sábado, 14 de marzo de 2015

EL BIPARTIDISMO Y EL PLURALISMO POLITICO.



En los años de la Transición política de 1978 con la aprobación de los llamados Pactos de la Moncloa que se acordaron mediante el consenso alcanzado en el curso de las sesiones de trabajo que se desarrollaron entre el 8 y 26 de octubre de 1977,   por los representantes de los diversos partidos políticos, con representación parlamentaria, el presidente del Gobierno y otros miembros del mismo, y con la aprobación por La Cámara de Diputados el 27 del mismo mes y año, se puso en marcha el “Programa de Saneamiento y Reforma de Actuación Jurídica y Política” para superar la catastrófica situación económica del país, alcanzada tras 40 años de  Dictadura.

Trece meses después, con la elaboración por todas las fuerzas políticas a excepción del PNV (vasco) y la aprobación posterior de los textos que configuraron el proyecto de Constitución, refrendado por nuestro pueblo mediante Referéndum que fue votada favorablemente por el 87,86%, el 6 de diciembre de 1978. Así se pusieron fin a 40 años de Dictadura.

Asi se inició el proceso de la Transición de la Dictadura a la Democracia, que nos ha traído la etapa de mayor estabilidad política de nuestra historia.

A raíz del nuevo marco de libertades se llevaron a cabo las elecciones políticas que dieron paso en la primera etapa a la UCD de Adolfo Suarez, al PSOE de Felipe González, a Alianza Popular (AP), y al PCE de Santiago Carrillo y a las fuerzas nacionalistas catalanas y vascas, como fuerzas que ocuparon los escaños de la carretera de San Jerónimo.

Pero tras la dimisión de Suarez como Presidente del Gobierno, y la práctica desaparición parlamentaria de la UCD, la debilidad de AP de Fraga se reconstituyo mediante un refrito de las fuerzas más conservadoras y franquistas dando lugar al PP, que siguió dirigiendo Fraga, y el PSOE que apareció como una fuerza capaz de gobernar el país desde las primeras elecciones democráticas, mientras que un PCE cuya representación Parlamentaria, estuvo muy distanciada de la que en función de los años de lucha y sacrificios de los militantes del PCE, le hubieran correspondido por su lucha clandestina y en el periodo democrático recién iniciado , para lograr un país basado en la Democracia, económica, social y política, quedo con una pequeña representación parlamentaria.

Fue lógico y natural que los espacios en la Cámara de Diputados que ocuparon los respectivos partidos, incluso con la aplicación de la injusta ley D´Hont,  que impide la proporcionalidad de representantes en función del número de votos obtenidos, fue el resultado originario de la expresión en las urnas de la voluntad del pueblo soberano. De la Soberanía Nacional.

Mirando hacia atrás en nuestra Historia como nación, encontraremos que una forma de “Bipartidismo” llamado en aquella época “el turnismo”, fue uno de los elementos fundamentales del sistema de la Restauración borbónica en España. Consistió en la alternancia en el Gobierno de los dos partidos dinásticos  - Conservador y Liberal – y donde la formación de Gobierno por cada uno de ellos no dependía del triunfo de las elecciones, sino de la decisión del Rey.

 En la práctica, lo esencial se instauró con un acuerdo tácito en el cual, los dos partidos que apoyaban a la monarquía de Alfonso XII se turnarían en el poder, mediante la manipulación de los resultados del proceso electoral, una “cacicada” posible que gracias a ella, se permitía hablar de una “Democracia puramente formal” ó un “Sistema liberal, sin Democracia.” Aquellos fueron otros tiempos, pero fueron así.

En el periodo de la Transición de 1978, el “Bipartidismo” lo formaron por decisión de la Soberanía Nacional que por definición constitucional de su artículo I apartado 2, reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado, los partidos PSOE y PP. Y fue desde 1983, cuando los dos partidos políticos por “decisión de los españoles en las urnas” no por “cacicadas”, han ocupado el poder del Gobierno, o bien el PSOE ó el PP, han estado ocupando siempre uno de ellos , el Gobierno , o por mayoría absoluta uno, y el otro como principal partido de la oposición, por decisión soberana del pueblo.

Fue a partir de 2011, en plena crisis sistémica, de la que hoy seguimos sufriendo sus consecuencias fundamentalmente por la aplicación de las políticas conocidas como “Neoliberales “ de Hayec y Milton Friedman, que este “Bipartidismo” es bautizado por los movimientos sociales como PP=PSOE y viceversa. Este término fue acuñado por una alusión crítica, desde algunos colectivos pertenecientes al 15 M y otros sectores porque a su juicio, estos partidos PP y PSOE realizaban políticas similares, añadiendo a estas acusaciones otra falsedad como la de: “No nos representan” que recorrieron las calles y plazas de nuestro país.

En la campaña electoral de las elecciones Europeas de 2014, el PSOE llevo a cabo una campaña mediante una web basado en unos datos comparativos en unos carteles para evidenciar la falsedad de tales afirmaciones. El PP, era y es  el PP y el PSOE era y es el PSOE, dos partidos netamente diferenciados por su origen, sus políticas y sus objetivos.

En 2013, las críticas al bipartidismo surgieron y  fueron  tomando cuerpo entre la ciudadanía, profundamente indignada por las consecuencias del estallido de la crisis del sistema financiero y bancario internacional, que vino a ensombrecer las conquistas alcanzadas y las transformaciones que en materia de sanidad, educación y derecho sociales habían traído a nuestro país, las políticas socialdemócratas del Gobierno del PSOE a partir del 1982 cuando este partido asumió, la responsabilidad del Gobierno de la nación.

 Sin embargo hoy, la convergencia de esos factores, por diversas causas ha logrado que se critique más a la fuerza política que aportó indudables mejoras en este país, el PSOE, que a quien precisamente ha reducido cuando no eliminado esos derechos, el PP y el Gobierno de Rajoy. Y que hoy seguimos pagando sus consecuencias.

Lógicamente, el crecimiento del desempleo, la ineficacia de las medidas adoptadas por los respectivos gobiernos del PSOE y del PP, estas últimas más incisivas en la reducción de los derechos logrados desde los primeros años de la democracia, y los errores en la adopción de medidas del Gobierno de Zapatero en su última etapa, que distanciándose de una inspiración socialista dieron lugar a interpretaciones de esa falsa idea de una identidad, inexistente entre las políticas del PSOE y las del PP.

 El que no se hayan logrado, pese a las evidentes diferencias entre ambas políticas, sensibles mejoras en las condiciones de vida y trabajo de los españoles, se ha constituido en un aspecto fundamental que ha calado en el presente, y son la “vox populi” de una inmensa mayoría de los ciudadanos y que han venido a incentivar esa “irracionalidad crítica”, que alentada e incentivada por los grupos del 15-M y de partidos como IU y Podemos, han contribuido a generalizar el convencimiento ciudadano de que el PSOE y el PP son iguales.

Pero el criticado “Bipartidismo” alegremente por esos sectores, no es el “turnismo” de la restauración borbónica de Alfonso XII. El “Bipartidismo” es lo que ha decidido nuestro pueblo desde el inicio de la Transición del 78, la estabilidad que hoy quieren barrer la “troika Podemista”.  

El “turnismo” de la restauración monárquica y el “Bipartidismo” actual, no tienen nada que ver el uno con el otro, sus diferencias son sustancialmente basadas en que el primero, fue el resultado de la voluntad monárquica y la manipulación de los resultados de las elecciones para poder justificar el cambio de partido en el Gobierno. Mientras que el “Bipartidismo” que vino a surgir en la Transición fue la voluntad del pueblo que mediante su voto eligió al PP y al PSOE como partidos mayoritarios. Sus coincidencias por razones de Estado, con las políticas antiterroristas contra la ETA u otras, no pueden, sin mentir, atribuir a los dos partidos una identidad por esas coincidencias, a pesar de los errores que se hayan podido cometer, porque sencillamente no es verdad.

El error y la falsedad de esas afirmaciones,  no lo pueden justificar, ni los errores del PSOE cometidos en la etapa del Gobierno del Presidente Zapatero,  ni por las coincidencias y acuerdos, que por razones de Estado se dieron en la lucha contra el terrorismo, como suelen darse siempre entre los partidos mayoritarios de todos los Parlamentos, Cámaras que expresan la Soberanía Nacional de cada país.

Es verdad que los acuerdos para modificar el artículo 135 de la Constitución estableciendo en el nuevo texto, el concepto de “estabilidad presupuestaria” y su votación por el PSOE y el PP en la Cámara de Diputados, sin debate, en unas horas, contribuyeron a aumentar la campaña de “irracional igualdad” entre el PSOE y el PP que venían predicando diversos sectores de la vida política”, ante esa actuación que pareció “un delito llevado a cabo con nocturnidad y alevosía”.

Sin embargo, esta reforma fue bien necesaria el llevarla a cabo, con el fin de ofrecer garantías a nuestros acreedores del cobro de nuestras Deudas e intereses  y evitar así, ante  la catastrófica situación  económica, el rescate de nuestra economía.

Sin embargo, el auténtico “Delito” en mi opinión, fue la modificación de la Constitución sin someterla al obligado referéndum, dado que al tratarse de una reforma por proceso ordinario, no era necesario un referéndum, lo que originó que el resto de los partidos representados en la Cámara se mostrasen descontentos ante dicha reforma.

 Eso fue, a mi juicio el gran error del Presidente Zapatero y del PSOE, error que actualmente ha reconocido con valentía, Pedro Sánchez, que ya ha anunciado que cuando gobierne el PSOE, modificaran el mencionado artículo anteponiendo en primer lugar las garantías de mantenimiento de la sanidad, la educación y la protección social.

Es curioso, que las críticas al “Bipartidismo” siempre se realizan para criticar al PSOE, al que se le pretende acusar, más allá de los errores cometidos, de todos los males habidos y por haber, no he oído jamás en “estos ataques críticos” ninguna crítica fundamentada contra del PP, y del Gobierno.

 Aparece así a mi juicio, que aprovechando la gravedad de los problemas actuales que sufrimos, paro, trabajo precario y con salarios de insuficiente capacidad para vivir dignamente, el crecimiento de las desigualdades, del déficit presupuestario y la Deuda entre otros, y la insatisfacción de la ciudadanía, los autores de esos ataques al “Bipartidismo” lo que han estado persiguiendo ha sido implicar al PSOE, culpabilizándolo de todos los problemas, para así deteriorar el apoyo social de ese partido, en aras de poder recuperar parte de su espacio electoral, a favor de organizaciones como IU, cuyo ejemplo palmario son las perdidas en la orientación del voto que recogen los sondeos hacia esta organización, lo que demuestra lo inservible a esos efectos, de la estrategia empleada.

Con iguales “argumentos” se viene planteando desde sus orígenes por Podemos, contra el PSOE, y cuando plantean “barrer a los partidos de la Transición” siguen con sus ojos puestos en cómo acabar con el PSOE.

La compleja y complicada salida de la crisis sistémica en España como en Europa, requieren en lo fundamental, una correlación de fuerzas políticas diferente en los gobiernos actuales, tanto en nuestro país como en cada uno de los que hoy constituyen la Unión Europea. Lo que necesitamos son esos cambios para que con gobiernos progresistas se planteen las necesidades de un New- Deal en Europa, que tenga como base el cambio radical de las políticas neo-liberales por políticas de inversiones, un tratamiento a las Deudas de toda Europa que haga posible la salida de la recesión económica que azota a todos los países de la U. Europea, y el crecimiento del empleo y el progreso social en esta parte del mundo.

Y al no contemplar esa realidad y las necesidades, hoy hace que algunas fuerzas como Podemos, por ejemplo, planteen objetivos irrealizables en la actualidad, lo que nos conducirían en caso de gobernar esas fuerzas, a un mayor empeoramiento de nuestra situación económica.

Las luchas de cada grupo y partido en su legítima ambición de conseguir un apoyo y representación mayoritario en las instituciones de Gobierno, se traducen lamentablemente, en que la legítima y necesaria controversia política entre partidos, se confunden con la  lamentablemente, y vergonzante campaña de insultos y descalificaciones, como desde hace tiempo se ha venido realizado, atribuyendo una falsa e inexistente igualdad entre el PP y el PSOE por los grupos extraparlamentarios ó no, como IU y Podemos y que hoy han hecho suyos expresándolo  una gran mayoría ciudadana, más como consecuencia del legitimo cabreo, al no ver mejorar sus problemas económico y sociales, que por existir razones convincentes y objetivas para realizar esas afirmaciones.

Ahora en nuestro país, cuando estamos viviendo un año electoral cuajado de comicios que desde los locales a las Elecciones Generales y pasando por las de las C. Autónomas y en cuya campaña de sondeos ya se perfilan cambios sustanciales de lo que ha constituido el arco parlamentario desde el inicio de la democracia, vamos lo más seguro de cabeza, a un panorama donde partiendo de las previsiones que dan los sondeos, ninguno de los cuatro partidos con mejores expectativas por sus resultado, ninguno, obtendrá la mayoría suficiente para gobernar en solitario, lo que va a requerir de esos partidos que entren en una dinámica de entendimientos mínimos para alcanzar mediante pactos, la mayoría que les haga posible acceder al Gobierno. Ahora vamos a constatar las verdades de ese refrán que dice: “La política hace a veces tener extraños compañeros de cama” – bueno de Gobierno - en este caso.

Los cuatro partidos situados para entrar en esa “melange politique” con toda seguridad según sondeos son, PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos, esto es ya un pluripartidismo, del cual pueden salir los gobiernos de las instituciones tanto en las Comunidades Autonómicas como en el Gobierno de la Nación, con una diversidad en sus composiciones, de dos o tres partidos. Yo supongo que de llegar a esas “necesarias componendas” podemos iniciar una etapa de gobiernos donde las hasta hoy críticas al “Bipartidismo” se desvanezcan y lo que aparezca sean las críticas de la población a la ingobernabilidad del país por el Gobierno como suma de dos, o tres partidos políticos.

Yo sin embargo, sigo convencido que los actuales resultados de las encuestas que nos presentan “esa realidad” no van a materializarse matemáticamente, que van a ver modificaciones sustanciales en cada una de las organizaciones, que hoy aparecen situadas hacia la necesaria convergencia hacia otra u otras formaciones para poder gobernar, que van a haber sorpresas y frustraciones.

Vamos a ver, si se llega a esas circunstancias que acuerdos se establecen, pero vamos a constatar posiblemente las dificultades para la creación de acuerdos para la legislatura, de dudosa estabilidad para el gobierno resultante.

En todo caso, aun queda un valioso tiempo, suficiente para que las fuerzas de izquierda recuperen las actuales previsiones y se afirmen con las mayorías suficientes para gobernar.

Claro que, la fragmentación del voto, va a conducir a la política de pactos en casi toda España, y estoy seguro que hoy ya está siendo motivo de un debate y la reflexión en los partidos políticos a una velocidad de vértigo.

Las inmediatas elecciones en Andalucía, por  el ritmo de crecimiento de la opción de la actual Presidenta de la Junta Susana Díaz, y los resultados del 22-M que se obtengan, van a ser significativos y demostrativos de que si es posible, que los profundos cambios que se vaticinan y va a experimentar el actual sistema de partidos en nuestro país en noviembre, confirmen el fracaso del PP y el triunfo de la izquierda socialista.       

                                               César Llorca Tello.

                                                 16 marzo 2015       

                                              

 

                                                                      

  

2 comentarios:

  1. Muy bien la puesta en escena del concepto democracia comparando la epòca de Alfonso XII, con la conquista de la transición de la dictadura a la democracia de 1978 donde el pueblo es soberano para un buen o mal gobierno pues una cosa representaba las cacicadas de la época y otra el poder y la soberanía del pueblo.

    Rafa el de Porzuna la muy laboriosa villa

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    1. Gracias por tu opinión. Eso es lo que me he propuesto aclarar a algunos, que confunden muchas cosas y olvidan otras.
      Y gracias por seguirme y darme tus opiniones . No sabia que los de Porzuna fueran tan inteligentes. Pero se ve que si.

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