ACERCA
DEL 23 F EN LA CIUDADAD DE VALENCIA
Hoy se cumplen 36 años , de un 23 de febrero que es
necesario recordar, para que jamás se vuelva a repetir en nuestro país.
La convocatoria y
realización de las primeras Elecciones Generales democráticas en junio de 1977,
después de 40 años de dictadura y la posterior elaboración y aprobación en
referéndum de la Constitución de 1978, que caracterizaron el inicio de la transición
democrática, no puede hacernos olvidar “el ruido de sables” que fue una
constante del generalato franquista que controlaba aún el Ejercito durante los
años de la transición.
Pero la conjura militar
contra la democracia, no tomaría cuerpo hasta el punto sin retorno marcado por
la decisión del presidente Adolfo Suarez con la legalización del Partido
Comunista de España (PCE) en plena Semana Santa, el 9 de abril de 1977.
La dimisión del
almirante Pita de Veiga, Ministro de
Marina como airada respuesta a la legalización del PCE, fue la punta del
iceberg, aunque desgraciadamente no fue la única manifestación donde se
expresaron el descontento los sectores del ejército y la ultraderecha política
con el proceso de democratización que se había iniciado en el país.
Sin lugar a dudas, ante
otras militaradas que se conocieron con claros objetivos involucionistas, como
la operación Galaxia, el intento de golpe de Estado perpetrado el 23 de febrero
de 1981, fue el más dramático, el que más cerca estuvo de imponer una
involución por la fuerza, a la joven democracia española, y en todo caso, el
que más sentimos los españoles y de entre ellos los valencianos que
contemplamos tras la ocupación del Congreso de los Diputados en Madrid por la
guardia civil al mando del Teniente Coronel Antonio Tejero, el desfile de una
riada de toneladas de acero, en forma de más de medio centenar de carros de
combate M-47 del Regimiento Vizcaya 21 de Bétera, que tomaron las arterias más
importantes de nuestra ciudad, machacando a su paso el asfalto de las calles
por donde pasaron y asustaron con su ruido ensordecedor y la silueta de sus
cañones, a todos los vecinos que los vieron
Valencia fue una ciudad
ocupada algo más de cuatro horas obedeciendo las órdenes del Capitán General de
la III Región Militar, Jaime Milans del Bosch, mientras que las radios emitían
el bando involucionista y marchas militares que este militar dictó, anulando
todas las libertades y derechos constitucionales en la “Región bajo su mando”
La decisión del Rey Juan
Carlos, de oponerse condenando esos intentos de desestabilización democrática,
fueron decisivo para que la Democracia en nuestro país y las libertades
constitucionales siguieran siendo los pilares fundamentales de la Constitución
de 1978.
23 febrero 2017
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