El
escenario creado por los secesionistas catalanes, con la aprobación de leyes
anti-constitucionales, que como tales fueron anuladas por el Tribunal
Constitucional, ha supuesto que la “Independencia
proclamada y la República catalana” tuvieran escasos momentos de vida.
Y ha
tenido que ser, en aplicación de la Constitución, y de su artículo 155, la
suspensión del Govern, y del Parlament así como la convocatoria de elecciones
el 21-D, lo que van a permitir que los catalanes puedan decidir libremente, su
presente y su futuro. Por esa razón, ante los próximos comicios, me parece
importantísimo señalar los límites que siempre van acompañando a las verdades.
Y el
primer límite, es el que fija la Constitución, - una gran verdad – tan inmensa
como la Sagrada Familia, donde en su artículo 1-2, señala que “La soberanía nacional reside en el pueblo
español, del que emanan los poderes del Estado”. Pero los grupos independentistas
la han ignoran absolutamente, porque para ellos, es como si no existiera, lo
suyo es romper Cataluña, y al mismo tiempo con España y con Europa.
En
consecuencia, si corresponde al pueblo español decidir su futuro, no es
posible, que cualquiera – mayoritaria o minoritariamente – en su comunidad, pueda
decidir mediante unas leyes que han sido anuladas, por el Tribunal
Constitucional, que se separan de España, como han sido las manifestaciones de los independentismos en Cataluña.
Y el
escenario planteado por los secesionistas catalanes, más allá de las
repercusiones que ha tenido con la fractura social, el abandono de miles de
empresas, la reducción del turismo y de las inversiones en Cataluña, que han
constituido una autentica recesión que están sufriendo todos los catalanes: Es
que no es posible alcanzar, ni con mayoria, ni sin mayoria, ni con un
referéndum unilateral, ni con un referéndum consentido solo para el exclusivo “Uso de los votantes catalanes”.
Y además,
el problema creado desde el Govern del ex-President Puigdemont y del Parlament
con la aprobación ilegal de disposiciones, y las actuaciones como el ilegal
referéndum, han venido a dar una dimensión que sobrepasa las fronteras de
nuestro país, de nuestro Estado social y democrático de Derecho, y han
adquirido una dimensión a nivel de Europa.
Y es que
hoy, y ante el 21-D me parece conveniente que se tenga bien claro el escenario
programático que ofrecen los partidos independentistas. Y que son de suma
importancia, creo yo antes de decidir la orientación del voto en las urnas.
El
proyecto de los partidos independentistas, no solo ha fracasado en Cataluña, -
pese a quienes aun se creen posibles el bienestar de los catalanes y de Cataluña – al margen de la Unión
Europea, sino que no es posible romper con España y pretender seguir disfrutando
de las ventajas de pertenecer en la Unión Europea.
Es
por eso, que a nadie le ha debido de sorprender la reacción que ha provocado la
intentona secesionista catalana, que ha tenido como respuesta una clara e
inequívoca respuesta de las instituciones europeas, que se han negado a
reconocer el delirio separatista, y la quiebra del Estado español de bienestar.
Y esa
negativa, ha conllevado obviamente, a la reacción interna en forma de huida de
numerosas empresas, ante el temor que suscita la incertidumbre de una Cataluña
al margen de España y de Europa, que quedaría al margen del euro y de los
beneficios del que gozan los países de la Unión Europea, con la ruptura
Independentista que los partidos ERC, PDeCAT y la CUP siguen defendiendo.
Y a
mí me parece, que a la hora de votar, no se pueden obviar estas realidades que
he indicado, ni por los efectos a nivel interno que vendrían a agravar más la
situación, si los partidos independentistas tuvieran unos resultados que les
animase a reintentar las mismas ilegalidades, ni por los que producirían el aislamiento
internacional de una “Cataluña independiente en forma de República”.
Y no
son suposiciones mías, sino las manifestaciones por boca de uno u otro
representante de independentismo, que están expresando la voluntad de lograr
una mayoria el 21-DE para reiniciar el “Proces
II”.
A
pocos días donde todos los catalanes están llamados para ir a votar, los
partidos independentistas, siguen sin renunciar “A su hoja de ruta separatista, en su delirio hacia la recuperación del
régimen que disolvió el artículo 155”.
Así
lo ha asegurado Marta Rovira, número dos de ERC, anunciando que en caso de
triunfo, lo que harán en primer lugar: “Es
revertir las decisiones adoptadas por quienes decidieron desde las
instituciones catalanas”. Y ya
ha empezado por anunciar que Trapero
volvería a dirigir los Mossos y que se reabrirían las Embajadas catalanas en
Europa. Para muestra un botón, y más claro agua, es volver a las mismas, lo que
demuestran que para ERC, el caos, la quiebra de la sociedad catalana se las
repantufla.
Y en
cuanto al ex – President Carles Puigdemont desde su “Voluntarioso Dorado exilio”, solo está exigiendo que se retiren
todas las causas que el Tribunal Supremo les ha imputado a él y a sus ex
–consellers de su Ex –Govern, y anuncia “con muy poca vergüenza”, pienso yo,
que si gana el independentismo su aspiración “Es una República independiente, no un nuevo Estatut, ni una reforma de
la Constitución”. Porque solo tiene
un plan, y es continuar siendo President, y si lo que le está preocupando – a
su juicio – es que: “Habría una
contradicción que fuera investido y a la vez fuera detenido si vuelve a
España”. Vamos ni un trilero de
feria, lo haría mejor. Pero los catalanes van a tener la ocasión este 21-D de
evitarle esa contradicción, y es “NO
VOTANDO LAS CANDIDATURAS de Carles Puigdemont”.
Y en
cuanto a la CUP, que es el partido más radical del bando independentista, ya ha
venido anunciando entre su “disposición
a recurrir a la violencia”, sus objetivos de “Controlar los transportes, aeropuertos, autopistas y centrales” y “Lo que tienen que comer los catalanes”.
En estas
últimas joyas de los propósitos de la CUP, me imagino que será para bloquear el
tráfico y la circulación libre en Cataluña. Y que para romper con España e
iniciar una ruptura constituyente – que es el sueño de estos aprendices de
brujo -, hay que garantizar “La
alimentación como un derecho real”, por lo tanto hay que garantizar que “La República Catalana ejerza la soberanía
alimentaria, priorizando los productos catalanes, e implantando aranceles a la
entrada de alimentos exteriores que puede
ser cultivados en los países catalanes”.
Bueno
me ahorro los comentarios, ya que la demencia en grado superlativo es difícil
de mejorar. Pero no puedo dejar de manifestar mi convencimiento de que si la
CUP llegara a ocupar un solo escaño en el futuro Parlament, volverían a
reproducir la “Esquizofrenia
independentista y la proclamación de la República”.
Resumiendo
estas reflexiones: “Si en la España
actual con la constitución de 1978, y en la Unión Europea de 60 años de
existencia, no es hoy posible que una parte de la nación España, se separe sin
el reconocimiento político, económico a escala planetaria”. La opción es
bien clara para los catalanes.
Porque
hay límites, que son verdades, realidades que establecen los limites de las
leyes que no se pueden ni ignorar ni violar. Por ello, cualquier proyecto
soberanista en Cataluña “NO ES POSIBLE”
llevarlo a cabo, de ninguna de las maneras. Y no solo porque sea negativo para
los catalanes y la propia Cataluña, - que lo es -, sino porque las
consecuencias que llevan aparejadas las “Independencias
y la República” en este Siglo XXI, “NO
LO HCEN POSIBLE, NI ACONSEJABLES SUS INTENTOS”.
Y
esas son las verdades que establecen límites, y no otras, ante el 21-D y después
de que los catalanes decidan su presente y futuro.
14 diciembre 2017
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