Pero
veamos: En general, son las ámbitos de
los sectores del mundo inversor, y los
sectores financieros como los bancos, y
las grandes corporaciones empresariales a quienes los Gobiernos
conservadores de derechas, les favorecen con una política fiscal, consentidora
de los grandes beneficios con impuestos condicionados únicamente a mejorarlos,
ó ampliándolos, en muchos casos.
Y
por el lado opuesto, es decir desde Gobiernos socialdemócratas y de izquierdas,
la tendencia siempre ha sido la de una política fiscal, como, un factor clave para la organización del
espacio público. Y para ello se desgrava en productos y servicios de uso
popular para facilitar el mantenimiento del consumo, por un lado, y por otro aplica
una política fiscal más agresiva a los beneficios y transacciones financieras,
y de las grandes Empresas, en función de los recursos que se requieran para que
las instituciones cumplan sus fines adecuadamente, y que además de los medios, determinen
el cómo, cuándo y de quien hay que obtenerlos.
Esa
es a mi juicio, la mejor política fiscal que se puede hacer desde un proyecto
socialdemócrata. Y esa es la política fiscal que entiendo ha emprendido Pedro
Sanchez y su Gobierno de Izquierdas con la elaboración de los Presupuestos para
2019, donde la participación y apoyo de Pablo Iglesias a los mismos, está
encontrando diferencias que, las ha
habido, y las siguen habiendo hasta el 15 de los corrientes, que es la fecha
donde se deben entregar a Bruselas para su aprobación.
Yo
espero que el sentido común se imponga, y haya un acuerdo capaz de ser aprobado
en Bruselas. Porque siempre será mejor, que las negociaciones entre Pedro y
Pablo, culminen en acuerdo aunque Pablo Iglesias considere que las exigencias
verbales de Podemos que vienen manifestando, sean las que les aporten mas
réditos electorales, que el, acuerdo con el Gobierno.
Las
diferencias entre ambas alternativas, - derecha e izquierda - en materia
fiscal, han sido y siguen siendo motivo de la controversia política iniciada en
el Siglo XX, y del debate social y de posicionamientos políticos diversos en
este siglo XXI.
Y
es que, a mi juicio, tras la Caída del Muro de Berlín y el aceleramiento de la
globalización, las ideas más liberales y conservadoras se han venido imponiendo como una especie de “Dogma incontestado e invariable”. Ha
parecido, como si determinadas políticas fiscales, no fueran ya de derechas o
de izquierdas, sino simplemente correctas ó incorrectas. Y desde los años 80,
la izquierda ha ido cediendo espacio ideológico y político a la derecha en
materia fiscal.
Ahora
que la economía se recupera, pero los perdedores de la crisis seguimos ahí.
Porque somos, el 20% más pobre de la población. Pero se trata de que la crisis,
que ha tenido al mismo tiempo unos ganadores indiscutibles. El 10% de la
población española más rica ha pasado de acumular un 44% de la riqueza neta total en 2008, al
53% según un estudio del Banco de España.
Esos
datos, han puesto de manifiesto el aumento pues, de las desigualdades, que han
sido una de las peores secuelas de la crisis y constituye el desafío más serio
del actual sistema económico.
Y
para reducir esas desigualdades, el economista Thomas Piketty en su libro “El capital del Siglo XXI” propugna
entre otras recetas, un impuesto a las rentas altas (más de 500,000 euros) con
un tipo del, 80%.
Bueno
esas propuestas no son nada nuevo, ya que en EE.UU, los Presidentes Demócratas
Roosevelt y Truman, incluso el, Republicano Eisenhower elevaron y mantuvieron
el tipo máximo del impuesto sobre la renta por encima del 90% entre las décadas
de los 40 y los 60 del siglo pasado.
Pero
lo que demostraron aquellos hechos, es que las políticas fiscales progresistas
y solidarias de la posguerra en aquellos países permitieron recaudar fondos
para crear servicios sociales, compensar las desigualdades generadas por el
sistema y cohesionar la sociedad. Fueron los mejores años en todos los
aspectos.
Ahora,
la gran diferencia que se ha constatado entre la Gran Depresión y la crisis actual,
no ha sido tanto la profundidad de los daños causados, sino el distinto
tratamiento empleado por los políticos para remediarlos.
Y
ahora, aun tenemos lamentablemente las campañas públicas contra la imposición a
la riqueza, que son tan permanentes como agresivas. Sus promotores señalan a la
imposición sobre el patrimonio ó las herencias, como un artilugio cuasi inmoral
y antinatural, que perjudica incluso a las familias más humildes.
Son
sin embargo, las familias humildes las que están exentas normativamente del
pago de estos impuestos para ricos, como es obvio, y nada hay más razonable y
justo, que acudir allí donde se acumula la riqueza, para proporcionar recursos
a la caja destinada al bien común.
Por
eso la izquierda Europea, debe impulsar una nueva cultura fiscal, basada en la
convicción de que una fiscalidad suficiente y justa, constituye el menor
instrumento para alcanzar una sociedad justa y realmente equitativa.
Porque vivimos una era, donde un puñado de
gigantes tecnológicos y sus dueños, son “Los
poderosos ricos” de naciones enteras del Planeta. Son los tiempos de “Jauja” para ellos, con los paraísos
fiscales, el secreto bancario, el fraude y la inhibición fiscal de las grandes
corporaciones.
Y
es con eso en España, con lo que hay que acabar desde el proyecto
socialdemócrata de izquierdas y progresista que lidera Perdo Sánchez como
Presidente del Gobierno Socialista en su empeño de Gobernar, a pesar del ruido
de los que no tienen política, como el
PP de Casado y Ciudadanos de Rivera, en ningún caso, ni para diferenciarse de
VOX la ultraderecha que se apresta a ocupar algún escaño en el próximo
Parlamento de la Carrera de San Jerónimo.
“Porque sin una fiscalidad, suficiente
y progresiva, no será posible el ejercicio de los Derechos y Libertades”.
10
octubre 2018
César Llorca Tello
Yo
creo, que desde que los impuestos formaron parte importante para la
organización de nuestras sociedades, y estos iban subiendo por decisión
exclusiva de los Gobiernos de turno. El dilema, sobre si la subida ó la bajada
de impuestos era una medida propia de la Izquierda ó de la Derecha, ha estado
en el candelero político.
Pero
la experiencia empirica nos ha demostrado que, las alegrías siempre han venido
indudablemente de aquellos que se beneficiaban cuando les reducían la presión
fiscal ó protestaban y las admitían a regañadientes si consideraban que les
perjudicaba. Normal hasta aquí.
Pero
veamos: En general, son las ámbitos de
los sectores del mundo inversor, y los
sectores financieros como los bancos, y
las grandes corporaciones empresariales a quienes los Gobiernos
conservadores de derechas, les favorecen con una política fiscal, consentidora
de los grandes beneficios con impuestos condicionados únicamente a mejorarlos,
ó ampliándolos, en muchos casos.
Y
por el lado opuesto, es decir desde Gobiernos socialdemócratas y de izquierdas,
la tendencia siempre ha sido la de una política fiscal, como, un factor clave para la organización del
espacio público. Y para ello se desgrava en productos y servicios de uso
popular para facilitar el mantenimiento del consumo, por un lado, y por otro aplica
una política fiscal más agresiva a los beneficios y transacciones financieras,
y de las grandes Empresas, en función de los recursos que se requieran para que
las instituciones cumplan sus fines adecuadamente, y que además de los medios, determinen
el cómo, cuándo y de quien hay que obtenerlos.
Esa
es a mi juicio, la mejor política fiscal que se puede hacer desde un proyecto
socialdemócrata. Y esa es la política fiscal que entiendo ha emprendido Pedro
Sanchez y su Gobierno de Izquierdas con la elaboración de los Presupuestos para
2019, donde la participación y apoyo de Pablo Iglesias a los mismos, está
encontrando diferencias que, las ha
habido, y las siguen habiendo hasta el 15 de los corrientes, que es la fecha
donde se deben entregar a Bruselas para su aprobación.
Yo
espero que el sentido común se imponga, y haya un acuerdo capaz de ser aprobado
en Bruselas. Porque siempre será mejor, que las negociaciones entre Pedro y
Pablo, culminen en acuerdo aunque Pablo Iglesias considere que las exigencias
verbales de Podemos que vienen manifestando, sean las que les aporten mas
réditos electorales, que el, acuerdo con el Gobierno.
Las
diferencias entre ambas alternativas, - derecha e izquierda - en materia
fiscal, han sido y siguen siendo motivo de la controversia política iniciada en
el Siglo XX, y del debate social y de posicionamientos políticos diversos en
este siglo XXI.
Y
es que, a mi juicio, tras la Caída del Muro de Berlín y el aceleramiento de la
globalización, las ideas más liberales y conservadoras se han venido imponiendo como una especie de “Dogma incontestado e invariable”. Ha
parecido, como si determinadas políticas fiscales, no fueran ya de derechas o
de izquierdas, sino simplemente correctas ó incorrectas. Y desde los años 80,
la izquierda ha ido cediendo espacio ideológico y político a la derecha en
materia fiscal.
Ahora
que la economía se recupera, pero los perdedores de la crisis seguimos ahí.
Porque somos, el 20% más pobre de la población. Pero se trata de que la crisis,
que ha tenido al mismo tiempo unos ganadores indiscutibles. El 10% de la
población española más rica ha pasado de acumular un 44% de la riqueza neta total en 2008, al
53% según un estudio del Banco de España.
Esos
datos, han puesto de manifiesto el aumento pues, de las desigualdades, que han
sido una de las peores secuelas de la crisis y constituye el desafío más serio
del actual sistema económico.
Y
para reducir esas desigualdades, el economista Thomas Piketty en su libro “El capital del Siglo XXI” propugna
entre otras recetas, un impuesto a las rentas altas (más de 500,000 euros) con
un tipo del, 80%.
Bueno
esas propuestas no son nada nuevo, ya que en EE.UU, los Presidentes Demócratas
Roosevelt y Truman, incluso el, Republicano Eisenhower elevaron y mantuvieron
el tipo máximo del impuesto sobre la renta por encima del 90% entre las décadas
de los 40 y los 60 del siglo pasado.
Pero
lo que demostraron aquellos hechos, es que las políticas fiscales progresistas
y solidarias de la posguerra en aquellos países permitieron recaudar fondos
para crear servicios sociales, compensar las desigualdades generadas por el
sistema y cohesionar la sociedad. Fueron los mejores años en todos los
aspectos.
Ahora,
la gran diferencia que se ha constatado entre la Gran Depresión y la crisis actual,
no ha sido tanto la profundidad de los daños causados, sino el distinto
tratamiento empleado por los políticos para remediarlos.
Y
ahora, aun tenemos lamentablemente las campañas públicas contra la imposición a
la riqueza, que son tan permanentes como agresivas. Sus promotores señalan a la
imposición sobre el patrimonio ó las herencias, como un artilugio cuasi inmoral
y antinatural, que perjudica incluso a las familias más humildes.
Son
sin embargo, las familias humildes las que están exentas normativamente del
pago de estos impuestos para ricos, como es obvio, y nada hay más razonable y
justo, que acudir allí donde se acumula la riqueza, para proporcionar recursos
a la caja destinada al bien común.
Por
eso la izquierda Europea, debe impulsar una nueva cultura fiscal, basada en la
convicción de que una fiscalidad suficiente y justa, constituye el menor
instrumento para alcanzar una sociedad justa y realmente equitativa.
Porque vivimos una era, donde un puñado de
gigantes tecnológicos y sus dueños, son “Los
poderosos ricos” de naciones enteras del Planeta. Son los tiempos de “Jauja” para ellos, con los paraísos
fiscales, el secreto bancario, el fraude y la inhibición fiscal de las grandes
corporaciones.
Y
es con eso en España, con lo que hay que acabar desde el proyecto
socialdemócrata de izquierdas y progresista que lidera Perdo Sánchez como
Presidente del Gobierno Socialista en su empeño de Gobernar, a pesar del ruido
de los que no tienen política, como el
PP de Casado y Ciudadanos de Rivera, en ningún caso, ni para diferenciarse de
VOX la ultraderecha que se apresta a ocupar algún escaño en el próximo
Parlamento de la Carrera de San Jerónimo.
“Porque sin una fiscalidad, suficiente
y progresiva, no será posible el ejercicio de los Derechos y Libertades”.
10
octubre 2018
César Llorca Tello
No hay comentarios:
Publicar un comentario