Después del
numerito que ha ofrecido el President del Parlament, Roger Torrent, aplazando “sine die” la sesión plenaria, donde se
tenía que someter a investidura “la
candidatura del fugado Puigdemont” a la Presidencia del Govern. Nadie puede
poner en duda, que el fracaso del “proyecto
independentista”, ha sido total y absoluto.
Y además, la
noticia del alquiler de una mansión en Waterloo, donde va a fijar su residencia
el “huido de la justicia”, son en su
conjunto, actuaciones que han venido a complicar aún más, la puesta en marcha
del “Plan constituyente” que habían
previsto los tres partidos independentistas, Junts x CAT, ERC y CUP, de llevar
a cabo: “la proclamación de la
República”, una vez investido ilegalmente Puigdemont, pero que se ha visto
imposible de plasmar ante el aplazamiento de la sesión parlamentaria, decidida
por Torrent, y la advertencia del Constitucional de que no era posible
investidura sin previo conocimiento y autorización del Juez Llarena.
Toda esta
situación, no hace sino mostrar el fracaso de los “Proyectos pretendidos y liderados desde Barcelona, Bruselas y
Estremera”. Y hoy nadie, con los cinco sentidos, puede poner en tela de
juicio ese fracaso.
Y no sirven para
nada, ni las visitas a Puigdemont en Waterloo, de diputados de su formación, ni
ninguna otra componenda al margen de la investidura que Carles Puigdemont
pretende, al margen de que se produzca dicha investidura tal y como ha
precisado el Tribunal Constitucional, donde este debería estar presente, y
recabar el permiso del juez.
La estrategia
política, y muy personal de Puigdemont desde Bruselas, ha fracasado
rotundamente. Ni ha venido a dar la cara ante la justicia, ni ha sido elegido “Telemáticamente o por delegación
President”, y aún más, ha
perjudicado judicialmente a quienes como miembros de su Govern, permanecieron
en España, además ha provocado una división interna en el seno de Junts x CAT,
entre quienes prefieren nuevas elecciones antes que renunciar a que Puigdemont
sea investido.
Además las
esperanzas de Junts X CAT y la CUP, de que el Presidente del Parlament, avalase
una lectura que permitiese que Puigdemont pudiese ser investido sin estar
presente, no han sido posibles por ser vetadas por el Tribunal Constitucional,
y además de haber sido rechazada por ilegal por los propios letrados de la
Cámara catalana.
Y las propuestas
desde la cárcel de Estremera que ha hecho Junqueras, tampoco se han abierto
paso. Nombrar a Puigdemont como si fuera “President
Honorario en Bruselas” pero proponer a otro, no ilegal, y formar el Govern
en Cataluña.
Estamos pues, ante
una complicada tesitura, donde ó se
presenta otro candidato, independiente ó no, y es investido con vocación y
compromiso de gobernar en el marco de la legalidad constitucional, ó si se
transcurren los plazos –hoy en cuestión – se tendrá que volver a convocar
nuevamente elecciones en Cataluña. Y mientras que estemos, como estamos, la
vigencia del 155 seguirá actuando al frente de las instituciones de gobierno en
Cataluña.
Por lo tanto, el
fracaso evidente del proyecto separatista, no ha servido – y aunque yo espero
que pueda servir – a los dos millones de votantes a los partidos
independentistas, para reflexionar ante la catastrófica situación que ha creado
estos partidos, y en consecuencia opten por modificar el voto de su opción
inicial, por el fracaso de la misma. Porque ahí se encuentra la solución de la
crisis.
Porque como se ha
visto, lo que para Puigdemont y Junqueras
y los que como ellos piensan, que la independencia seria un bien
superior, cualesquiera que fuesen los costes, “Los resultados, han sido un total y absoluto fracaso”. Cataluña no
ha sido transformada en “la Arcadia
feliz” con el independentismo
Y aunque hoy, todos
los catalanes no lo vean así. Pero la mayoria, aunque sea mucho más silenciosa,
pero que en las urnas ha sido y sigue siendo la mayoria, preferiría una
solución de tipo federal, ó que mejorase el marco estatutario. En cualquier
caso un Govern que actuase en el marco y respeto a la legalidad, y que
gobernase para todos los catalanes.
Y mientras que no
se produzcan esos cambios en el electorado, hasta ahora de “voto independentista”, tendremos crisis en Cataluña, hasta que
llueva hacia arriba. Y mientras tanto, se estará sin gobierno y sin poder
elegir a ninguno que gobierne para todos los catalanes, aceptando y no violando
la ley, y sobre todo, gobernando pensando en las cosas de comer, en la
recuperación económica y el bienestar de todos los catalanes.
Pero estas
circunstancias, no evidencian solamente el fracaso del “Proces soberanista”, que hoy
afectan a Cataluña, sino también son el fracaso de Mariano Rajoy de su
gobierno y de su política. Y no solo, por su “enroque ante la crisis en Cataluña”, - que es un grave problema de
cuya responsabilidad no se puede excluir -, sino también por la parálisis de su
acción de gobierno ante los numerosos y graves problemas que requieren urgentes
soluciones en el país.
Porque los
problemas que nos agobian, no están solo en Cataluña, cuya crisis le está
sirviendo a Mariano Rajoy para ocultar el enorme tinglado de la “Operación Corrupción de su partido”, e
incluso para justificar la situación económica, alegando que las cosas son como
son, por culpa de los “independentistas”.
Con el permanente recordatorio de que “la
Ley es la Ley” y “la defensa de la
unidad territorial”, Rajoy solo está mostrando su agotamiento político como
Presidente de un Gobierno también obsoleto, que urge acabar con ambos, por el
bien de todos los españoles.
Desde la ley, se puede
y se deben de tomar medidas que vengan a abordar las soluciones de los
numerosos problemas, que hoy padecemos los españoles, pero Mariano Rajoy no
opta por ninguna medida para solucionar los inaguantables e injustos problemas
que sufrimos. Sin embargo ya ha anunciado su voluntad de presentarse a las
elecciones del 2020.
Es verdad, que el
salario mínimo ha subido, pero en mi opinión, con una cuantía insuficiente. Las
pensiones han sido incrementadas con el vergonzoso 0,25% mientras que el IPC ha
sido del 1,2%. Cerca de 3,7 millones de trabajadores cobra menos de 300 € al
mes. Y hay un aumento del trabajo precario, que ha llegado al 35%, siete puntos
más que antes de la crisis, y el 40% de los jóvenes está sin trabajo.
¿Qué está pasando en España? Pues una situación
muy complicada, porque la tasa de consumo, está creciendo más que el PIB y ello
quiere decir que la gente está des-ahorrando.
Y el Sistema de pensiones, tal y como está
concebido no se sostiene.
Los salarios medios
no están creciendo en la proporción que sería necesario para cubrir los gastos
de pensiones que se necesitan, lo que ha producido al cierre del año 2017, un
déficit de la Seguridad Social de 18,600 millones de euros.
Es un problema de
número, los ingresos no pueden cubrir los gastos. Y es absolutamente imposible
que un trabajador, tenga una pensión equivalente a las cantidades cotizadas.
Cuando en Europa,
se puso en marcha los Sistemas de Pensiones, después de la II Guerra Mundial se
partía de unas situaciones hoy desaparecidas: 1º Había pleno empleo del factor
trabajo. 2º Los salarios crecían en función de la inflación, y 3º donde la
esperanza de vida, tras la jubilación era de 10 años después de la jubilación.
Pero esas
circunstancias han desaparecido: El pleno empleo, ya no existe y tenemos un
permanente paro estructural con serias amenazas de ampliarse. Los salarios ya
no se aumentan según la inflación, y la esperanza de vida después de la
jubilación está en 20 años después de la jubilación. “Por lo tanto, con esas realidades, no hay Sistema Público que se
sostenga”.
Por esas causas, la
reforma del Sistema Público de Pensiones, no puede contemplar ni con el alargamiento
de la edad para la jubilación, ni incrementos que supongan una pérdida del
poder adquisitivo de nuestras pensiones, ni la creación de planes privados de
Pensiones.
La crisis no está
superada, ni muchísimo menos en España, aunque parece que se ha inventado un
lenguaje nuevo ó palabras que tenían un significado, ahora se lo hemos
cambiado.
Decir, como dice
Mariano Rajoy, que hemos salido de la crisis, porque se aumente el PIB, es un
error, una falacia, porque la tasa de pobreza en nuestro país, es hoy la misma que
teníamos en el 2006, y donde el 40% de los jóvenes están en paro
Claro que se pueden
aumentar los salarios, porque si se aumenta el PIB, los beneficios de las
empresas crecen y se pueden aumentar los salarios, y con ello incrementar el
consumo y la capacidad de deuda también. Y eso va a ser causa a su vez, para que el PIB siga
creciendo.
Sin embargo el
problema de España en su conjunto, es que Mariano Rajoy ha apostado por
mantener una competitividad en base a reducir los últimos años, los costes salariales.
La competitividad en España, no se ha alcanzado mediante el aumento de las
inversiones. Por eso, el record de las exportaciones no se ha obtenido por
realizar más inversiones y más capital, sino porque los salarios son “ultrabajos” y “la capacidad de despido es tremenda”.
Mariano Rajoy, ha
conseguido un logro que Bismark, le echaría a patadas en el culo, del panteón
de grandes estadistas en Europa. Porque ha construido un país de trabajadores
pobres, no un país de pobres, sino un país de trabajadores pobres. Donde los españoles, a los que les suena
el despertador a las 6 ó las 7 de la mañana para ir a trabajar, se levantan –
la inmensa mayoria – para ir a ganarse su pobreza.
Por todo ello, a
Mariano Rajoy, también le ha llegado “Su
hora”, porque el fracaso de sus políticas así lo requiere.
Los españoles
necesitamos una Reforma del Sistema Público de Pensiones que permita garantizar
su existencia mediante la consecución de mayores ingresos, vía de un mayor
empleo y salarios más elevados, y unos impuestos a la banca, como viene exigiendo Pedro
Sánchez en la campaña de Asambleas abiertas que el PSOE está llevando a cabo a
lo largo y ancho del país. Y entre esas medidas, a mi me parece necesario y conveniente
por justicia retributiva, que no se siga pagando el IRPF por la percepción de
las pensiones de jubilación, ya que en su día cada trabajador ya pagamos el
IRPF de sus salarios.
Los sindicatos
CC.OO y UGT deberían situarse ¡YA! para ocupar el liderazgo en la organización de
las grandes protestas que hay que desarrollar en nuestro país, cuanto antes
mejor. Porque las fotos con la Ministra Báez, con ocasión del miserable
incremento del Salario Mínimo, no sirven para nada. Hay que ponerse a organizar
las movilizaciones que culminen con la Huelga General en defensa de todas
nuestras reivindicaciones: Empleo, Salarios dignos, Mayor protección a los
parados, Reforma del Sistema de pensiones, Derogación de la Reforma Laboral del
PP, Igualdad salarial para hombres y mujeres con el mismo empleo, Contra la
Corrupción y un financiación justa a las Comunidades Autónomas, entre otras.
Porque ni de la
crisis en Cataluña, ni de la crisis del gobierno de Mariano Rajoy, se podrá
salir sin las movilizaciones que lo exijan. Hacen falta gobiernos en Cataluña y
en España, pero Gobierno no independentistas en Cataluña, ni de la derecha de
siempre con otras caras, en la Moncloa. Hagámoslo saber.
5 enero 2018
César Llorca Tello
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