Cuando
faltan tan solo dos días para que el 21-D, los catalanes decidan con su voto,
el presente y el futuro que quieren para Cataluña. Solo el voto decidido a una Cataluña
en su empeño de recuperar la convivencia, el retorno de las empresas y la razón
como instrumentos fundamentales para recuperar lo que preconiza Miquel Iceta, necesita
de la participación máxima de todos los electores y que los resultados de ese
día favorezcan inequívocamente al líder
socialista.
Porque
ese es – en mi opinión y en la de millones de catalanes – el objetivo de estas
elecciones autonómicas: Superar la fractura social, la recuperación de la
economía y su desarrollo, frente al caos y el desastre a que le ha llevado los
independentismos, y la apatía del Gobierno de Mariano Rajoy, a Cataluña.
Y el
22-D necesita que los resultados de las urnas permitan pasar en Cataluña del
clima de la desesperación a la tranquilidad, y de la incertidumbre a la
seguridad y al desarrollo del catalanismo de siempre sin frentismos entre buenos
y malos catalanes.
Porque
la situación en Cataluña es excepcional, y cuyos autores los partidos
independentistas de Puigdemont y Junqueras que han propiciado ese escenario
dramático, no son, ni pueden ser, los que vuelvan a repetir sus únicos
objetivos: “La independencia y la
creación de un Estado propio en forma de República”.
Por
esa razón, el independentismo “hoy
fragmentado en su fracaso, y confrontado entre Puigdemont en su condición de
fugado, y Junqueras encarcelado, tras el fracaso del “Proces”, disputándose quién debe de ser el nuevo
President, no pueden ser la alternativa, ni el uno, al otro, ni ninguno de los
dos al frente del nuevo Govern.”
Y es
por ello, que el independentismo las tiene todas consigo, para perder la
mayoria parlamentaria en base a los hechos, y sobre todo porque una parte
importante de sus votantes de antaño, hoy ya son conscientes de las mentiras
que les han contado para llegar a la realidad que ha creado “El proces”. Y si quieren recuperar la
confianza de los agentes económicos y la convivencia entre catalanes, es hacer lo
imposible posible, que el conflicto catalán, no se repita: “Es decir no votar ni al partido de
Puigdemont, ni al de Junqueras.”
Y una
alternativa, sin revanchas ni espíritu de alimentar las confrontaciones, es la
que está presentando Miquel Iceta, líder del PSC contrario a la independencia, pero
que está ofreciendo el catalanismo moderado y su capacidad política para
iniciar una fase de superación de las “Falsas
historias” que desde el PDeCAT y ERC
han estado contando para presentar a
España y los españoles como “Los
explotadores de la sufrida Cataluña”.
Mientras
que quienes han creado el caos económico y social en la sociedad catalana, a 48
horas de las elecciones están recurriendo,
a “Más mentiras” al afirmar
que si son los partidos de Puigdemont y Junqueras quienes ganan en estas
elecciones, no irán a la cárcel. Mentiras las han contado, y en demasía, pero
este recurso de Junts per Cataluña como de ERC para lograr los apoyos
electorales que están perdiendo, son recursos de dudosa realización. Porque los
delitos por los que están imputados por el Tribunal Supremo, están siguiendo su
curso, y cuando llegue el día del juicio, las sentencias de los Magistrados,
solo van a indicar una sola dirección a los imputados: La cárcel.
Y pretender,
el hacer creer como están haciendo los independentistas, de que si obtienen los
votos favorables, volverán a formar el Govern y el Parlament, precisamente con
la vuelta de Puigdemont a ser President, es más que un falso recurso electoral,
una especie de cuento chino, que no se lo van a creer ni los catalanes ni los
Magistrados del Tribunal Supremo que los juzgará y condenará con total
independencia – ahora sí – de los votos más o menos que hayan obtenido las
candidaturas de “delincuentes” que
en su mayor parte constituyen las candidaturas de quienes pretenden volver a un
“Proces II”.
Les
vote quien les vote, todos los imputados por los delitos que les han atribuido
desde el Tribunal Supremo, no les van a librar de las condenas que les impongan
en su día los magistrados. Una razón de más, para que los intentos de levantar
falsas expectativas sea un motivo añadido a las consecuencias nefastas que han
provocado en la sociedad catalana los Puigdemont, Junqueras, Forcadell y Cia,
por las que no hay que votar a los “Culpables
de la crisis que han provocado en Cataluña”.
Porque
aunque algunos dirigentes independentistas creyeron que “la Independencia y la República” iban a constituir la “Arcadia feliz en Cataluña”, el fracaso
ha sido absolutamente total. Y ahora, pese a ello, no pueden seguir viviendo de
la misma historia y tratando de hacérselo creer a otros, de que “España nos roba y que los catalanes buenos
son los independentistas”.
Por todo
ello, en las pocas horas que faltan por transcurrir hasta la cita con las
urnas, lo que debería suceder – en mi opinión – por el bien de los catalanes, y
de Cataluña, es que se reafirmase la voluntad de ir a votar la inmensa mayoria
de catalanes, por el voto mayoritario a favor de Miquel Iceta, y no solo,
porque ha desarrollado una serie de propuestas sensatas y necesarias, sino
porque hoy es la única alternativa política capaz de sacar a Cataluña de la
encrucijada política, economía y social
creada por el “separatismo
independentista y el inmovilismo de Mariano Rajoy”.
Y ese
apoyo decidido a Miquel Iceta, es necesario por varias razones, entre las que
se encuentra hoy por hoy, las dificultades que las encuestas están anunciando
para formar el Govern, con unos miembros impugnados por el Tribunal Supremo, de
las candidaturas de Junts y ERC cuyo futuro más inmediato será el cumplimiento
de las condenas que les imponga. Y por otro lado es que ó hay un voto
mayoritariamente socialista o no va a ser posible configurar ningún pacto para
formar Govern, ya que el independentismo está tan fracturado desde sus
liderazgos que es impensable cualquier pacto de un Govern estable y dispuesto a
respetar las normas democráticas.
Y los
comunes con la imposibilidad de sus “sueños
de bisagra”, tampoco van a propiciar ningún acuerdo “No votaremos a un Gobierno donde este Carles Puigdemont ó Enes
Arrimadas ó que coquetee con el PP”, más bien su apuesta seria un pacto con
ERC y PSC.
Junts
per Cataluña, que veta a ERC, porque su plan es una fantasía – después de lo
que ha hecho Puigdemont - de que sea este
el futuro President del Govern en el exilio.
Mientras
que ERC está más que dividida, tiene tres portavoces distintos y con ninguna
capacidad de convicción ninguno de los tres, pero que no van a investir a
Puigdemont si ganan - eso creen desde ERC –
Y la
CUP desde su radicalismo fantasmagórico que vota por romper el bloque soberanista – más aún – vetando a
la derecha del PDeCAT y defendiendo como
premisa la República.
Y
desde Ciudadanos, Inés Arrimadas que está vetando cualquier integración de los
independentistas y no cuenta con los Comunes, ni con el PP, tampoco tiene en su
mano la posibilidad de pactar para gobernar.
Este
escenario a pocas horas del 21-D requiere que dadas las circunstancias, solo
las mayorias absolutas o un resultado mayoritario de Miquel Iceta pueden ser el
inicio de la recuperación de la Cataluña que los catalanes necesitan.
Porque
ya no existe el “Bloque independentista”,
está roto, el fracaso los ha roto, ni hay una opción independentista que no
este cuestionada por el radicalismo de la CUP y vetada por los Comunes.
Y el
PSC, ya lo ha dicho Iceta, “Descartamos
un acuerdo con ERC. Ni yo la voy a apoyar ni ella a mi”. Y si también veta claramente al PDeCAT ó a la CUP, yo no veo posibilidades de investidura
ni de acuerdo de gobierno con ninguno de los partidos independentistas.
Así que,
o se produce una amplia mayoria en las urnas a la candidatura socialista de Miquel
Iceta, o vamos a constatar una segunda vuelta donde la agravación de los problemas
generados por el independentismo, será desgraciadamente un realidad.
19 Diciembre 2017
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