Y la regeneración del
sistema, solo se concebía con la multiplicación de la oferta electoral, con un
mayor pluripartidismo del que teníamos más allá del PP y el PSOE.
Pero ahora visto lo visto,
a riesgo de verme insultado por lo que voy a decir, no pasa nada si recuerdo
que en el bipartidismo tan vituperado, era más fácil exigir y conseguir incluso
que el Gobierno rindiese cuentas.
La gran ventaja –
defendían los partidarios del pluripartidismo – es que al necesitarse dos ó más
partidos para gobernar, sería más fácil que se dieran combinaciones
transversales que permitirían consensos duraderos.
Pero nos llegó el
pluripartidismo pero nada de lo que esperaban los pluripartidistas en su afán
de acabar con el binomio PP/PSOE, llegó, ni se ha hecho realidad. Y que por eso,
a mí me parece que es recomendable recordar en estos momentos.
Porque, se acabó con el
bipartidismo pero lo que lleno los escaños del Congreso de los Diputados, ha
sido el pluripartidismo que surgió de las urnas entre el que se encuentran el
PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos, PNV, y los independentistas PDeCAT, ERC y otros
pequeños partidos, que viene a sumar “trece
partidos políticos con presencia parlamentaria”.
O sea que los españoles
cambiamos el bipartidismo por el pluralismo, pero estos años de rodaje lo que
nos ha mostrado – que no es mi opinión – es que la transversalidad “No llegó”, ni mucho menos para
estabilizar a un Gobierno.
Llegó “El frentismo” que como se ha podido comprobar, y podemos seguir
comprobando, es la batalla por la hegemonía dentro de los mismos campos
ideológicos del bipartidismo: La derecha y la izquierda, y sus luchas
intestinas de cada casa.
Tan solo en el 2015, hubo una
oportunidad que Podemos la tiró a la basura, y no permitió un Gobierno
PSOE-Ciudadanos. Y ahora es con “los
cambio de chaqueta” de Rivera, que ya ha anunciado que en ninguna
circunstancia permitirá un Gobierno socialista con Pedro Sánchez de Presidente.
Y en ese panorama donde de
la Pre-campaña solo destacan por sus insultos y falacias contra Perdo Sanchez,
las que están vomitando los Casado y Rivera, vamos a ir a las urnas el 28 de
abril. Más polarización y radicalización
en “las derechas” que están
contaminándose de la ultra-reaccionaria VOX. Y con los partidos independentistas
catalanes que están cada día más lejos del sentido común. Y un Podemos que tras
los zig-zas que ha tenido, ahora a la vista de las elecciones, ha roto el
acuerdo alcanzado en el Pacto de Toledo y se ha precipitado lanzándose a la
piscina electoral con muy poco agua por cierto para su formación.
Así están en el día de hoy
las cosas, ó al menos yo las veo así.
Y estoy convencido, que hasta
el 28 de abril, vamos a asistir a toda suerte de bárbaras manifestaciones del
dúo Casado Rivera, contra Pedro Sánchez, e incluso a las “diferencias que cada uno quiera establecer” por ver quién gana a
quien. Porque desde el PP, no se fían de Rivera que ahora ha asegurado que no
pactará con el PSOE, pero en un momento también aseguró, que no pactaría la
investidura ni con Pedro Sanchez, ni con Mariano Rajoy, y luego apoyo la
investidura de ambos.
Y a mi juicio, a pesar de las
apariencias, la desconfianza de Casado con Rivera tiene sus motivos, porque los
cambios del líder de Ciudadanos han sido una constante de sus afirmaciones. En
la campaña andaluza anterior, también dijo Juan Marín el candidato de Rivera
para presidir la Junta de Andalucia, que: “Pactar
con el PSOE era Traicionar la ilusión de la gente” en marzo del 2015, y en
junio sellaron el pacto que permitió investir a Susana Díaz como presidenta
andaluza.
Vamos, que con mucha
razón, Pedro Sanchez en el pleno del Congreso, le reprochó los cambios de
chaquetas que tiene Albert Rivera en el armario, desde la liberal, la
reformista y la que mas huele a naftalina, que se la pone ahora para hacerse la
foto con VOX. Y con esos antecedentes, no es que Pablo Casado no se fie de
Albert Rivera, es que la inmensa mayoria de españoles no se van a fiar ni del
uno ni del otro.
Y teniendo en cuenta lo
que he relatado en estas reflexiones, lo más conveniente a mi juicio, es que a
la hora de encontrarnos ante la urna el 28 de abril, los españoles deberíamos
de reflexionar sobre nuestro presente y nuestro futuro, y decidir “La España que queremos”. Que no
requiere, ni se trata de volver a los rasgos de un “bipartidismo caduco”, pero si de confirmar las candidaturas de
PSOE votándolas en cada colegio electoral, para hacer posible que se pueda
configurar un Gobierno socialista con Pedro Sanchez de Presidente, para que
entre las muchas cosas que le han quedado pendientes de abordar y resolver, consiga
convencer a todas las fuerzas políticas, que el dialogo del Gobierno con los partidos de ideología diferente, sea
una realidad de nuestra Democracia y que las diferencia entre ellas nunca sean
un atentado al Estado.
Y como el Gobierno de
Pedro Sanchez, aun no desiste en su intención de sacar adelante algunas
reformas legales y lo va a intentar hasta el último momento, usando para ello
los instrumentos a su alcance para aprobarlos. Y su plan es aprobar Decretos
Leyes, que se pueden quedar en papel mojado si no son convalidados por el
Congreso.
Por ello, el Ejecutivo
actual, necesita restablecer la mayoria que le apoyo en la moción de censura y
alcanzar pactos con esos grupos. Pero lo fundamental es que el 28 de abril,
todos los españoles seamos conscientes
de “La España que queremos” y
votemos consecuentemente.
Porque España y los
españoles no necesitamos más 23 de febrero.
23 febrero 2019
César Llorca
Tello
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