituciones pueda legislar para eliminar las injusticias y crear las bases de un mundo mejor y diferente. Y eso solo se hará con reformas desde las instituciones europeas y de nuestro país, porque ya no hay lugar ni posibilidades de asaltos a la Bastille, ni a los Palacios de Invierno. Y de que eso se ha acabado, algunos parecen no haberse dado cuenta. Y es una pena.
En mi opinión, esa necesidad histórica, impone hoy las soluciones que implican un gran cambio en el rumbo seguido hasta aquí tanto del PSOE como de IU. Y eso va a requerir tiempo y la superación de viejos sectarismos y dogmatismos que contribuyen a la división de la Izquierda e impiden hoy la construcción de esa “Nueva Izquierda”.
Convencido que un futuro mejor pasara por estas coordenadas que he señalado pero consciente de que es un camino complejo y largo. Con  estas reflexiones, hoy votaré a las candidaturas de PSOE al Parlamento europeo, porque es a mi juicio, una necesidad histórica para hacer frente a los poderes económicos – financieros que dictan a los Estados las políticas a aplicar.

Y seguiré apoyando y defendiendo la Unidad de la Izquierda., en España y en Europa. 

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