jueves, 1 de junio de 2017


PAYASADAS  PARLAMENTARIAS.

Aunque no es la primera vez, que Pablo Iglesias con sus intervenciones y pretensiones, nos ha dado un deplorable espectáculo en el Congreso de los Diputados. La presentación de la moción de censura a Mariano Rajoy, se sitúa en la cumbre de las Payasadas Parlamentarias del líder de Podemos.

Porque si bien, el artículo 113 de la Constitución, contempla la posibilidad de exigir responsabilidades políticas al Gobierno, mediante la adopción por mayoría absoluta de la moción de censura. También requiere en el apartado 2 del citado artículo, que toda moción de censura habrá de incluir un candidato a la Presidencia del Gobierno.

En función de lo dispuesto en la Ley, pero teniendo en cuenta la forma de actuación de Pablo Iglesias, la moción no es tanto de “censura a Mariano Rajoy” – por mucho que se lo merezca – sino un claro intento de irrumpir en el proceso Congresual en el que está inmerso el PSOE y donde tiene que elegir una nueva Comisión Ejecutiva.

 Pero si a “la provocación política” hubiese que bautizarla, estoy convencido que el mejor nombre sería el de Pablo Iglesias. Porque él sabe muy bien y además es de notoriedad pública, que ni el PSOE ni ningún otra fuerza del hemiciclo le van  votar la enmienda presentada, sin previamente constatar si tenía la mayoría suficiente para terminar con el Presidente del Gobierno, y porque además aceptar a Pablo Iglesias como nuevo Presidente del Gobierno, no tiene ningún grupo que lo aceptara, y hasta me atrevo a apuntar que tampoco sería votado por más de uno de los diputados de su grupo.

Es obvio que Mariano Rajoy, si tuviera un miligramo de dignidad y decencia política, habría dimitido ¡YA! y se convocarían nuevas elecciones. Pero como no lo hace, hay que tirarlo, pero para eso, hace falta que en el momento más oportuno y liderado por Pedro Sánchez se presente una moción de censura, con el previo acuerdo de las fuerzas parlamentarias que de entrada constituyeran la mayoría absoluta necesaria para triunfar. Y así, creo yo que se verificará.

Porque para acabar con Mariano Rajoy y su Gobierno, hacen falta hoy tres cosas, tres cualidades de suma importancia.

En primer lugar, que el partido o coaliciones de partidos que planteen una moción de censura tengan al menos la mayoría absoluta del hemiciclo.

En segundo lugar se debe presentar el “Programa de Gobierno” del aspirante a Presidente del Gobierno, pero ni Pablo Iglesias ni Podemos han mostrado jamás cual es su “Programa de Gobierno”.

Y en tercer lugar, si Pablo Iglesias no cuenta con la mayoría absoluta, ni tiene “Programa de Gobierno”, y tampoco cuenta con el apoyo de los grupos de la Cámara para que sea el nuevo Presidente del Gobierno.

La pregunta del millón ¿Para qué ha actuado Pablo Iglesias como ha actuado?

Pues sencillamente, porque a Pablo Iglesias le da lo mismo, y el día 13 cuando se debata la moción, de quienes de su grupo van a  salir a explicar las razones de la moción, y Pablo iglesias termine explicando “Su Programa de Gobierno” lo harán como si estuvieran bajo la carpa de un circo, y será una “Payasada Parlamentaria”, y nada más.

Pero la realidad que se está configurando, se está fraguando al margen de las ocurrencias de Pablo Iglesias, es otra. Y ni el referéndum entre los 487,000 inscritos con derecho a voto de Podemos, donde solo votaron 87,674 personas pronunciándose a favor de la enmienda, da posibilidades de triunfo de la misma, ni la concentración en la Puerta del Sol sirva para nada.

En mi opinión, la realidad es bien otra, y es que el radicalismo personalista de Pablo Iglesias, es el que está llevando a importantes sectores de la organización a expresar su descontento, un especie de desafección con las directrices del “líder”. Porque Podemos, no logra en solitario ningún éxito,  ni son capaces de propiciarlo con otras fuerzas mediante las convergencias necesarias para lograr soluciones a los problemas reales que estamos sufriendo.

Y las “Payasadas ocurrentes de este líder”, me da la impresión, que ya han generado profundos y bastantes desacuerdos entre sus filas.

La obsesión maniática del “Sorpasso” al PSOE, le ha llevado a Pablo Iglesias a perder el sentido político, por el que debe orientarse cualquier dirigente de una organización política, y poder actuar definiendo la hoja de ruta de la acción política de su organización.

En el fondo, su radicalidad no ha logrado ninguna coincidencia con ninguna fuerza en el Congreso de los Diputados, de importancia, salvo la coincidencia del ¡NO! de la bancada morada,  con el ¡NO! del PP, a la investidura de Pedro Sánchez.

Y a esa situación se ha llegado por la visceralidad política de Pablo Iglesias, que ha logrado que Podemos ocupe el espacio político del aislamiento total.

Mientras que el liderazgo político del PSOE con Pedro Sánchez como Secretario General y la nueva Comisión Ejecutiva que saldrá elegida el 18, entre otras cosas se ha vuelto como un “boomerang” contra las intenciones de Pablo Iglesias.

Porque Pedro Sánchez ya ha definido el tablero político en el que se va a mover el PSOE, en el Congreso de los Diputados, y en la acción política en general,  orientada a liderar el proceso de cambio del Gobierno de Mariano Rajoy. Y esa jugada ha puesto fuera de juego a Pablo Iglesias.

En mi opinión, como la estrategia política para desplazar de la Moncloa a Mariano Rajoy, exige la mayoría absoluta, me parece imposible de alcanzar con Pablo Iglesias por su trayectoria. Pero si creo, que más pronto que tarde, Iñigo Errejón y todos los críticos con las actuaciones de Pablo Iglesias, será posible la convergencia necesaria para acabar con el Gobierno actual. 

Será un proceso que tendrá que ir perfilándose, madurándose, con el que yo entiendo un Podemos diferente, si será posible un avance serio de la Unidad de la Izquierda.

                                    1 junio 2017.

 

 

 

 

 

 

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