Los resultados de las
urnas el pasado 24M y los obtenidos como consecuencia de los acuerdos bi, tri,
y más partidos para gobernar en los ayuntamientos y las Comunidades Autónomas,
han permitido el poder realizar múltiples y contradictorias lecturas.
Porque tanto el PP como el
PSOE, siendo los partido más votados, el primero con una pérdida de 2,5
millones de votos le ha ocasionado una gran pérdida del poder territorial, mientras que el PSOE
también con una pérdida de 700,000 votos ha venido a recuperar mediante los
acuerdos y pactos sus gobiernos autonómicos en Castilla la Mancha, Extremadura,
Comunidad Valenciana, etc.
Los resultados de las elecciones municipales y
autonómicas han hecho que nos encontremos ante la situación más abierta y
plural en años, algo que no tiene porqué ser negativo. Ahora bien el problema
es que después de la bocanada de aire fresco que ha supuesto los cambios en los
Ayuntamientos y en las C. Autónomas recortando considerablemente el poder
institucional del PP, el poder de los nuevos gobiernos no se enreden entre los
partidos componentes y consigan gobernar, y no vayan a provocar con sus
diferencias – que las hay y muchas – la ingobernabilidad en los Ayuntamientos y
C. Autónomas.
Y esas situaciones que pueden
darse en el interregno electoral que nos separan de los próximos comicios generales.
Serán muy lamentables pero pueden darse ante las elecciones generales.
Si es verdad, que la
significación especial de estas elecciones, y es muy relevante, han tenido
lugar en el momento de la más profunda crisis institucional que hemos vivido en
España desde que la democracia fue restaurada con la aprobación de la
Constitución de 1978, y que han abierto
un espacio político más plural, que de por si no tiene porque ser negativo,
pero que al igual que ha obligado a diferentes partidos a dialogar y acordar
gobiernos, también estos conviene que recuerden que deben saber ahora, aprender
a gobernar de otra manera.
Es legítimo de que cada
uno de los partidos políticos más situados a actuar ante las elecciones
generales, PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos, por ser situados para ello por los
electores, es complejo y no pueden contemplar tan solo su interés particular.
Siendo legítimo que cada partido utilice sus propios proyectos, también correrán
el riesgo de verse apartados del escenario político, si dan un paso equivocado.
Propiciar exclusivamente las estrategias que mayor rédito cortoplacista puedan
otorgarles, no es el mejor camino en este momento para ningún partido.
Es ineludible, que la
agenda de la gobernabilidad de los diferentes partidos requiere a su vez de grandes consensos y
firmes voluntades.
La tarea de la regeneración
democrática necesaria en los partidos y en la vida política, no es en estos
momentos ni Podemos, ni Ciudadanos, ni pueden ser tomados cada uno como la
salvación del sistema democrático, ni tan siquiera como la tabla de salvación de un PSOE después del
caótico liderazgo de los últimos años de este partido y con los hábitos de ser
un partido cerrado para sí, y ocupado en
sus luchas internas, pero que hoy con Pedro Sánchez está apareciendo con sus
propuestas rigurosas y posibles como el único partido que puede faciltar el
gran cambio que en España se necesita,
sin el cual, ningún cambio progresista será posible.
Por todo lo anterior, y
ante las elecciones Generales que se avecinan, los españoles tenemos que
reflexionar y orientar nuestro voto para lograr que los cambios iniciados el
24-M puedan configurar el cambio necesario en nuestro país
Porque hoy la campaña
electoral, ya la ha empezado el PP y el Gobierno del Sr. Rajoy, con una
estrategia basada fundamentalmente en dos ejes.
El primero de ellos es la
defensa de la política que han venido aplicando durante la legislatura que han
venido gobernando, es decir: recortes, desempleo, más déficit, desigualdades,
etc., como una política justa a perseverar en la misma en la futura
legislatura. Aunque ahora la adornan con promesas como las rebajas del IRPF, y
otras promesas con el claro objetivo de obtener un rendimiento electoral, pero
que no pueden volver a engañar a los españoles.
Para quien lo haya
olvidado, conviene que les recuerde, que después de los tres años del Gobierno
del PP, este ha demostrado no saber nada de nada de economía. Recientemente el
Sr. Rajoy dijo en Tele-5 que si España tuviera la misma deuda que Grecia, que
era de 900,000 millones de € ó sea el 90% de su PIB, esto seria catastrófico.
Se ve que Rajoy ha
olvidado que cuando él llegó a la Moncloa, España tenía una Deuda Pública de
700,000 millones, y hoy tenemos 1billón 50,000 millones, y eso es mucha deuda,
muchísima deuda. Pero el problema no es que ahora tengamos mucha Deuda, sino
que sigue aumentando muchísimo más, y eso hace que ahora que el Sr. Rajoy ha
anunciado la bajada del IRPF, va a aumentar muchísimo más la deuda pública, que
va a hacer más grande el agujero de las pensiones, por eso no acaba de meter la
mano en la hucha de las pensiones, que va a dejar la Seguridad Social al borde de la quiebra.
Y si el Sr. Rajoy siguiera
gobernando en la próxima legislatura, con la misma política que ha anunciado
seguir gobernando, no habría que congelar las pensiones –como ya ha hecho- sino
que habría que recortar las mismas. Porque cuando el BCE normalice los tipos de
interés y los suban al 2 ó el 3%, los intereses subirán muchísimo más de lo que
crecían cuando Rajoy llegó a la Moncloa
en 2011.
Ahora las políticas
necesarias son las que hagan subir los ingresos, y no seguir recortando gasto
como se ha recomendado que lo hagan las Comunidades Autónomas en Sanidad y
Educación.
Y para lograr más
ingresos, se necesita cambiar de política, empezando por la puesta en marcha
del Plan Juncker que todavía está perdido en Bruselas, hay que cambiar el
modelo productivo, apostar por el I+i, por la Educación y por la innovación.
Y cuando se haga todo eso,
y se contenga el gasto público, se haga una gestión prudente de los gastos, se
podrá reducir el déficit que el Sr. Rajoy dijo reducir para este año y que lo
dejaría en 42,000 millones, cuando hoy ha alcanzado la cifra de 60,000
millones.
O sea, que el Gobierno del
Sr. Rajoy ni va a cumplir la reducción del déficit prometido, ni va a cumplir
ninguna de las promesas que como parte de su campaña electoral ha iniciado ya.
Y esto es lo que nos
dejará de herencia en caso de que los españoles le otorguen una votación
suficiente para seguir gobernando con las malas políticas que el PP está
anunciando en su Campaña Electoral como la “salvación del país”.
El segundo eje de la
Campaña Electoral del PP, es la estrategia de asustar al electorado acusando al
PSOE de “Radicalismo visceral” cuando este partido está teniendo una sensible
mejora en las perspectivas del voto, como fruto de sus propuestas, y
naturalmente con las intenciones de impedir que el PSOE sea el partido que
lidere el gran cambio que necesitamos en España.
Estos ejes que
caracterizan la Campaña demagógica de promesas y de descalificaciones son los
pilares con los que el PP y el Gobierno pretenden conseguir la mayoría que les
permita mantenerse en el Gobierno. O solos, gracias al engaño mayoritario de
los españoles, o mediante los pactos con Ciudadanos, la pura y clara fotocopia
de un partido rejuvenecido en lo físico, con la figura del joven líder Albert
Rivera, pero alimentado con las ideas y propuestas que han caracterizado a la
derecha rancia de este país, desde siempre.
Conviene pues, en este
periodo electoral en mi opinión, extender el convencimiento de que los
españoles no debemos equivocarnos una vez más con el voto al PP, y seguir
siendo víctimas de la continuidad de la misma política.
Porque pese a las
experiencias vividas en esta legislatura, el PP sigue teniendo las ventajas que
les da estar en el Gobierno y contar con la campaña de “las promesas” y del
miedo, para lograr su permanencia en el mismo, con los apoyos de su homologo Ciudadanos
si los necesitara.
Ante esas posibilidades, estoy
seguro que solo la reflexión y el voto mayoritario en noviembre al único partido
que aparece con proyecto, organización y garantías de abordar el Cambio en nuestro
país, como es el PSOE, puede facilitar los cambios que necesitamos en el país.
César
Llorca Tello.