“CUANDO LAS
BARBAS DEL VECINO…”
“Veas afeitar, pon las tuyas a Remojar”, reza un refrán que
me parece conveniente recordar a la vista de los resultados de las elecciones
del 15 de marzo en Holanda.
Los holandeses, no
han votado al populismo ultraliberal, xenófobo y antieuropeo de Geert Wilders,
que si bien ha ganado cuatro escaños más
de los obtenidos en las elecciones del 2012, se ha quedado bastante alejado de
lo que algunas encuestas vaticinaban.
En esa pequeña
Holanda de los tulipanes, estaban puestos los ojos de toda la Europa, pendientes por constatar la
posible evolución del populismo de derechas, tras el Brexit y la llegada a la
Casa Blanca de Trump, pero los holandeses fueron masivamente a votar, y
lograron frenar las expectativas del partido de ultraderecha, y eurófobo de
Wilders, en la primera cita de la serie de elecciones que van a seguir
celebrándose en Francia y Alemania. Por eso en mi opinión, el fracaso de esas
expectativas ha sido una señal positiva para un moderado optimismo.
Porque aun faltan, las
próximas elecciones presidenciales en
Francia y las generales en Alemania, donde el triunfo del populismo
anti-Europa, amenazan con la agravación de la situación económica para esos pueblos,
y que serian también la salida de la Unión Europea, cuya fractura y el acceso a
los gobiernos que plantea un nacionalismo estéril y extremadamente peligroso
por la confrontación racial que plantean los partidos neo-nazis, son hoy, los
riesgos más grandes que la civilización va a correr en Europa si triunfaran los
populismos en los comicios que se van a celebrar durante este año.
Pero los holandeses,
también han sancionado al Partido del
Trabajo holandés, el partido socialdemócrata (PvdA) que ha logrado 9 escaños, una
pérdida de 29 escaños de los 38 que había obtenido en las elecciones del 2012.
Estas realidades resultantes
de las elecciones holandesas, en mi opinión, requieren un análisis holístico,
para comprender cuál es el origen del “declive
electoral de la socialdemocracia” constatado en Holanda, pero también en
otros países europeos, como España, Francia, Italia, etc. en los que también se
está produciendo, y que tienen como origen en todos los partidos
socialdemócratas, el común denominador de un mismo error: “El abandono de los valores y principios históricos que caracterizaron
a la socialdemocracia en Europa desde 1950 hasta la crisis del 2010”.
Si tomamos para
iniciar el análisis los resultados obtenidos por el Partido del Trabajo
holandés el PvdA, hay que constatar de entrada que no han sido fruto de una “maldición divina” que les ha sobrevenido
por la gracia de Dios a la socialdemocracia holandesa. Han sido un castigo,
lógico y natural que les ha infligido los ciudadanos, como respuesta porque se
han visto olvidados por el partido socialdemócrata holandés.
Las pérdidas de
escaños, dejando reducidos a 9 la representación de este partido en el
Parlamento, tienen su historia, una historia similar a la de todos los partidos
socialdemócratas en Europa.
Estos han venido,
pese a las perdidas del apoyo social que progresivamente han ido perdiendo la
socialdemocarcia, a no reaccionar adecuadamente. Han venido a hacer como aquel tipo que se caía de un
edificio de 50 pisos, y mientras iba cayendo, se decía para tranquilizarse, “Esto va bien, hasta ahora todo va bien, pero
lo importante no es la caída sino el aterrizaje” y el resultado fue que se
dio una hostia de la que ya no pudo levantarse.
Eso es lo que le ha
pasado a la Socialdemocracia del Partido del Trabajo (PvdA) que nos recuerda a
ese pobre tipo que se decía que estaba bien mientras caía, pero cuando se
estrelló, es cuando le vinieron encima los problemas para incorporarse.
En las elecciones
del 15 de marzo, tan solo a 5 años de las del 2012, y pese a los sondeos que
pronosticaban una bajada brutal en los comicios que se iban a celebrar, los dirigentes socialdemócratas holandeses,
confiaban en el recorrido histórico de su partido.
El PvdA, había sido
uno de los pilares fundamentales del sistema político holandés, y máximo
estandarte de la socialdemocracia europea, que después de la II Guerra Mundial,
formó parte del Gobierno durante 38 de los últimos 71 años. Y bajo su mandato
entre 1948 y 1958 se crearon las bases
del Estado de Bienestar. Ese Estado que hoy se pone en cuestión por la crisis y
el proyecto neo-liberal de los partidos de la derecha política europea, que hoy
dictan e imponen desde Bruselas, para que sea la clase obrera, y las clases
populares fundamentalmente la que sufran
las consecuencias de la crisis provocada por los sectores financieros.
Pero ahora, en
vísperas del 15 de marzo los dirigentes de PvdA, insistían que pese a las
encuestas que anunciaban las pérdidas
que podrían alcanzar, recordaban que en las elecciones del 2012, también se
decía lo mismo, y lograron una remontada espectacular, de 15 a 38 escaños.
Pero a mí me
parece, que ahora con los resultados obtenidos, estos dirigentes se habrán
quedado de piedra, al no repetir el milagro demoscópico del 2012.
Yo creo que el paso
inmediato, es que deben reaccionar y que los socialdemócratas holandeses se
pongan a encontrar las causas reales que han propiciado las pérdidas del apoyo
social que tenían desde las últimas elecciones. Y que el resultado de esos
análisis les sirvan a otros partidos socialdemócratas europeos.
En mi opinión, esas
pérdidas han sido las consecuencias de la actuación del partido socialdemócrata
holandés después del éxito alcanzado en 2012, quedando a tres escaños solamente
del partido de los liberales de derecha del VVD, que volvía ser el partido más
votado, mientras que el PvdA parecía aguantar con dignidad las embestidas de la
crisis.
Pero entonces, lo
que sucedió, fue: “EL GRAN ERROR
POLITICO DE LA SOCIALDEMOCRACIA”, el suicidio político que supuso el pacto
con el líder del VVD, el partido de la derecha, para formar una “Gran coalición” de gobierno.
Y ese grave error,
fue: “Ese incomprensible pacto,
pretendiendo justificarlo por razones de Estado, entre dos partidos que
históricamente, habían sido enemigos políticos”. Porque mientras que un
partido, el PvdA que venía pidiendo más inversiones públicas en Sanidad, en I+D
y Educación para consolidar el Estado de Bienestar, el otro partido, el de la
derecha, apostaba por los recortes promovidos por Bruselas.
Y ese acuerdo fue
la “Trampa de la responsabilidad”,
donde la socialdemocracia, cayó en el cepo, y olvidándose de su historia y los
principios de la socialdemocracia, empezó a cavar su fosa política. Y de ese
pacto, se repartió el Gobierno, 6 ministros del PvdA y otros 6 para el VVD.
Pero también se empezó a sustituir el clásico Estado de Bienestar, por una “Sociedad participativa”, término que
se acuño por el Gobierno, para defender
sus políticas que hacían recaer sobre las familias, soportar el mayor peso de la
crisis, con políticas netamente neo-liberales.
Y cuando el pueblo holandés
comprobó, muy pronto, lo que significaba ese bla, bla, bla, pero que suponía
recortes, recortes y más recortes, y donde la jubilación fue situada a los 67
años, las becas para los estudiantes se sustituyeron por becas-préstamos que
actualmente dejan a los jóvenes con deudas de miles de euros. Cuando se “Flexibilizo el mercado laboral”, y las
partidas para servicios sociales se redujeron.
Cuando no había, ni
rastro de la “Holanda más Social”
que los socialdemócratas prometieron en la campaña electoral del 2012, se
inició la caída libre del apoyo de la población.
Porque si bien la
crisis exigía para hacerle frente, políticas socialdemócratas de mayor gasto
público, generación de empleo y medidas para incrementar la Demanda. Los
socialistas holandeses hicieron lo contrario en una vergonzosa complicidad con
las políticas neo-liberales.
Y eso ha tenido un
coste: “La pérdida de la influencia
social de la socialdemocracia, y de paso han contribuido a la aparición y auge
de los populismos”.
Un populismo, que
con su lenguaje demagógico, anti-racista y de ruptura con la Europa de la que
forman parte, hoy alcanzan unos apoyos de los ciudadanos, frustrados
sencillamente por lo que consideran un traición de la socialdemocracia, y que hoy
dirigen sus votos hacia los partidos emergentes que practican el populismo, sea
de derechas o de izquierdas. Pero que en el fondo tienen el mismo objetivo: “Dificultar la recuperación política que es
el reto que hoy tiene la socialdemocracia, mediante el giro copernicano de las
practicas de colaboración con la derecha política y los interese financieros”.
Yo estoy convencido
que la batalla por reorientar a la socialdemocracia en Europa, no es una tarea fácil, pero el triunfo de ese nuevo
proyecto de “Una Nueva Socialdemocracia” que en nuestro país está defendiendo
Pedro Sánchez, saldrá triunfante, porque eso es lo que necesitamos la gente
sencilla en España, y lo que necesitan los partidos socialdemócratas en Europa.
Después de lo
sucedido en Holanda, ó el PSOE rectifica, o tendremos que poner “Nuestras barbas a remojar” y esperar
nuevos fracasos de la socialdemocracia.
18 marzo 2018
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